Las historias, por más difícil que sea, deben tener un final.
La historia de Alek Gusev terminó cuando su creación lo devoró. La historia de Asahi Toru terminó cuando se sacrificó en esa guerra. Aún así, si una historia termina, otra nueva puede comenzar.
Para la niña que va junto a Waver en ese avión. Aquel regalo que Toru le hizo. Ese arete peculiar en su oreja.
Para la niña que no puede dormir en esta noche extraña. mirando el anillo dorado en su mano, recordando los momentos que vivió junto a ese chico…
…
Y así, aquella entidad dentro del Santo Grial que no pudo conseguir lo que quería en esta guerra, ha preparado algo nuevo para la siguiente. Sacrificó el fragmento físico de la daga de Toru y convirtió el arete y el anillo en objetos reales, nuevas reliquias en este Mundo que traerán de vuelta a ese Héroe que ha perdido su camino.
Todo lo que falta es hacerlo perder la esperanza otra vez…
Angra Mainyu aún espera su nacimiento…
-Trono de Héroes-
Abrió los ojos y sintió un profundo vacío en su corazón. Sintió que estuvo soñando por un largo tiempo hasta que despertó. El viento tocaba su rostro con delicadeza. El calor del sol sobre su cuerpo se sentía demasiado real. Su sangre cubre el piso y la sirena de la ambulancia resuena a la lejanía.
Otra vez en este lugar…
"Siento que no estuve aquí en mucho tiempo…"
Y así fue, pero en el momento que volvió a este lugar, todos sus recuerdos de la guerra se borraron. Es por eso que el…
"Siento que yo… he olvidado algo muy importante…"
Las lágrimas se desmoronaron por su rostro. Sus ojos plateados miraron al cielo confundidos por lo que había pasado. Este vacío que lo hacía sentir miserable, este dolor profundo que lo está lastimando lentamente. Imágenes borrosas pasan frente a sus ojos, pero no puede verlas con claridad. ¿Qué fue lo que pasó…? ¿Dónde estuvo? ¿Por qué se siente tan extrañamente familiar?
Esa extraña sensación de familiaridad en esta situación.
Si…
Es eso…
Ese sentimiento de perdida otra vez…
-En otro lugar-
Rin miraba por la ventana esperando a su madre, pero ésta llevaba desaparecida desde la noche anterior. La familia Zenjō cuida bien de ella, pero aún así está preocupada por Aoi. Aún era muy tarde por la noche y esto no dejaba dormir a la niña.
"Todo va a estar bien…"
Quiso creer, pero muy difícilmente todo saldría bien. Aún así, ella no perdía la esperanza. Debía seguir siendo fuerte y perfecta. Ella no iba a dejar que esa máscara de perfección se le caiga antes de poder ver a Sakura a la cara una vez más.
'Otō-sama, okā-sama, Sakura, Toru. Los esperaré, no me voy a rendir…'
-Ciudad de Fuyuki-
La destrucción se extendía por todo el horizonte, dejando a la vista las llamas y edificios destruidos por la destrucción que la explosión generó. Muchos muertos, no hay nadie vivo…
No… eso no es cierto. Hay alguien allí, alguien que se mueve entre todo ese caos.
Un niño de cabello castaño alborotado camina entre la muerte y la destrucción. Está confundido, está asustado y entristecido. No puede oír a nadie, no puede ver nada más que cuerpos sin vida a su alrededor. Su brazo está roto, le duele la cabeza, de la cual caen las gotas de sangre.
Todo esto, ¿cómo pasó? Se preguntó el niño, pero aún así no encontró una respuesta.
Cuando estaba cerca de uno de los edificios destruidos, una piedra cayó desde lo alto, lo que lo dejó sepultado allí abajo.
'Ya veo… también voy a morir aquí…'
Él aceptó su destino. No podía hacer otra cosa. Sin embargo, cuando estuvo apunto de cerrar los ojos, escuchó la voz de un hombre.
"Solo uno, aunque sea uno, por favor"
El hombre sonaba desesperado. Entonces la luz surgió de entre los escombros y el niño frunció el ceño para ver mejor a quien estaba delante de él.
"Está vivo…"
Dijo el hombre al ver al niño.
"Que alivio… que alivio…"
El hombre, de traje negro y mirada vacía, abrazo al niño mientras lloraba desconsolado. Era Kiritsugu…
En ese momento el niño pensó…
'Debí morir aquí, pero este hombre decidió salvarme. Este hombre está llorando de alivio… no lo entiendo, pero…'
Cerró los ojos y descansó.
'Esto debe ser el destino…'
La historia de un Héroe de este Mundo ha comenzado.
-En un avión-
"¿A dónde iremos cuando el avión aterrice?"
Preguntó Sakura, pero Waver no supo cómo responderle. Realmente no sabe a dónde se dirige, pero está seguro de que debe proteger a esta niña.
"Eso será una sorpresa"
Sakura puede ser una niña de seis años, pero entendió las palabras de Waver. Él no sabía a dónde demonios ir después de que el avión aterrice. No tenía sentido, pero ella quería confiar en él.
"Hace unos momentos, cuando el avión se sacudió con fuerza…"
"Lo sé. Es el poder de Assassin…"
Waver lo dijo claramente. Era exactamente eso, la verdad. Sakura solo se sintió orgullosa por Toru, ni más ni menos. Ella aún lo ama desde lo profundo de su ser. Volver a verlo se ha convertido en un sueño para ella. Es por eso que ella espera que este chico vuelva a ella para llevarla a casa.
"Onii-san debe ganar. Si no gana me enojaré mucho con él"
Si no gana el no volverá a su lado… Waver sabía que se estaba arriesgando al hacer esa apuesta y pacto con Toru. No había forma de asegurar la victoria y lo más seguro es que ese chico ha muerto en esa explosión que tuvo que cubrir para que Sakura no la viera.
Su amabilidad le impedía hacer que está niña pierda la esperanza.
'Asahi Toru debe volver. Si no lo hace ahora, lo hará en algún momento. Ese es su pacto conmigo. Ambos debemos cumplirlo'
Esa era la palabra de un hombre.
-En uno de los vacíos infinitos del multiverso-
Diferentes dioses, Madres y Padres de Mundos discutían en grupo. Todos estaban planeando algo muy oscuro, un juego de muerte para entretenerse. Las vidas de los Mundos con el tiempo se vuelven aburridas y monótonas. No muchos Mundos tienen la creatividad para crear una historia que los satisfaga, por lo que inevitablemente acuden a los dioses y otros Mundos que estén pasando por lo mismo para hacer un acuerdo.
De entre todos ellos, la diosa Amaterasu del Mundo Shinobi le dió una calada a su pipa y suspiró una pequeña nube de humo. A su lado, una niña dorada y brillante se encontraba. La niña tenía un halo carmesí sobre su cabeza, regalo directo del Overlord que murió hace poco más de dos años.
Ahora, más que estar presentes en este lugar, solo estaban proyectando sus conciencias allí para poder comunicarse mejor. Simplemente escuchar voces en el espacio vacío confundiría a todos, por lo que fue una buena opción para evitarse problemas.
"Entonces lo único que tenemos que hacer es escoger personajes de nuestras historias, eh… Es la primera vez que hago esto. Ya estoy tan emocionada"
La niña dorada le susurró a Amaterasu.
"El problema es a quién escoger"
"Hagamos lo que la mayoría de Mundos hacen. Escoger personajes que hayan roto su destino y castigarlos dándoles la esperanza de poder conseguir lo que desean"
A Amaterasu le pareció bien eso. No tenía ninguna objeción.
"¡Escuchen, todos!"
El Padre de un Mundo alzó la voz para que todos lo escucharan. El límite de personajes a escoger no estaba definido. Entre más mejor, como dicen las personas chismosas.
"Ya escogí a mi personaje. Es uno de mis Héroes"
Los demás Mundos y dioses comenzaron a discutir. Usar a un Héroe es hacer trampa, pero… después de unos segundos, a todos les pareció buena idea. De hecho, incluso algunos tuvieron la idea de crear nuevos Héroes especialmente para todo este evento que se aproxima.
"Basemonos en uno de los conceptos de mis historias para comenzar"
Dijo la madre de uno de los Mundos. En su historia los seres más poderosos llegan a ser llamados Espíritus, los cuales crean explosiones al llegar a otros Mundos o dimensiones.
"¿Y qué ofreces está vez?"
Preguntó la madre de un Mundo basado en monstruos que devoran personas. En respuesta, ese Mundo, brillante y dorado, dijo:
"En forma de Battle Royale. Lo llamo Date a Bullet"
Para que aquellos Mundos sacien su sed de diversión.
-Mundo Shinobi, Konohagakure-
Dos años han pasado desde la guerra que se llevó la vida de miles de personas. Ahora todos recuerdan eso como el día en que la esperanza y los lazos entre las personas surgieron. El mundo lentamente se ha vuelto más pacífico. Las Aldeas trabajan en equipo. Las personas han hecho las paces y han dejado todo ese rencor y odio en el pasado.
El ciclo de odio, gracias al muchacho con el Kyūbi en su interior, se ha roto. Y desde ese momento, esta misma Aldea ha crecido y ha alojado a muchas personas. Lentamente Konohagakure se ha convertido en una ciudad.
Por las calles de este lugar, hay alguien que va de camino a un lugar muy especial. Su ropa es la misma que usan los shinobis. Chaleco tactico, sandalias y los emblemas de dos aldeas en las placas de sus bandanas. Ella era una mujer hermosa y joven, con la apariencia de una jovencita de veinte años.
Cuando ella caminaba por el lugar, todos los lugareños la miraban y la juzgaban por lo que hizo en el pasado, pero eso a ella no le importo, pues está en este lugar para cumplir su condena.
En sus manos lleva un ramo de flores de papel blancas y puras como las nubes de un día soleado. Ella le lleva estas flores como un regalo a su amado.
Caminó con calma por las calles, como si estuviera haciendo una especie de ritual que consta de caminar con este ramo de flores hasta su destino. Esta vez se cumplen poco más de dos años de ese momento, así que este era una especie de aniversario.
Pronto se encontró saliendo de Konohagakure, acercándose a una zona un poco alejada de la aldea.
El lugar era un cementerio…
Las decenas de lápidas se extendían por el suelo, por senderos que conectan diferentes secciones de este lugar. El pasto es bastante verde por estos lares y los árboles se extienden alrededor, mostrando que, aun en la muerte, también se puede encontrar vida.
Pero a ella poco le importaba esto, pues se percató de que ya llegó a su destino. Una sección del cementerio en el que se alojan las tumbas de un clan entero.
Camino entre las lápidas hasta llegar al fondo de la sección, donde lápidas poco más grandes que las demás se alojaban. Allí, al final de todo, dos lápidas se mostraron marcadas con los nombres de dos personas.
[Asahi Kyoko]
La chica, de cabello azul corto hasta los hombros y ojos del color del ámbar, se arrodilló ante la tumba que se encontraba al lado y miro el nombre en la lápida.
…
…
[Asahi Toru]
…
…
Así es. Esa mujer que por alguna razón ha rejuvenecido quince años es Konan…
Ella dejó el ramo de flores delante de la lápida y juntó las manos para ofrecer una oración al hombre que, aun después de poco más de dos años, sigue amando como en el primer momento que se percató de sus sentimientos.
"Ha pasado mucho… Toru…"
Ella lo sabía. Dentro de esa tumba no hay nadie, pues el cadáver de Toru fue destruido junto a todas sus pertenencias hace más de dos años…
-Nasuverse, tiempo después-
Se movió junto a la niña entre la ventisca de arena que cubrió la escena. Ambos estaban cubiertos por capas que los protegían de arena, pero a diferencia de la niña que estaba a su lado, quien tenía unas gafas para evitar que la arena se le meta en los ojos, él solo tenía los ojos entrecerrados.
"¡Por aquí!"
Dijo el muchacho tomando a la niña de la mano y llevándola a una construcción abandonada.
Asegurándose de que la tormenta de arena no entrara en el edificio, el chico se quitó la capa y la sacudió, mostrando su apariencia. La niña, a su vez, vio el cabello largo del chico y no pudo evitar decírselo.
"Tu cabello es muy largo, Waver-san"
Waver le respondió a la pequeña Sakura con orgullo.
"Pues yo creo que el cabello largo me queda bien"
La historia del Lord El-Melloi II ha comenzado junto a esta niña, Sakura Velvet…
Continuará…