Era tarde en la noche y Lucian yacía en su cama, incapaz de dormir. Algo lo preocupaba. ¿Sería el hecho de que iba a regresar a casa? ¿O el hecho de que John y su familia creían que él era un brujo? Era más probable que fuera hijo del diablo que un brujo, pensó.
Al dejar la habitación, Lucian decidió salir por un rato. El viento era frío y soplaba su cabello sobre su cara. Mientras lo retiraba hacia atrás, pensó en cortarlo. Tenerlo tan largo solo haría que la gente sospechara que él era de la realeza o alguien muy rico. Además, encontraba difícil mantenerlo limpio ahora que tenía que hacerlo él mismo.
Alzó la vista al cielo. Estaba oscuro con solo unas pocas estrellas brillantes y la luna se escondía detrás de las nubes. Pronto llegaría el invierno con su frío.
—¿No tienes frío? —Nora apareció y se puso junto a él. Tenía un chal envuelto alrededor de sus hombros, que sostenía con fuerza.