"Abigail cayó de rodillas y estalló en lágrimas. Se sorprendió de lo implacablemente que lo expulsó de la casa. Ella, que nunca le había desobedecido en los últimos dos años, le había hablado groseramente.
¿De dónde sacó esta valentía?
Movida por la ira y la angustia, lo alejó de ella. A pesar de que estaba herida, no pudo obligarse a romper con él.
Abigail había pensado que no volvería a él hasta que la valorara... hasta que se diera cuenta de que la necesitaba no por el corazón de Alison, sino porque la amaba. Esa resolución comenzó a disminuir cuando lo vio salir por la puerta.
Sentía como si nunca volviera a ella. Lamentó haber dicho esas palabras hirientes.
—Abi... —Raquel se agachó a su lado y le acarició la cabeza.
—Mamá... —Abigail rodeó su cuello con sus brazos y lloró—. Le pedí que se fuera... se fue... se fue simplemente.
—Volverá —la aseguró Raquel—. Deja de llorar. Te pondrás enferma.