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78% Alfa: Un Mundo Mágico / Chapter 39: CAPÍTULO 39 CONSECUENCIAS

Bab 39: CAPÍTULO 39 CONSECUENCIAS

Perspectiva: Agis.

Me siento asaltado por una terrible somnolencia; moverme, hablar, y abrir los ojos, me cuesta mucho trabajo, como si estuviera agarrotado; solo puedo escuchar el sonido de pasos y murmullos ininteligibles a la distancia. No sé dónde estoy, cual es mi estado, ni cuanto llevo en esta condición; de una cosa estoy seguro, no estoy muerto; de alguna forma, he logrado sobrevivir. Aun así, no tengo tiempo que perder, debo levantarme, no puedo quedarme de esta manera. En retrospectiva, esto me recuerda un poco al momento en que renací, o tal vez, cuando me estaba muriendo luego de recibir 3 balazos; no es una sensación que yo denominaría agradable.

Al cabo de un tiempo luchando por mantenerme consiente, súbitamente, desaparece el entumecimiento, y me es posible mover mis extremidades con relativa facilidad; simultáneamente, empiezo a sentir dolor en todo mi cuerpo, como si tropezara y chocara contra el suelo, doloroso, pero soportable. Así mismo, el volumen de los murmullos se incrementa notablemente, y ahora puedo escucharlos con gran claridad.

- ¡Está despertando! – escucho una voz femenina bastante familiar.

- ¡Déjame ver! – interviene otra voz femenina con sobresalto – ¡Es verdad! ¡Llamen al curandero!

- ¡Sí! – responden al unísono otro par de voces femeninas.

Sin temor a equivocarme, la primera en hablar fue Sylvia, después le siguió Camelia, y obviamente las últimas dos fueron Petra y Roser. Tal parece que me encuentro en un hospital o un campamento, de lo contrario, Camelia no pediría que llamaran a un curandero. Sin más demora, abro mis parpados para corroborar mis suposiciones; inmediatamente, una intensa luz apuñala mis ojos, como resultado, mi visión es borrosa y distorsionada; no obstante, luego de unos segundos comienza a aclararse y veo con nitidez a mis chicas rodeándome: Sylvia, Nona, Filis y Camelia; cada una está usando vestidos sencillos de colores claros como rosado, lavanda, azul y amarillo; así mismo, es notable el hecho de que Camelia se encuentra transformada, y no está ligera de ropa, o utilizando prendas reveladoras, como acostumbran todas las hadas. Dejando eso a un lado, puedo notar que nos encontramos en la habitación de un hospital, pues las paredes son blancas y estoy recostado en una cama del mismo color.

Mis chicas me observan inquietamente con rostros preocupados; seguramente, esperan que las salude, o diga algo que las tranquilice y elimine su incertidumbre; en consecuencia, sonrío y me levanto con dificultad.

- Hola preciosas, – lo digo en tono calmado – me alegro que se encuentren bien; y no se preocupen, ya estoy bien… – pronuncio lo primero que me viene a la mente.

- ¡Agis! ¡Querido! – mis chicas hablan al mismo tiempo, mientras lagrimas caen de sus mejillas, y luego me abrazan con pasión.

- ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! – me quejo del dolor debido a la fuerza de su abrazo.

- ¡Ah! – las cuatro exclaman a la vez, mientras se alejan con vergüenza.

- Perdóname Querido, me emocioné demasiado. – lo dice con timidez mientras se limpia las lágrimas.

- Lo siento Agis, no pude evitarlo. – habla Sylvia muy apenada.

- Lo hice sin darme cuenta, discúlpame Agis. – interviene Nona completamente sonrojada.

- Debes estar muy débil, perdóname por mi atrevimiento, yo solo… estaba muy feliz de verte despierto. – Filis habla con un rostro lleno de felicidad.

- No importa… lo entiendo. – sonrío nuevamente con amabilidad – yo también estoy feliz de verlas.

Aunque mis chicas están llorando de la felicidad, yo no puedo sentirme de la misma manera; padezco de un palpitante dolor, y ahora que lo noto, tengo una férula en mi brazo izquierdo, y el derecho está cubierto de vendas y compresas; del mismo modo, siento que esto no es solo en mis brazos, creo que es así en gran parte de mi cuerpo; en otras palabras, aún tengo muchas heridas que no han sanado completamente. Por otro lado, en mis muñecas tengo unas extrañas esposas que brillan en un tono azul claro en la parte superior; no hay duda en afirmar que su propósito es evitar que utilice magia, una clara señal de que mi situación no es buena. Finalmente, mis manos poseen unas alarmantes líneas onduladas de color negro, como si se tratasen de vasos sanguíneos, lo que me hace sentir muy nervioso.

Dicho esto, también estoy preocupado por Leonora, ella debería estar aquí, pero, no puedo verla al observar los alrededores, por lo que oscuros pensamientos inundan mi mente. Adicionalmente, la vívida imagen de la muerte de Leila, se proyecta constantemente en mi cabeza, lo que me llena de una profunda tristeza. Aun así, no puedo mostrarles a mis chicas mi lado patético, de lo contrario, arruinaría nuestro reencuentro, y las haría sentir muy mal; simplemente, este no es el momento indicado, por ahora, tendré que guardar esta amargura en el fondo de mi corazón.

- ¿Buscas algo? – me pregunta Camelia con curiosidad.

- Leonora… ¿Dónde está Leonora? – pregunto con preocupación.

- Ella está bien; – Camelia responde con prontitud – se encuentra en la habitación contigua, debido a que le están haciendo algunas revisiones, para comprobar que se recuperó satisfactoriamente de los efectos secundarios de sus habilidades.

- Ya veo… – lo digo aliviado – ¿y cómo te encuentras tú? – la cuestiono nuevamente.

- Estoy bien, gracias a ti, Querido. – lo dice en tono cariñoso – Tu hechizo nos salvó a todas.

- ¿Entonces Petra, Roser y la Señorita Aurora también están bien? – hablo con ánimo.

- Si, Petra y Roser están sanas y salvas, no tienen ninguna herida al igual que yo. – lo dice con seguridad – en cuanto a la "Señorita Aurora", – habla en tono molesto y con el ceño fruncido – ella está bien; ahora mismo está acompañando a Leonora en su revisión.

- Entiendo… – asiento con satisfacción – y, ¿Cuánto tiempo llevo aquí? ¿Por qué no estoy completamente curado? – interrogo a Camelia.

- Llevas 8 días, y sobre tus heridas, pronto vendrá un curandero… – se muestra insegura – es mejor que él te explique todo.

- Bien. – respondo con simpleza – ¿puedes decirme que sucedió en los últimos días?

- Si… – asiente y procede a explicarme algunos detalles.

De lo poco que me informó, mencionó que actualmente me encuentro en el Hospital La Esperanza, también me dijo que ella y las otras chicas, ya han dado su declaración sobre lo que sucedió en el bosque Truc, lo que causó una gran conmoción, obligando al Archiduque a movilizar tropas; naturalmente, Sylvia, Nona y Filis fueron notificadas de los acontecimientos, por lo que acudieron rápidamente a este lugar, y desde entonces, no se han apartado de mí. Finalmente, Camelia ha enviado una carta a su padre, el Duque Ferrer, para que le explique mi situación al Terrateniente Salavert, de esta manera, disculpando mi tardía presencia en Mirusmari, pues seguramente, mi tratamiento no ha terminado.

Así, mis chicas y yo hablamos por un rato, manteniendo un ambiente animado y afectuoso; naturalmente, nos abrazamos y besamos muchas veces, después de todo, no lo hacíamos desde hace tiempo, además, es la mejor forma de liberarlas de toda la angustia e intranquilidad que, muy probablemente, las estaba carcomiendo.

Después de algunos minutos, Leonora, Petra, Roser y Aurora llegaron; obviamente, nuestro reencuentro fue bastante efusivo, especialmente con la Princesa Gelum y el par de hadas, ya que traté a la demonio con formalidad y amabilidad; extrañamente, Camelia se mostró muy distante y malhumorada con Aurora. Dejando a un lado ese detalle, Leonora está vistiendo una bata blanca como la de cualquier paciente de un hospital o clínica, algo muy inusual en ella, ya que su color predilecto favorito es el azul, tanto por sus creencias religiosas como gustos personales; en contra posición, Petra y Roser también se encuentran transformadas, y como era de esperarse, están usando los uniformes de enfermera sexy sin ningún tipo de vergüenza, por el contrario, se muestran orgullosas; incluso me atrevería a decir que esperan con ansias alguna clase de alago de mi parte. Por otro lado, Aurora usa un vestido rojo bastante llamativo, que sin duda la hace ver muy bella.

- ¿Cómo te sientes Mi Amor? – Leonora me pregunta con tono inquieto, mientras me abraza sin intención de apartarse.

- Estoy bien, – lo digo con calma – ya pasó lo peor, no te preocupes… – acaricio su hermoso cabello azul cobalto – y tú, ¿Cómo te sientes?

- Ahora si me siento bien, hace rato solo me hicieron una revisión de rutina, nada importante. – lo dice con voz relajada.

- Me alegro que el Señor Agis se encuentre bien. – habla Aurora con felicidad.

- Gracias, Señorita Aurora. – respondo en tono amable y le muestro una corta sonrisa.

- ¡Agis! Confórtame a mí también, – Petra lo dice con envidia – no tienes idea de cuan preocupada estaba por ti.

- Y no te olvides de mí. – Roser interviene.

- Por supuesto. – lo digo con una sonrisa.

Acaricio con cuidado y tranquilidad el cabello del par de hadas. Al igual que el de Leonora, la cabellera de Petra y Roser es suave y con una fragancia muy dulce. Francamente, no me atraen demasiado las chicas con el pelo de colores fuertes como el verde, rojo, morado, azul y similares, ya que me parecen muy psicodélicos y un poco fuera de lugar; siempre me han gustado las mujeres con pelo rubio, castaño o negro, pues considero que les da un halo de seducción y elegancia indescriptible. Sin embargo, el cabello escarlata de Petra me parece precioso, sin mencionar que los colores rojizos simbolizan la pasión y amor; si a ello sumamos que su cabello corto y liso, incrementa en varios niveles su atractivo, es imposible no cambiar de opinión sobre las chicas con tonalidades fuertes. Es lo mismo con Roser, su cabellera verde, larga y ondulada le otorga una belleza exótica nunca antes vista.

Como era de esperar, el resto también me piden que acaricie su cabello, por lo que no tengo otra opción más que hacerlo. Luego de divagar sobre la belleza de la cabellera de mis chicas por varios minutos, la puerta se abre y entra un grupo de 6 personas, 3 hombres de raza humana con uniformes militares, el curandero con una bata idéntica a la de un médico de la tierra, y dos enfermeras, una elfa y otra con cola y orejas de lobo.

- Ilustre Señor Jardiel, – habla el curandero – discúlpeme por interrumpirlo, pero es necesario comprobar su estado de inmediato. – lo dice en tono formal – Mi nombre es Lain Verdi, soy el curandero que lo ha atendido desde que llegó a este hospital; ellas me ayudarán a revisarlo. – señala a la elfa y mujer bestia.

- Mi nombre es Agnes Sanz. – se presenta la elfa con respeto.

- Yo soy Rufina Tous. – habla la mujer con orejas y cola de lobo.

- Entiendo… – asiento en comprensión.

- Muy bien… – mueve su vista al par de enfermeras – chicas, procedan.

La elfa y mujer de la raza bestial, utilizan el hechizo [Almacenamiento], del cual, sacan unos extraños Artefactos de color blanco, con formas cuadradas y rectangulares de un tamaño considerable; recolectan mi sangre, observan mi brazo izquierdo, y monitorean todo mi cuerpo. Obviamente, mis chicas se apartan sin cuestionar, mientras miran con curiosidad el procedimiento. El curandero revisa los aparatos con mucha atención, y luego de unos minutos, ordena a las enfermeras guardar los artefactos, finalizando el proceso. Por su parte, los militares solo guardan silencio, parece que intervendrán después de que el curandero termine su trabajo.

- ¿Estoy bien? – pregunto con inquietud.

- Mmm… – el curandero pone un rostro amargo – sinceramente, el Ilustre Señor Jardiel no se encuentra muy bien que digamos… – hace una pausa – usted recibió quemaduras de tercer grado, heridas muy graves, con altos niveles de corrupción, y estuvo al borde de la muerte. Los métodos convencionales no fueron efectivos para sanarlo, por lo que nos vimos obligados a inducirle un coma, con el fin de tratar sus lesiones empleando métodos más severos. – lo dice en tono serio.

- Ya veo… – me muestro abatido – ¿Qué clase de heridas tengo?

- Afortunadamente, logramos sanar las lesiones más graves, por lo que actualmente, el Ilustre Señor Jardiel solo tiene heridas superficiales como cortes, raspones y moretones; tal vez la lesión más importante es la fractura de su brazo izquierdo; sin embargo, con el uso de algunas píldoras, ungüentos y otros medios especiales, es posible que se recupere por completo en poco tiempo. No obstante, el principal inconveniente, son esas marcas… – señala las líneas negras en mis manos.

- ¿Qué son estas líneas negras? – le cuestiono una vez más.

- Son el resultado de una potente maldición que nunca antes habíamos visto. – lo dice en tono grave.

- Una maldición… – me muestro estupefacto.

- En efecto. – el curandero asiente – Por lo que sabemos, no es diferente del hechizo Maldición, por lo que es posible remover el maleficio.

- Entiendo… – lo digo con aflicción.

[Maldición] es un hechizo de tipo Sellado del atributo Oscuridad, que afecta el cuerpo o la mente de diversas maneras como: pesadillas, alucinaciones, insomnio, dolor constante, mutaciones físicas, enfermedades incurables, entre muchos otros maleficios; aun así, no es capaz de matar al objetivo de inmediato, pues su finalidad es causar el mayor sufrimiento posible. Naturalmente, el lanzador de la maldición debe determinar previamente sus efectos de forma precisa y meticulosa, de lo contrario, no funcionará. Así mismo, no se pueden utilizar en cualquiera, se diseñan específicamente para un individuo en concreto, por lo que no es posible usar el mismo maleficio en dos personas a la vez; sin embargo, existen individuos con maldiciones muy similares. Dependiendo de sus efectos, el método de aplicación puede variar bastante, desde emplearlo directamente sobre el sujeto en cuestión, hasta medios indirectos como beber una poción, realizar una acción preestablecida, tocar un objeto, por mencionar algunos.

Al tratarse de un hechizo tan particular y con efectos variados, tiene un costo extremadamente alto, sobre todo cuando se emplea como un Arte Oculta, llegando a la exorbitante cantidad de diez millones de Unidades Mágicas. Adicionalmente, las maldiciones tienen una característica muy especial, y es que, una vez lanzadas sobre el objetivo, es imposible bloquearlas, esquivarlas o detenerlas; la única opción, es prepararse y buscar formas de lidiar con ellas.

- Esas líneas negras, como el Ilustre Señor Jardiel las llama, no solo están en sus manos, me temo que están en todo su cuerpo, y también sus ojos se han visto afectados. – lo dice con rostro serio – por favor, mírese en el espejo… [Almacenamiento] – saca un pequeño espejo y me lo entrega.

Al ver mi reflejo, lo primero que noto, es que mis ojos están inyectados en sangre, y el iris es de color carmesí, justo como los de un monstruo. Y tal como dijo el curandero, mi rostro y cuello están cubiertos por esas líneas negras, a manera de venas o vasos sanguíneos. Viendo mi aspecto espantoso, no puedo evitar pensar que pronto me convertiré en una de esas abominaciones, lo que me llena de miedo, impotencia y desesperación, por lo que, todo lo que puedo hacer, es apretar los dientes en frustración, contener mi rabia y no perder los estribos.

- ¿Me voy a convertir en monstruo? – pregunto con miedo, al tiempo que aparto la vista de mi reflejo, cierro mis ojos y devuelvo el espejo al curandero.

- El Ilustre Señor Jardiel está lejos de eso. – lo dice en tono serio – Lo que acaba de ver, es uno de los efectos de la maldición, con el fin de causarle miedo y angustia; pero le aseguro que una vez se elimine el maleficio, usted volverá a como era antes.

- Qué bueno… – lo digo sin mucho ánimo – y, ¿Cuáles son las posibilidades de romper la maldición? – pregunto con pesimismo.

- Francamente, no puedo responderle con certeza. – lo dice con vacilación – Nuestros mejores investigadores, y varios expertos en la materia, actualmente están determinando como lograrlo. – hace una pausa – Por ahora, sabemos que es una maldición del tipo Permanente, y tiene varios efectos bastante problemáticos, como inducir e incrementar la corrupción en su cuerpo, provoca ataques de dolor cada 6 horas, que serán más intensos mientras mayor sea su porcentaje de corrupción; le aplica un nuevo estado que denominamos Curación Reducida, pues la efectividad de los hechizos curativos es muy baja, además de causarle mucho sufrimiento al intentar sanarlo con cualquier cosa que sea de origen mágico; finalmente, le produce esa apariencia desagradable. – me habla con calma y amabilidad.

Existen maleficios de 2 tipos: de Tiempo Limitado, y Permanentes; los de Tiempo Limitado no se pueden remover de ningún modo, hasta que termine su duración, que puede ser de horas, semanas, e incluso meses; no obstante, es posible reducir su duración, o menguar sus efectos, utilizando dones muy poderosos. Los Permanentes, como su nombre indica, perduran para siempre, y dependiendo del maleficio, pueden causar la muerte o daños irreversibles; como es de esperar, existen métodos concretos de "romper" o deshacer el maleficio, sin embargo, es necesario realizar una investigación para descubrirlo, pues cada maldición opera de manera diferente en cada persona, aun cuando sean similares en primera instancia.

Con todo lo anterior en consideración, es seguro afirmar que ese monstruo hijo de puta llamado Zephyrius, me lanzó la maldición justo cuando lo partí a la mitad, y esa niebla morada emanó de su cuerpo. Si lo pienso con detenimiento, es la única razón por la cual no me mató, y en su lugar, me causó ese terrible sufrimiento. Esto significa que ese bastardo malnacido, de algún modo, consiguió recrear ese hechizo, y planeó maldecirme desde el principio, o tal vez, lo hizo como último recurso al ver que estaba a punto de ser asesinado; sea cual sea el motivo, ese engendro despreciable quería que sufriera.

- Ya veo… – abro los ojos y muevo mi vista nuevamente al curandero – entonces, ¿Cómo puedo lidiar con esta maldición?

- Ahora mismo, el Ilustre Señor Jardiel no presenta corrupción, ya que los grilletes que tiene en sus muñecas, absorben todo su Poder Mágico, evitando que se genere corrupción en su cuerpo, y previenen que incremente en caso de que se exponga a ambientes corruptos. – se muestra optimista – y como dije anteriormente, para que sus heridas terminen de sanar, usaremos unas píldoras y ungüentos especiales, que fueron producidos sin magia, por lo que serán muy efectivas… – de los bolsillos de su bata, saca varias cajas de cartón, plástico y metal.

- Gracias… – recibo las medicinas.

- Tiene que consumir una píldora cada 8 horas; – señala una cajita de cartón – el ungüento debe aplicarlo sobre las heridas cada 12 horas; – apunta a la caja de plástico – y cuando sufra de los ataques dolorosos, tómese una píldora de esta. – señala la caja metálica – En lo que respecta a su fractura, le hemos puesto una férula de barro ancestral y madera de Saturcire, materiales muy efectivos para tratar ese tipo de lesiones.

Desde hace un tiempo, se descubrió que la corrupción se produce en el cuerpo, debido a que nuestro Poder Mágico, uno de los 3 factores que integran a la Unidad Mágica, es asimilado por la magia de los monstruos, al igual que la Magia Natural del medio ambiente; como resultado, el sujeto sufre cambios físicos notables a medida que todo su Poder Mágico se convierte en esa magia corrupta; posteriormente, el Poder Espiritual también se corrompe, ocasionando la locura, destruyendo la Fuerza de Voluntad del afectado, causando una transformación completa en un engendro. Tal parece que el Poder Mágico que reside en cada individuo, es mucho más vulnerable a la corrupción que la Magia Natural, por lo que el ritmo de transformación de los animales y ecosistemas es más lento, permitiendo tomar medidas efectivas para controlar el deterioro de la fauna y flora de Alfa.

Sabiendo esto, el uso de esposas o grilletes que absorban todo el Poder Mágico, es un método efectivo para ser relativamente "inmune" a la corrupción, sin caer en la penalización por agotamiento, aunque tus Unidades Mágicas estén en cero. Ahora entiendo mucho mejor lo que sentía Leila, es como si perdiera una parte importante de mi existencia; en verdad, la vida sin magia no es nada fácil.

En lo que respecta a las píldoras y ungüentos, están elaborados a partir de plantas, flores, semillas, insectos, entre otros elementos no mágicos, cultivados y expuestos a ambientes con alta densidad de Magia Natural, por lo que, de algún modo extraño, adquieren mutaciones mejorando enormemente su desempeño, sin la necesidad de utilizar otro medio mágico para atribuirles cualidades benéficas o perjudiciales. En otras palabras, los productos medicinales que me acaba de entregar este curandero, son el equivalente en Alfa, a lo que comúnmente se conoce como Medicina Natural en la Tierra.

- Entiendo… – lo digo con calma.

- Agis, déjame guardar tus medicinas. – Filis se acerca, toma las cajas y las guarda en su [Almacenamiento].

- Está bien, gracias… – le doy una pequeña sonrisa – ¿alguna otra información o recomendación? – consulto al curandero nuevamente.

- Si… – pone rostro de vergüenza – desafortunadamente, no hemos podido encontrar una manera de lidiar con su apariencia actual, así que solo puedo recomendarle evitar salir y usar estos lentes translucidos. – saca unas gafas de un bolsillo de su bata y me las entrega.

- De acuerdo… – me las pongo.

Aunque por fuera se ven como unas gafas oscuras común y corrientes, al usarlas, puedo ver con mucha claridad, sin ningún filtro, como si no las tuviera puestas; sin duda, es una sensación extraña.

- Sin ánimo de parecer un adulador, creo que el Ilustre Señor Jardiel se ve muy bien, ¿verdad señoritas? – lo dice en tono animado mientras cuestiona a mis chicas, las cuales asienten varias veces – De acuerdo; – se muestra satisfecho – también es necesario que se quede por unos días en el hospital, para ver que avances logramos en lo que respecta a su maldición, asegurarnos que su recuperación sea exitosa, y asistirle con prontitud en caso de una emergencia. ¿Le parece?

- No hay problema. – respondo secamente.

- Bien… – asiente – con esto, mi trabajo terminó, ahora voy a dejarlo con estos amables miembros de la División de Fuerzas de Élite, que desean hablar con usted sobre lo acontecido en el Bosque Truc; con su permiso. – el curandero y las enfermeras se retiran con cortesía.

- Que tenga un buen día. – le respondo con amabilidad.

- Igualmente. – se marcha con prontitud.

Seguidamente, uno de los militares saca de su [Almacenamiento] 3 Artefactos Mágicos que me son bastante familiares. El primero es un Proyector Holográfico, que consta de una caja negra rectangular bastante grande, con cristales azules en todas sus caras, exceptuando una cara lateral, donde se encuentra un orificio lo suficientemente amplio para introducir la mano; el propósito de este Artefacto, es almacenar y proyectar en 3 dimensiones, cualquier tipo de elemento audiovisual, desde pensamientos, recuerdos, videos, imágenes, grabaciones de voz, etc.; sobra decir que, es un aparato extremadamente costoso y muy avanzado, pues los hologramas emulan la realidad bastante bien.

El segundo es una Máquina de Juicio, lo que vendría a ser el equivalente de un Polígrafo, o como se llama coloquialmente, Detector de Mentiras, pero mucho más sofisticado. Este Artefacto consta de una pantalla de 14 pulgadas un poco gruesa, conectada a un brazalete bastante grande; obviamente, su finalidad es indicar si lo que dices es verdad, basado en una "lectura" aproximada de tus pensamientos y emociones, evitando la interferencia de cualquier tipo de magia, por lo que, básicamente, es imposible engañar a esta máquina con trucos o artimañas. En la actualidad, se le considera infalible, y es recurrentemente empleada para desenmascarar a los Reencarnados, así como hacerles confesar todos sus delitos. Francamente, la sola presencia de este Artefacto me pone muy nervioso, pues si de casualidad se les ocurriera preguntarme si soy un Extranjero, sería mi perdición.

El último es un Recordador, un instrumento similar al Cristal de Memoria, especializado en grabar todo lo que se encuentra a su alrededor, en un radio de varios metros, con absoluta precisión; incluso es capaz de registrar el sonido y movimiento de una mosca en una resolución increíblemente alta. A simple vista, es una caja flotante de color violeta con muchas caras, como un dodecaedro; honestamente, es un objeto muy extraño para los estándares de un mundo mágico como Alfa, ya que brilla de una forma muy misteriosa, como si fuera algún tipo de objeto extraterrestre.

- Tranquilícese, Ilustre Señor Jardiel. – al notar mi inquietud, me habla uno de los hombres con cortesía – Mi nombre es Berilo Ros, General de la Séptima Brigada de la División de Fuerzas de Élite, y al igual que usted, soy un Archimago; déjeme decirle que es todo un honor conocerlo, aunque sea en estas malas condiciones. – lo dice con mucho respeto – Estos son mis subordinados. – señala a los dos hombres.

- Es un placer conocerlo, Ilustre Señor Jardiel; mi nombre es Silas Urtergar, Teniente Coronel del Primer Batallón de la Séptima Brigada; mi clase es Luchador. – se presenta con elegancia.

- Mi nombre es Adrián Val, Teniente Coronel del Segundo Batallón de la Séptima Brigada; mi clase es Protector. – lo dice con tono calmado – Me siento honrado de estar en la presencia del Ilustre Señor Jardiel.

Berilo es un hombre de raza humana con una estatura considerable, muy delgado, de piel morena, su cabello es color negro, y ojos marrones; a simple vista, no parece alguien apuesto, ni especialmente fuerte, pero ya que es un General de Brigada, no se puede dudar de su poder. Silas es un elfo de piel blanca, cabello corto de tono castaño, ojos de color rosa pálido, con un rostro bien parecido; sin embargo, posee un cuerpo entrenado, por lo que es bastante musculoso, llenando su uniforme militar. Finalmente, Adrián es un humano de aspecto promedio, cabello negro, barba de candado del mismo color, ojos rojos, y con una musculatura bastante normal.

Como parte de la etiqueta, cada uno me saluda con un buen apretón de manos. El hecho de que se comporten tan respetuosos, no es exclusivamente por mi posición como noble honorario, puesto que, un General de Brigada y Teniente Coronel, poseen mucho más poder político y militar que cualquier noble honorario, a tal punto que tienen la capacidad de tomar decisiones que pueden afectar de manera considerable, el destino de una ciudad tan importante como lo es Leocadio. Por consiguiente, este comportamiento se debe a otra razón que aun desconozco.

- El honor es mío. – lo digo con humildad.

- Hemos venido a tomar su declaración sobre los hechos ocurridos en el Bosque Truc; – habla el General de Brigada – debe saber que su batalla contra ese monstruo rango Élite, dejó devastada gran parte de la zona; sin mencionar que usted es la primera persona en siglos, que ha logrado asesinar a semejante enemigo por sí mismo. El Ilustre Señor Jardiel ya es noticia mundial. – lo dice con euforia al tiempo que me entrega varios artículos de periódicos de muchas entidades.

En cada uno, puedo leer diversas noticias con títulos enormes, tales como: "HUMANO EXTERMINA A UN MONSTRUO RANGO E, ¡EL EVENTO DEL SIGLO!"; "AGIS JARDIEL, ¡PROTAGONISTA DE UN ACONTECIMIENTO HISTÓRICO!"; "CONOZCA LA HISTORIA DE AGIS JARDIEL, EL HUMANO MÁS FUERTE DEL MUNDO."; al ojear estos artículos, no puedo evitar abrir la boca en asombro; inmediatamente, muchas preguntas surgen en mi mente, ¿Cómo diablos se enteraron? ¿Por qué está pasando esto? ¿Cómo es esto posible? entre otras cuestiones. Instintivamente, muevo la vista a mis chicas, intentando encontrar alguna explicación detrás de todo esto; increíblemente, ellas no son capaces de verme directamente, y a partan la mirada con nerviosismo; en ese momento, entiendo que fueron ellas las que permitieron que esto sucediera. Francamente, no sé si sentirme triste, traicionado o indignado, por lo que solo permanezco con una expresión de estupefacción.

- Veo que el Ilustre Señor Jardiel, ha deducido rápidamente quienes son las responsables directas; – Berilo habla con tono animado – probablemente considera que su privacidad ha sido invadida, o tal vez, se sienta un poco traicionado; pero el mundo tiene que conocer esta increíble hazaña; – se muestra alegre – sin mencionar que las personas estaban inquietas por el movimiento de tropas, así que el Archiduque decidió apaciguar el mal estado de ánimo, informando el sometimiento de un poderoso monstruo en la zona, y naturalmente, debido la curiosidad de las masas, junto a la insistencia de los periodistas, era imposible que su identidad se mantuviera en secreto por mucho tiempo; así que sus mujeres contaron todo, para que no tratasen de hacer locuras por obtener información; usted debe entenderlo. – lo dice con voz seria.

- Si… – me muestro resignado.

- Mi Amor, – interviene Leonora – nosotras te compensaremos, o más bien, estamos dispuestas a aceptar cualquier castigo. – lo dice con voz tímida y nerviosa.

- Está bien… – la miro con rostro de derrota.

- Bien, entonces, – Berilo retoma la palabra – el procedimiento es muy simple: deberá contar su versión de los hechos, mientras que usa la Máquina de Juicio, naturalmente, le haremos algunas preguntas; pero no se preocupe, serán exclusivamente relacionadas a este incidente. – me explica el curso de acción – Posteriormente, con la ayuda de este Proyector Holográfico, el Ilustre Señor Jardiel nos mostrará su increíble batalla. – lo dice con tono emocionado – En lo que respecta al Recordador, solo es para tener buena constancia de todos los hechos en este lugar.

- ¿Mis chicas pueden quedarse? – pregunto con curiosidad.

- No hay problema, después de todo, son sus mujeres, además, la mayoría estuvieron presentes en el hecho. – lo dice con naturalidad.

- Bien. – asiento.

- De acuerdo, entonces, empecemos…

Silas me pone el brazalete de la Máquina de Juicio en mi brazo derecho, luego, activa unos comandos en la pantalla que, como es de esperar, funciona con el tacto; así mismo, encienden el Recordador, el cual emite una extraña luz azulada que cubre toda la habitación; al cabo de unos segundos, el destello disminuye su intensidad, de tal forma que solo el Artefacto brilla. Así, me dispongo a narrar todos los acontecimientos, desde el momento en que me encontré con Zephyrius por primera vez, hasta los sucesos que me llevaron a luchar contra él nuevamente en ese bosque. Naturalmente, Berilo me preguntó sobre los poderes del monstruo, mi percepción sobre él, mis hipótesis sobre sus objetivos y comportamiento, entre muchas otras cuestiones. Obviamente, les respondí con la mayor claridad posible.

En general, ese monstruo era muy poderoso e inteligente, sin mencionar que podía utilizar esa ominosa aura morada, así como hechizos desconocidos. En cuanto a sus ambiciones, no tengo ninguna certeza, pero, solo puedo suponer que estaba buscando algo, o tal vez, se encontraba investigando y recolectando información sobre las 10 razas, después de todo, cuando encontré a los prisioneros en aquella cueva, eso fue lo primero que me vino a la mente; adicionalmente, hay que considerar el hecho de que estuvo creando una nueva raza de monstruos; en resumen, cuales quiera que fueran sus intenciones, no pueden ser buenas. En lo que respecta a su comportamiento y mentalidad, solo puedo decir que es un ser odioso, orgulloso, vengativo y sádico, pues el hecho de que me tendiera una trampa y se molestara en maldecirme, lo confirma en gran manera.

Al escuchar mis respuestas, se sorprendieron bastante; esto significa que ellos tenían pensamientos diferentes, o más bien, su percepción sobre el monstruo es distinta. En cierto modo, podría decirse que esto se debe a que ellos deben estar informados sobre otros detalles; es imposible que no sepan algo, cuando cuentan con tecnología tan avanzada, y llevan luchando durante tanto tiempo contra estos seres.

- Excelente. – Berilo se muestra satisfecho – la información que ha proporcionado el Ilustre Señor Jardiel es reveladora; sin duda, será de mucha utilidad.

- Si… – lo digo con humildad.

- Muy bien… – se muestra deseoso – Ahora vamos a ver la batalla del Ilustre Señor Jardiel, estoy seguro que debe ser espectacular. – hace una pausa – Trae el Proyector Holográfico. – le habla a Adrián.

- ¡Si Señor! – responde con firmeza, al tiempo que acata la orden.

- El método de uso es muy simple, solo tiene que introducir su mano por esta abertura, – señala el agujero del Artefacto – luego, debe cerrar los ojos y rememorar con la mayor exactitud posible, su batalla contra ese monstruo llamado Zephyrius. – me explica el procedimiento – Si no puede recordar algunos detalles, no se preocupe; solo enfóquese en lo más importante.

- De acuerdo… – asiento.

Obedezco las indicaciones de Berilo; con mi mano derecha en el interior del Artefacto, recuerdo aquel momento, de principio a fin. Aun con mis ojos cerrados, siento un gran destello de luz blanca, seguidamente, puedo escuchar exclamaciones de asombro tanto de mis chicas como de los hombres. A medida que mis memorias avanzan y la pelea se intensifica, expresiones como: ¡Por los 6 Dioses!, ¡No Puede Ser!, ¡Increíble!, entre muchas otras, se hacen cada vez más frecuentes. Sin embargo, desde mi punto de vista, es vergonzoso y patético; no hay nada increíble en ver como un monstruo malnacido te lastima y destruye poco a poco, mientras se ríe y pone un asqueroso rostro de placer. Tal vez, es fácil impresionarse cuando ves esta clase de exhibición en un lugar seguro y tranquilo, pero, es completamente diferente a vivirlo en carne propia; en verdad, no es para nada espectacular ni grandioso.

Justo cuando mi recuerdo llega al momento en que Leila se sacrifica para salvarme, no puedo evitar sentir un gran dolor y melancolía; como resultado, una vez más, lágrimas llenas de arrepentimiento y aflicción, salen de mis ojos; así mismo, un gran sentimiento de ira e impotencia se apodera de mí. Reflexionando sobre ello, es normal, pues, básicamente, estoy reviviendo uno de los peores recuerdos de toda mi existencia en Alfa. Aun así, no puedo dejarme vencer por el sufrimiento y la tristeza, tampoco debo permitir que la rabia y pena me destruyan; he experimentado muchas cosas, como para que mi mente sea corroída por pensamientos enfermizos y autodestructivos, al fin y al cabo, soy un Reencarnado. Sé lo que es morir, también he visto a otros hacerlo, sé muy bien cuan desagradables pueden ser las personas; de igual manera, estoy consciente de que la miseria humana no conoce límites. Si dejo que esto me traumatice, no podré seguir adelante con mi vida, ni darles a mis chicas la felicidad que se merecen. Por mi bien y el de mis mujeres, ¡Tengo que soportarlo!

Con lo anteriormente dicho, me obligo a continuar hasta el final. Como es normal, puedo escuchar a algunas de mis chicas llorando, expresiones de tristeza, y algunos murmullos de pena; de esta forma, llega el clímax de mi batalla, luego, el asesinato de ese bastardo hijo de puta, y mi posterior desmayo, terminando mi recuerdo. Abro mis ojos, y lo primero que veo, es el rostro de desconcierto tanto de mis chicas como de los militares; seguramente, están tratando de asimilar todo lo que han observado.

- Ilustre Señor Jardiel… – Berilo habla luego de unos segundos – no sabía que había pasado por tanto sufrimiento. – lo dice con expresión de amargura.

- Mi Amor… Leila…– Leonora lo dice con tono triste.

- Agis… – Petra pronuncia mi nombre con lágrimas corriendo por sus mejillas.

- Querido… – Camelia se muestra afligida.

- Señor Agis… – Aurora lo dice cabizbaja.

Básicamente, todas mis chicas se encuentran abatidas; muy probablemente por ver cuán dura fue mi batalla contra ese asqueroso monstruo, como por el sacrificio de Leila, quedando en ese estado irreconocible. Obviamente, los otros 2 hombres están aterrados.

- Bien… – Berilo realiza una corta tos – agradezco al Ilustre Señor Jardiel por su colaboración.

- No es nada. – lo digo con modestia.

- Dentro de unos días, vendrán a visitarlo algunos directivos del Gremio de Aventureros; seguramente, el Ilustre Señor Jardiel será recompensado por su gran valor. – habla con sinceridad.

- Ya veo. Yo… – me muestro indeciso – quiero saber qué pasó con los restos de Leila. – pongo rostro serio.

- Para cuando llegamos, gran parte del lugar era cenizas, y una pequeña porción aún estaba en llamas; En consecuencia, nos vimos obligados a actuar rápidamente, con el fin de extinguir el fuego. Desafortunadamente, los restos de su mujer fueron consumidos por el incendio del bosque; lo siento mucho. – lo dice con tristeza – Sin embargo, realizaremos un funeral en su memoria, cuando el Ilustre Señor Jardiel y sus damas puedan asistir. – se explica.

- Entiendo… – lo digo con desconsuelo.

- Disculpe, General de Brigada, – interviene Leonora – ¿Qué sucedió con el cadáver del monstruo? – pregunta con curiosidad.

- Logramos recuperar el cadáver del monstruo rango Élite, y de otros engendros, ya que no se habían desintegrado en su totalidad. – responde con tono serio.

- ¿No se deshicieron de sus restos? – Leonora pregunta nuevamente.

- Nuestros investigadores descubrieron ciertas irregularidades en los cadáveres de esos engendros, y querían contrastarlos con los del monstruo rango Élite.

- Ya veo… – responde en entendimiento.

- ¡Cierto! – Berilo parece recordar algo – Actualmente tenemos en nuestra posesión, las armas invocadas de la Señorita Camelia, así que le recuerdo que debe acercarse a la Armería de la Séptima Brigada. – le habla a Camelia.

- Gracias por recuperar mis armas General de Brigada; me presentaré en ese lugar cuando mi Querido se encuentre mucho mejor. – lo dice con cortesía.

- Bien… – le asiente a Camelia, luego, me mira con satisfacción – Francamente, los talentos del Ilustre Señor Jardiel se están desperdiciando en el Gremio de Aventureros, en verdad, es un hombre muy fuerte; ¿no ha pensado en unirse al Ejército de la Alianza? – me pregunta con ansia – Le garantizo una posición de acuerdo a sus capacidades en la División de Fuerzas de Élite, sin mencionar que recibirá grandes honores.

- Lo pensaré. – respondo con simpleza.

- Está bien… – se muestra un poco decepcionado – pero déjeme decirle que el Gremio de Aventureros no es una organización que le premie adecuadamente por sus esfuerzos; – lo dice con prudencia – incluso si no gusta del Ejército de la Alianza, unirse a la Iglesia todavía es mucho mejor que ser un Aventurero; con sus capacidades, sin duda, el Ilustre Señor Jardiel se convertiría en un Apóstol, o algún General del Frente de Apoyo. – habla con humildad.

- Gracias por su opinión, Señor Berilo, lo tendré en mente. – le respondo con amabilidad.

- Pues bien… – realiza un corto bostezo – nuestra charla ha terminado; en verdad, es un placer conocer a un mago tan poderoso como el Ilustre Señor Jardiel. – lo dice con honestidad – Si desea hablar conmigo sobre mi propuesta, o requiere de mi ayuda, no dude en buscarme en la Séptima Brigada. – extiende su brazo.

- Lo haré. – estrecho su mano en señal de despedida.

- De acuerdo… – se muestra animado – recojan los Artefactos, nos vamos. – le da órdenes a sus subordinados.

- ¡Si Señor! – hablan al unísono.

En cuestión de segundos, los tres militares guardan los Artefactos en su [Almacenamiento], se despiden con formalidad, y se marchan rápidamente. Posteriormente, se produce un silencio bastante incómodo, puesto que, sobre mi regazo, aún permanecen los artículos de periódico, los cuales decido leer con detenimiento. Naturalmente, mis chicas solo pueden verme con rostro de vergüenza, pues saben muy bien que sus acciones no fueron las correctas.

Las afirmaciones que se pueden encontrar en estas noticias, son sumamente exageradas, hasta el punto en que parecen imposibles de creer, incluso para alguien que vive en un mundo mágico como este; declaraciones como que soy un Mago de los 6 Atributos, que poseo decenas de habilidades en altos niveles, que conozco todos los hechizos de Alfa, que tengo el poder de crear incontables rayos con un gran poder, entre muchos otros desvaríos, se pueden leer con mucha frecuencia. Así mismo, cada nota tiene diversas imágenes sobre cómo quedó el Bosque Truc, e incluso fotomontajes donde aparezco en una pose heroica enfrentando a Zephyrius. Como es de esperar, todo esto es debido a las declaraciones de Leonora, Petra, Roser, Camelia, e increíblemente de Sylvia, Nona y Filis; la única que no es nombrada en los artículos es Aurora. Después de repasar las noticias, solo puedo ver a mis chicas con ojos llenos de desilusión y confusión.

- Mi Amor, nosotras pensamos que sería mejor engrandecer tus cualidades, después de todo, has logrado una hazaña extraordinaria. – Leonora habla con voz vacilante.

- Además, esos periodistas ingratos se inventaron cosas; no pienses que nosotras dijimos esas palabras exactas. – agrega Camelia con rostro molesto.

- ¡Cierto! Esos malagradecidos periodistas malinterpretaron todo lo que les dijimos. – interviene Petra – Definitivamente, no se puede confiar en la prensa. – lo dice con tono enojado.

- ¡Sí! – todas lo dicen al mismo tiempo mientras asienten repetidamente.

- ¡Es verdad! ¡Todo lo que dices lo tergiversan! – Roser se hace la víctima.

- Aun así, no debieron hablar como si nada sobre todo esto. – lo digo con voz severa.

- ¿Estás molesto? – me pregunta Leonora con timidez.

- Por supuesto; – lo digo con el ceño fruncido – casi todo es mentira, ¿Qué se supone que debo hacer? – las cuestiono con enfado.

- … – mis chicas guardan silencio con la cabeza gacha.

- Ahora la gente debe pensar que soy un fanfarrón, o tal vez un fraude. – hablo con tono de desánimo.

- Claro que no Mi Amor, las personas piensan que eres un héroe, o por lo menos, alguien muy poderoso. – Leonora lo dice con convicción – Además, yo pienso que este es el reconocimiento que te mereces, aunque no sea de la manera más adecuada. Perdónanos por excedernos, ¿Si?

- … – la miro a los ojos con detenimiento – ven aquí… – insto a Leonora a acercarse, y ella accede caminando lentamente – la próxima vez, prométeme que no serás tan imprudente, ¿de acuerdo? – lo digo mientras acaricio su mejilla con mi mano.

- ¡Sí! – lo dice con alegría mientras sonríe – no lo volveré hacer. – me abraza con cuidado.

- Tranquila, estoy molesto pero no es para tanto… – hablo con tono amable al tiempo que también la abrazo.

Esta es la primera vez que veo a Leonora tan vulnerable y sumisa; probablemente, estaba pensando que podría empezar a odiarla o maltratarla; sin embargo, no soy esa clase de persona, sin mencionar que esto no es tan grave como para llegar a tales extremos. Como si se tratase de una reacción en cadena, el resto de mis chicas también se acercan y me piden perdón con vergüenza; obviamente, las perdono sin ningún tipo de drama, recuperando el anterior estado de ánimo alegre.

A pesar de todo, Leonora, como mi primera esposa, insistió en que es necesario llevar a cabo un castigo, aludiendo a la Jerarquía de Esposas y los "acuerdos" que ellas habían establecido, a lo cual, las demás se mostraron conformes; como resultado, me obligaron a decidir la penitencia para cada una. Naturalmente, intenté evitar tomar ese camino, pero no me lo permitieron, por lo que no tuve más remedio que aceptarlo, no obstante, conseguí dejarlo para otro momento. Así, mis chicas y yo charlamos, reímos y nos divertimos después de tanto sufrimiento, angustia e incertidumbre; pienso que, aun cuando las cosas no terminaron nada bien, estoy feliz sabiendo que se encuentran sanas y salvas, y ver que todavía pueden sonreír; en definitiva, mis esfuerzos no fueron en vano. Aunque no conseguí salvar a mi amada Leila, me consuelo con el hecho de que pude proteger a Leonora, Camelia, Aurora, Petra y Roser.


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