—No hay cantidad de evidencia que persuada a un idiota.
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Lothaire llevó a Zarin en un recorrido por su mansión que parecía más un castillo. Esta vez no había ilusión involucrada. Le permitió ver el lujoso interior y las personas que formaban parte de su vida. No todos ellos, por supuesto.
Estaban Hezznin y Tezznin. Eran como sus dos manos. Tezznin era la más viciosa. No había trabajo que no pudiera hacer. Nació para manipular y hacer que el pecado pareciera un jardín en el cielo. Era muy hábil y podía decir las debilidades de alguien con sólo mirarlo. Sacar lo peor de la gente no sólo era su habilidad, sino también su disfrute. Los demonios como ella hacían su misión mucho más fácil.