Esa noche, la isla temblaba sin pausa. Sunny y Nephis se escondieron en su fisura, sin atreverse a cerrar los ojos —aunque una masa de roca negra impregnable les separaba de la carne de la Tortuga Negra, era inquietante saber que miles de Bestias Corruptas se deslizaban en algún lugar debajo de ellos, desgarrando la carne del Gran Monstruo con sus terribles dientes como vidrio.
La Serpiente Azul también estaba allí, cazando a los invasores. Aunque no podían oír sus rugidos, las violentas vibraciones que se esparcían por la isla les decían lo que estaba pasando.
Sunny apartó la vista de las resplandecientes runas, algo sorprendido por lo fácil que había sido obtener una gran cantidad de fragmentos de sombra. Después de otro temblor violento que sacudió la isla, finalmente cerró los ojos.
Sin embargo, no fue para dormir.