Ella lo había visto un par de veces, mirando a otras chicas en las que estaba interesado, pero como tenía miedo de lastimarla, no perseguía su deseo del corazón.
Ella sabía que él intentaba hacer que funcionara, luchaba contra sí mismo muchas veces, pero ¿qué puede hacer el cuerpo cuando el corazón tiene otros planes?
Así que se quedó en la relación sin amarla y sin traicionarla ni humillarla engañándola.
Beverly pensó que era egoísta cuando no lo dejaba ir a pesar de que veía que estaba sufriendo, sentía que era la única que recibía en esta relación y nunca daba, solo soportaba y trataba de hacerlo feliz.
Aunque entendía que solo estaba golpeando a una serpiente muerta, no tenía la intención de dejarlo ir. Simplemente no podía vivir sin Fin, no después de todo lo que habían pasado.
Cuando le dijo que quería romper por tercera vez, vio que era serio y finalmente decidió permitirle estar con quien cree que ama, pero no para irse literalmente sino para dejar el mundo.