La puerta de la oficina de Ray se abrió de golpe y su hermana entró. Con su impulso, estaba claro que estaba enojada.
—¡Ray! ¿Qué te pasa? Hoy se cumplen tres meses desde que estás encerrado en esta oficina y no sales. Apuesto a que has olvidado el camino a casa. ¿Qué está pasando? Ya no me cuentas nada. Mamá, papá, abuelo y todos los demás están preocupados por ti. La seguridad dijo que les prohibiste entrar en la empresa. ¿Cómo pudiste hacerle eso a tu familia? ¿Qué te pasa!
—¿Cómo entraste? —Ray levantó la cabeza del teclado y le preguntó a su hermana.
—¿Qué?! —Sharon estaba totalmente desconcertada. No podía creer lo que estaba escuchando.