Para cuando Lucas y Amy terminaron y quedaron sin aliento por su competencia juguetona, la mañana se había deslizado hacia el comienzo de la tarde.
Lucas miró la hora y suspiró. —Probablemente deberíamos empezar a volver ahora.
Amy, aún recuperando el aliento, asintió con la cabeza. —¿Qué tal si me llevas a casa para refrescarme, y luego podemos ir juntos al apartamento de Lucy para que tú también te refresques antes de salir? Tengo una sorpresa para ti.
Lucas parecía intrigado. —¿Una sorpresa? ¿A dónde me llevas?
AqQ
Amy sonrió, sus ojos brillaban con picardía. —Lo verás cuando lleguemos, te gustará —dijo con confianza.
—Está bien —aceptó Lucas, con una sonrisa dibujándose en sus labios—. Ahora tengo curiosidad.
Mientras Lucas los llevaba de regreso al lugar de Amy, ambos se reían de su juego anterior y después de un rato Lucas se volteó para sonreírle, —De alguna manera todavía no puedo creer que esté haciendo esto contigo.