Pero sin importar cuán inteligente fuera Jake, solo era un niño. Wendy no había compartido con otros sus planes de venganza porque no quería involucrar a nadie. Además, Jake era su hijo. Estaba aún más reacia a involucrarlo.
Pero por lo que Jake había dicho, había quedado claro para Wendy que su venganza no solo estaba hiriendo a Leah, sino también a Jake.
Le estaba permitiendo seguirla y vivir en su amargura.
La parte más aterradora fue que Jake nunca le había dejado saber a Wendy cuánto sabía. Ella no tenía idea.
Wendy extendió la mano para sujetar la de Jake. Frunció los labios y, por un tiempo, no supo qué decir.
Después de una larga pausa, Wendy preguntó:
—Jake, ¿supiste desde el principio quién es Michael Lucas?
Jake asintió. Como ya se lo había contado, no había necesidad de ocultárselo. —Sé que él es mi padre y también de Leah.