—¿Alguien te esclavizó en el pasado? —Phloria sintió que su corazón se apretaba ante la idea.
—No, pero cada alguacil tiene que entrenarse contra dispositivos de ese tipo para que sus colegas sepan de su situación en su primera reunión. Basta de hablar, escucha mis palabras y hazlo con cuidado. —Jirni agarró los hombros de Phloria y la miró a los ojos.
—Una vez que estemos allí afuera, ataca para matar. A estas alturas, es demasiado tarde para salvar a alguno de ellos.
—¿No son víctimas? ¿Como ella? —Phloria tenía dificultades para adaptarse a las circunstancias.
—No, querida. Estaban dispuestos a esclavizar personas. Son tan malos como Nalear. —Jirni negó con la cabeza.
—Además, si muestras misericordia, ellos no te devolverán el favor. Escuchaste su orden, nos matarán incluso si les cuesta sus vidas. No tienes idea de lo que se siente llevar una de esas cosas.