Sonia era una mujer alrededor de los treinta con blanca algo pálida. Esto le daba un encanto adulto de lo que Julia carecía. Mientras me abrochaba la camisa un olor agradable asaltaba mi nariz y al mismo tiempo sus grandes pechos ya se encontraban descansando sobre mí. Respire fuertemente intentando no pensar mucho esa suave sensación de elasticidad.
Julia al ver esto nos separó y a través del vínculo pude sentir que estaba extremadamente celosa aun que usarlo para eso no era necesario ya que era obvio que lo estaba.
Gracias por eso pude aprovechar para ver mejor el cuerpo de Sonia. Su cuerpo era esbelto y aunque vestía de forma formal y usaba una bata de laboratorio pude ver sus curvas por su apretado atuendo. Tenía un cuerpo esbelto y tonificado. Algo que muchas chicas carecían. Los lentes que usaba le daban un toque de erudita y que la volvía completamente irresistible. Su cabello corto de color negro con mechones morados le daba un toque juvenil.
Leo: No tienes que estar molesta
Abrace a Julia y la mime un poco.
Sonia: Jeje~
La risa de hada de Sonia reverbero en esta sala abandonada.
Sonia: Me gustaría invitarte algo de comer, pero en este momento no tenemos muchos suministros, lo siento. Deberán de depender de ustedes mismos.
Leo: No tengo problemas con esos.
Julia: Podemos salir a buscar recursos si queremos.
Diana: ¡Ustedes creen que es fácil buscar comida afuera con esos malditos monstruos!
Sonia: ¡Diana!
Diana:…
Sonia: No te das cuenta que vieron ellos solos durante la noche con esos monstruos afuera. Estoy segura que son capaces.
Sonia se volvió a acercar a mi mientras acariciaba mi rostro otra vez. Después de eso se acercó a Melissa y comprobó su temperatura y ajusto la salida del suero. Luego salió junto a Diana.
Julia: ¡AHHHH! ¿Qué es lo que se cree esa mujer?
Julia hizo un escándalo mientras yo la abrazaba. Sus mejillas estaban algo infladas lo que la hacía lucir muy linda. Acaricie su rostro y plante mis labios con los de ella en un tierno pico lo que finalmente la calmo.
Julia: ¡Quiero comer estofado!
La reacción de Julia era un claro indicativo que quería ser mimada más de lo usual. Ella siempre fue así conmigo, cada vez que una niña se me acercaba ella se ponía de mal humor y la terminaba comprando con comida.
Saqué carne, papa y vegetales congelados para hacer el estofado y empecé a cocinar. El olor de la carne se extendió por la sala de emergencia abandonada y pronto llego al pasillo.
Esto atrajo a Diana que se encontraba en ronda atendiendo a los heridos. Por lo que decidió seguir la fuente del olor llegando a sala de emergencia una vez más.
Diana paso por las puertas y recordó lo agitada que debería de estar esta sala en un día normal. Pero ahora se encontraba completamente vacía. Lo que la puso un poco triste. Sin embargo, no seguir pensando en ello ya que vio a Julia, Alejandra y a mi comer augustamente el estofado de carne con una barra de pan.
No es por nada, pero cocino muy bien.
El estómago de Diana gruño lo que no pasó desapercibido a mis sentidos. Nuestras miradas se encontraron por lo que dije.
Leo: Ven siéntate con nosotros hay suficiente para todos.
Julia asintió a mis palabras mientras que Alejandra veía el cuenco de comida con una mirada melancólica. Siguiendo mis palabras le sirvo un poco a Diana. Ella vio el cuenco y como no teníamos cucharas solamente pudo sorber. Cuando bajo el tazón una lagrima caía por su bello rostro inexpresivo. Había pasado días desde que tuvo una comida decente y menos una tan buena como esta. El sabor le hizo recordar a sus padres que estaban en el campo trabajando para poder pagarle la universidad y que pudiera graduarse de doctora.
Todos miramos a Diana ya que podíamos entender sus sentimientos. Poco a poco empezó a comer más rápido. Cuando termino su comida bajo el tazón y dijo.
Diana: ¿Pueden darme un poco más?
Leo: Por su puesto.
Le serví un plato nuevo y continuamos comiendo. La puerta se abrió un poco y una niña tímida con coletas entro mientras sostenía un conejito de peluche.
Diana: Sara ¿Qué haces aquí? Deberías estar con tu mamá.
Sara: Yo… Yo olí la comida y… y me preguntaba si podían darme un poquito.
Al ver la cara de la niña no pude resistirme. Pero Julia fue incluso más rápida que yo dándole un plato a la niña con un trozo de pan. Mientras comía la sentó en sus piernas y comenzó a abrazarla y jugar con su cabello haciéndole trenzas.
Leo: Llévale un poco a la doctora Sonia.
Le entregue un plato extra a Diana lo que hizo que asintiera.
Diana: No estaríamos así si no fuera…
Diana murmuro algo a lo que respondí.
Leo: ¿Qué cosa?
Diana se alarmo y contesto
Diana: Nada… Igual no podrías hacer nada.
Diana se levantó y salió de la sala de emergencia.