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96.78% El Ultimo Sol Naciente / Chapter 211: Capítulo 213: The Last Rising Sun Parte 3

Bab 211: Capítulo 213: The Last Rising Sun Parte 3

-Por Toru-

Hay una cosa de la que siempre me he arrepentido. Ya sea consciente o inconscientemente. Es algo que siempre está en mi mente… aquel sentimiento que golpea mi realidad constantemente.

Okaa-sama…

Yo… no aproveché el tiempo que tuve junto a ella.

Aquella noche de luna llena, cuando me acerque a la puerta de su habitación y la vi recostada en el suelo, con los ojos cerrados como si estuviera durmiendo en medio de ese charco de sangre, nunca en mi vida había sentido tanta desesperación, ira y tristeza como en aquel momento.

Vi todos los breves momentos que pasé junto a ella y deseé que eso hubiera durado más. Yo… no me di cuenta de lo que tenía hasta que lo perdí.

"Kirei… ¿qué demonios planeas hacer?"

Tan rápido como pude, mientras él maná de mi cuerpo se drena aún más rápido, recorrí la ciudad mirando a todos lados.

No suelo confiar en los presentimientos, pero ahora siento que algo anda mal. Hay algo que está haciéndome entrar en desesperación.

Drip…

Una lagrima.

Pensé que ya había pasado por esto de liberar mi dolor. ¿Por qué estoy llorando ahora?

Si… se bien por qué. 

Yo…

No quiero perder a nadie más…

***

'¿Dónde está? ¿A dónde fue?'

Se detuvo un segundo para recalcular la situación. Miró hacia abajo desde lo alto de una casa y frunció el ceño.

Él ahora estaba desesperado, cegado por lo que siente en el fondo. La desesperación no le permite concentrarse, y debido a su debilidad en esta clase como Servant, eso se vuelve aún peor.

"Matō Kariya…"

El día en que vio a ese hombre por primera vez se le vino a la mente. Recordó muy bien la conversación entre esa persona y Aoi.

"Si realmente la amas no le harás daño, ¿verdad?"

Pensar en eso solo le hace sentirse más angustiado.

-Iglesia de Fuyuki-

Su cuerpo entero estaba debilitado, pero aún así tenía la fuerza suficiente para seguir avanzando. 

Se sostuvo el brazo derecho con dolor mientras se tambaleaba con cada paso que daba. Frente a él la iglesia de esta ciudad se mostró. Miró los muros pensando en que Kirei cumplirá su promesa y le dará lo que desea. Así que, confiando en eso, avanzó sin dudar. 

Abrió la puerta de golpe y allí lo vio.

"¡Tōsaka Tokiomi!"

Kariya vio a aquel hombre sentado en una de las bancas delanteras mirando hacia delante en silencio. Viéndolo, avanzó con su propio objetivo.

"¡¿Creíste que me habías matado, Tokiomi?! ¡En tus sueños! ¡Hasta que te haga pagar por lo que has hecho, seguiré regresando una y otra vez!"

Así es como él quería lograr su objetivo.

"¿Qué ocurre, Tokiomi? … Tu…"

Había algo mal. Usualmente Tokiomi respondería a Kariya, pero este no dijo nada. Tampoco pareció reaccionar a las palabras de este tipo. 

Fue entonces que él se dió cuenta. Tokiomi cayó de la banca, mostrando su inerte rostro a la luz del exterior que entró por la puerta.

Kariya no entendía esto. Estaba confundido. Se acercó al cadáver para asegurarse.

"¿Cómo?"

Se preguntó. Él no hizo nada. Entonces, ¿quién mató a Tokiomi?

'¿Kirei…?'

Aun si buscaba un culpable, no había tiempo para pensar, pues una sombra se mostró en la entrada de la puerta, haciendo que Kariya dirigiera su atención a ese mismo lugar.

Al ver qué la persona que estaba allí era Aoi, sus ojos se abrieron al darse cuenta de cómo él se veía en ese momento. Con el cadáver de Tokiomi delante de él…

"¡No! ¡Yo no fui!"

Dijo él. Aoi lo ignoró y solo avanzó en silencio hasta acercarse a su esposo. Lo tomó entre sus brazos y agachó la mirada.

"Ya deberías estar satisfecho. No es así, ¿Kariya? Con esto, los Matō ganarán el Santo Grial"

"Yo… yo…"

Él no sabía cómo responder a esto. El realmente no mató a Tokiomi. Aún así, lo que Aoi está viendo es algo totalmente diferente a lo que realmente pasó.

"¿Por qué? ¿No fue suficiente con haberse llevado a Sakura de mi lado?"

Las lágrimas tocaron el rostro de Aoi.

"De todas las cosas que pudiste haber hecho… ¿Tenías que matarlo delante de mí? ¿Por qué…?"

"Yo…"

Kariya miraba al culpable tirado en el suelo.

"Todo fue su culpa. ¡Todo es su culpa! ¡Si no fuera por él, nadie tendría que sufrir! ¡Si no fuera por él, ustedes hubieran sido felices!"

"¡No digas estupideces! ¿Qué puedes saber tú…? Tu… tu… ¡Tú nunca has amado a nadie!"

-Por Kariya-

Yo amé a alguien…

Es amable y cálida.

Siempre estuve dispuesto a dar mi vida por ella.

Yo habría dado todo para que ella sea más feliz que nadie. Realmente ese era mi único deseo. Y para eso he soportado tanto…

He soportado todo…

Lo he soportado sin quejarme…

Yo…

¡YO HE SOPORTADO TODO POR ELLA!

¡Si te atreves a negar todo lo que he soportado, nunca te lo perdonaré!

Si yo voy a morir, entonces también podría…

***

Cuando Kariya recuperó la cordura, sintió algo tibio en sus manos. Bajó la mirada lentamente y lo que vio fue a Aoi. Él tenía sus manos sobre el cuello de la mujer…

-Por Toru-

Seguí los rastros de maná que logré encontrar. Todo eso me trajo a este lugar…

'Por favor…'

Cerré los ojos y avanzé, pero cuando estuve lo suficientemente cerca, un olor muy conocido llegó a mis fosas nasales.

El olor de la sangre.

Por un momento mi respiración tembló. Los cuerpos sin vida de todos en el clan Asahi comenzaron a aparecer en mi mente. El camino lleno de sangre que recorrí hasta la habitación de mi madre nuevamente, como una pesadilla dolorosa, se proyectó frente a mis ojos.

Temeroso, continúe y logré escuchar los sollozos de un hombre.

La puerta del lugar estaba abierta, así que me asome sin cuidado y, a quien vi acercándose a la salida, fue a Motō Kariya.

Él parecía estar desesperado, llorando desconsoladamente mientras avanzaba cojeando, como si quisiera huir. 

Fue entonces que, en ese momento, cuando la luz del exterior entró a la iglesia, la pesadilla se volvió real frente a mis ojos.

Allí delante, detrás del hombre que lloraba por su crimen, Tokiomi y Aoi se encontraban.

Sentí el aroma de la muerte provenir de ese mismo lugar y el color de la sangre llenó mi mente. El momento en el que me perdí a mi mismo.

***

Antes de darse cuenta, Toru salto con el puño cerrado frente a Kariya. Sus ojos se encendieron con el dolor y la luz del Shigan, con una expresión de ira profunda y con lágrimas que recorrían su rostro. Kariya no lo vio venir, pues en tan solo una milésima de segundo, aquel Assassin lo golpeó tan fuerte en la cara que atravesó las bancas de la iglesia y se estrelló contra el podio que está frente a todo.

Él sintió que la ira estaba a punto de consumirlo, pero cuando vio a Aoi nuevamente, el recuerdo de la madre que murió frente a sus ojos lo regresó a la realidad.

Se acercó a ella y la tomó en brazos.

"¡Aoi-sama! ¡Responda, por favor!"

No obtuvo ninguna respuesta. La mirada de la mujer estaba vacía, pero aún así, él podía ver la vida en el cuerpo de esta mujer. Ella aún no ha muerto. Por lo que, guardo su ira en lo profundo de su corazón, cargo a Aoi entre brazos con una sola idea en su mente.

"No lo voy a permitir"

Él no podía sanar a Aoi porque su magia de sanación es muy mala. Así que debía buscar otra forma. Él debía buscar un hospital y rápido.

"Yo…"

Pero la voz moribunda de Kariya de entre los escombros del podio y la pared nuevamente se escuchó. Toru, con pequeñas lágrimas en las comisuras de sus ojos, lo miró con una profunda ira y sed de sangre. Sus ojos brillaban con odio, pero ahora no podía quedarse a perder el tiempo.

Aoi es más importante que cualquier muestra de odio y rencor.

***

Así fue como corrió a toda velocidad atravesando la ciudad. Manteniendo a Aoi en sus brazos con mucho cuidado de que no se lastime más el cuello. Le miro el rostro a ella e inevitablemente pensó en su posible muerte.

'Mi deseo…'

Vivir, pero no en completa soledad. Él quería existir junto a las personas mas importantes en su corazón. Las personas que le enseñaron que su vida no es algo que simplemente pueda desechar. 

La vida no es solo tristeza y tonos grises. Puedes encontrar cosas buenas incluso si el camino es muy doloroso y triste. Solo hacía falta una cosa para cumplir eso…

'Vivir… ¡Aoi-sama tiene que vivir! ¡No voy a permitir que Rin y Sakura se queden solas como yo! ¡No voy a permitir que otra historia así se repita!'

Sin embargo…

'Pero tengo miedo… tengo mucho miedo… miedo de lo que pueda pasar más adelante. Tengo miedo de que todo salga mal. No quiero volver a hundirme en la miseria. No quiero que ellas sufran…'

El futuro siempre es impreciso y el destino es una perra con cualquiera.

Su miedo al fracaso. Su miedo a ver morir a las personas que más ama.

El miedo es algo que puede hacer retroceder a cualquiera. El miedo; una emoción común en el ser humano. Una emoción que nos demuestra que estamos vivos y que no somos invencibles.

Nos lastimarán, nos harán sentir como una pequeña hormiga en el mundo, pero…

"To… to… ru… c… ch… chan…"

Aoi lo miro. Ella vio al niño llorando desesperado. 

Mientras todo se volvía oscuro, extendió su mano y le tocó la mejilla. Seguido de eso, una pequeña lágrima se desmoronó por su mejilla.

-Por Toru-

Solía estar solo…

A pesar de estar rodeado de gente, siempre me sentí solo. Y esa soledad solo era más grande cuando me daba cuenta que no entiendo mis propias emociones.

Cuando pienso en eso…

Las sonrisas de todos vienen a mi mente…

Amigos…

Familia…

Ellos evocan en mí una extraña sensación cálida.

'Quiero verlos sonreír. Quiero que sean felices, pero…'

Pero nada terminó bien para ninguno.

Me hubiera gustado pasar más tiempo con las personas que se fueron de mi lado.

Pensar en eso hizo que las lágrimas cayeran por mi rostro. Pensar en lo que pudo haber sido. Pero ahora quiero pensar en lo que puede pasar después…

Incluso si soy la maldad de la humanidad encarnada. Incluso si soy el enemigo del mundo.

Yo…

"Yo también quiero ser feliz. ¡Quiero ser feliz junto a ustedes!"

Lo que siempre desee…

***

Si el miedo te controla, entonces solo le hace falta tener esperanza. El miedo podrá hacerte caer en la más profunda oscuridad, pero tu esperanza es lo que te puede levantar.

Eso era algo que Toru no entendía, pero ahora que escuchó la débil voz de Aoi, se imaginó a sí mismo viviendo junto a ellas, viajando a su mundo…

Se imaginó a sí mismo siendo feliz…

En eso, llegó al hospital pateando la puerta.

"¡Por favor! ¡Ayudenme! ¡No la dejen morir! ¡Por favor!

Las enfermeras vieron a un chico llorando desesperado mientras cargaba a una mujer entre brazos. Ellas no perdieron el tiempo, y junto a los demás asistentes, al instante prepararon una camilla.

"Por ahora no se le permite estar junto a la mujer. Espere aquí"

"¿Qué? ¡No puedo dejarla sola!"

Sin embargo, a pesar de que Toru les explicó eso, los enfermeros pusieron a Aoi en la camilla y se la llevaron a las profundidades del hospital.

Toru intentó ir tras ella, pero los demás se lo impidieron.

Aquel muchacho que lloraba en la entrada del hospital forcejeando con los enfermeros. Un muchacho que no quería perder a nadie más.

"¡Aoi-sama!"

En su mente… La mujer que leía su libro en la glorieta de aquel parque, las dos niñas que jugaban con sonrisas inocentes en sus rostros y… el mayordomo que quería morir…

Toru tiene la fuerza suficiente para apartar a todos de su camino, pero él sabía que solo estorbaría si la acompaña. Así que salió del hospital y corrió por el bosque a toda velocidad.

Él no sabía esto, pero su Shigan estaba activado. Las lágrimas caían por su rostro y todas las desgracias de su vida comenzaron a pasar frente a sus ojos. Todo era muerte, todo era lágrimas.

En su desesperación, tropezó con la raíz de un árbol, lo que lo hizo caer de cara al suelo. Aun así, se puso de rodillas y se miró las manos. Las sonrisas de sus amigos, la felicidad a su alrededor, siendo cambiadas por escenas trágicas.

Su respiración se volvió muy pesada y, agarrándose la cabeza con fuerza, Toru…

"¡AHHHHHHHHHHHHHHHH!"

Un grito profundo lleno de emociones…

Al final, esto es lo que pasa cuando alguien reprime tanto sus emociones. Todas esas emociones reunidas en lo profundo de su corazón, emergiendo repentinamente todas a la vez.

Reprimir tanta tristeza y dolor solo te hará mucho más daño de lo que imaginas. Esta es la razón principal del porqué Toru es como es.

Su grito de dolor se alzó en el cielo, donde al final, el recuerdo cotidiano de esa madre y sus dos hijas estaba.

Después de aquel grito, sus sollozos apagados se extendieron en el bosque.

Se supone que esto ya se había acabado. Se supone que sus emociones ya habían salido en forma de lágrimas

Pero esto no solo se trataba de sus emociones, sino de sus traumas. Algo que no se borra con simples palabras…

Continuará…


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