Abigail se despertó de su sueño, asombrada de verlo vestido y preparándose para irse a trabajar tan temprano.
Cristóbal, que iba a salir, hizo una pausa y fijó su mirada en ella. No podía superar lo que había escuchado en el teléfono la noche anterior, encendiendo una tormenta de emociones conflictivas dentro de él. Sin embargo, no podía simplemente alejarse, ignorándola.
Estaba dividido entre querer enfrentarla al respecto y sentir cierta vacilación, sin saber cómo abordar la situación.
Parte de él todavía se preocupaba profundamente por ella, y ansiaba abrazarla, encontrar consuelo en su abrazo y rogarle que no lo dejara. Pero la otra parte de él estaba herida, enojada y decepcionada, lo que lo hacía dudar en entablar cualquier conversación con ella.