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Sunny se acomodó en una esquina y se llenó la boca de estofado. Unos momentos después, la solapa de la tienda se abrió y Morgan entró, seguida de cerca por Cassie.
La Princesa de Valor parecía estar de buen humor. Sus extraños ojos bermellón estaban vivos y vivaces, brillando con una emoción apenas contenida. Era como si la calamitosa batalla hubiera revitalizado a la usualmente comedido joven mujer, revelando un atisbo de su verdadero ser.
Sin la habitual máscara de decoro compuesto, Morgan parecía… más joven.
Sus palabras resonaron con los pensamientos de Sunny. Una agradable —y perturbadoramente familiar— sonrisa apareció en su hermoso rostro, y con una risa melodiosa, Morgan dijo:
—¡Eso fue espectacular! Querida hermana, venerables Maestros... ¡no han decepcionado!
Con eso, sus labios se torcieron un poco en una expresión de anhelo lamentable. Parecía decepcionada por el hecho de no haber tenido la oportunidad de participar personalmente en la batalla.
Morgan suspiró.