De camino hacia afuera, Zamiel y Zarin se encontraron con Ilyas y lo invitaron a ir con ellos. Ilyas titubeó al principio, pero luego los siguió. Llegaron a una taberna y, como de costumbre, las miradas se dirigieron hacia ellos y los ojos se les abrían de par en par cuando entraban. Olía a alcohol, comida y… hombres. Un aroma desagradable.
Se fueron y se sentaron en una mesa vacía y pidieron sus bebidas. Había una tensión fuerte entre Zarin e Ilyas mientras esperaban que les sirvieran las bebidas. Ilyas no se molestó en ocultar su desdén hacia Zarin. Había estado allí para Dama Cielo después de que Zarin la lastimó.
Zarin no pudo soportar la tensión, así que habló primero. —Me disculparé con Dama Cielo. También me importa ella —dijo a Ilyas.
Ilyas simplemente lo miró con odio, y Zarin agitó la cabeza. —¿Por qué siquiera te estoy diciendo esto? —murmuró para sí mismo.