Rand: Mat mira quienes han venido a verte. – incluso él tenía que admitir que la apariencia de Mat era pésima hoy más que nunca.
Mat: ¿Cómo sabes que son realmente quienes parecen ser? – su voz sonaba ronca y tenía la piel perlada de sudor – ¿Cómo sé yo que tú mismo eres quien pretendes ser?
Ahora todos comenzaban a preocuparse de verdad, esperaban que la situación no fuera tan mala a como Rand la había descrito.
Rand: Porque te daré una patada en trasero si sigues diciendo idioteces. – le respondió negando con la cabeza, un poco ya acostumbrado con el comportamiento de Mat.
Mat: Eso suena como algo que dirías. – comenzó a reincorporarse en la cama.
Sus amigos estaban muy preocupados nunca antes lo habían visto en tan malas condiciones, los jóvenes de Dos Ríos eran gente saludable. Todos excepto Rand se sobresaltaron cuando escucharon a Moraine que entraba a la habitación gritarles.
Moraine: ¡Aléjense de él! ¡No lo toquen! – lentamente se acercó a Mat mientras lo estudiaba – Manténganse alejado de él hasta que les diga.
Cuando estuvo al lado de Mat usó el poder único para saber que le ocurría al chico que estaba en tan deplorable estado. El contacto del poder único con Mat le produjo una convulsión, un violento espasmo en todo el cuerpo, Mat de pronto alargó una mano con la daga que había tomado en Shadar Logoth en dirección al rostro de Moraine.
Lan había acortado la distancia entre él y Mat en un instante para detener al chico, pero alguien se le había adelantado. Rand ahora tenía agarrada la muñeca de Mat que sostenía la daga y con su otra mano en el pecho de Mat lo presionaba sobre la cama.
Rand: Tranquilo, es Moraine y solo quiere comprobar cómo te encuentras. – Mat alternaba su mirada llena de odio entre Rand y Moraine aun tratando de resistirse si éxito alguno – ¡Mat! – gritó ejerciendo más fuerza en la muñeca que tenía sujeta – ¡Suficiente! Deja que Moraine te examine.
Moraine: ¿Cómo ha llegado esto a sus manos? – inquirió con voz acerada mientras observaba la daga en la mano de Mat – Les pregunté si Mordeth les había regalado algo. ¡Les expliqué sobre el peligro que ello acarreaba y me respondieron que no!
Rand: Mordeth no nos regaló nada, Mat tiene que haberla tomado de la sala del tesoro. No lo supe hasta que nos separamos.
Moraine quería darles un sermón, pero entendió que era inútil en ese momento, solo Mat había actuado de manera irresponsable y hablar con él en las condiciones que se encontraba era inútil.
Moraine: Es un milagro que hayáis llegado tan lejos llevando esto. He sentido su emanación maligna tan sólo con mirarlo: la esencia del Mashadar y un Fado es capaz de detectarla a varios kilómetros de distancia. Aun cuando no la localizara con exactitud, tendría conciencia de su proximidad. Algunos Amigos Siniestros puede que tengan también la capacidad de percibirlo.
Rand: Nos topamos con amigos siniestros en más de una ocasión y hay rumores que en la noche se deslizan unos extraños seres fuera de las murallas. Apuesto a que son trollocs.
Lan: Estás en lo correcto chico. Y ya saben, donde hay trollocs, hay myrddraals. – de todos Rand era el joven de Dos Ríos que recibía el mejor trato del guardián – Han tratado de borrar sus huellas, el myrddraal consiguió, de algún modo, atacar por sorpresa en el Campo de Emond, pero con cada día que transcurre se aproximan más a quienes pueden hacer que los persigan los soldados. Aun así, no se detendrán por nada. Según parece, habéis atraído una nueva Guerra de los Trollocs a Caemlyn.
Ninguno de los chicos sabía que contestarle pues el guardián no mentía. Egwene ya se podía imaginar la destrucción por toda la ciudad y Perrin sacudía la cabeza queriendo negar todo lo que ocurría.
Moraine: Todavía no, solo tenemos que abandonar Caemlyn. Si hallamos la manera de salir de la ciudad, los myrddraals no tendrán ningún motivo de interés por esta ciudad.
Parecía que la desgracia persistía en acompañarlos y el agotamiento era cada vez más evidente en todos, salvo Lan y Rand que eran los únicos que parecían llenos de vitalidad.
Nynaeve: Por ahora deberíamos preocuparnos por Mat. – declaró haciendo que todos recordaran que Mat seguía enfermo – ¿Es contagioso? – preguntó a Moraine – De todas maneras, podría tratarlo nunca me contagio, sea cual sea la enfermedad.
Moraine: Sí es contagioso y tu protección no servirá en este caso. – señaló la daga con el rubí – Esto procede de Shadar Logoth. No hay nada en esa ciudad que no esté contaminado y no represente gran peligro para quien lo lleve afuera, esa daga está impregnada del mal que llevó a su fin a Shadar Logoth, al igual que lo está Mat ahora. Pronto su mera presencia será contagiosa.
Nynaeve: ¿Puedes hacer algo por él? – preguntó con gran preocupación y no era la única que estaba preocupada.
Moraine: Déjenme a solas con él. Permanezcan juntos y busquen un lugar donde no los vean, pero márchense de aquí. Haré cuanto pueda por él. Espero poder hacer algo por el bien del mundo.
Nadie tenía ganas de hablar, parecían derrotados. La idea de que podrían perder a Mat no los dejaba de atormentar y ese no era todo el infortunio con el que tenían que lidiar. Trollocs, myrddraals y amigos siniestros aún seguían detrás de ellos y aún no habían descubierto el motivo.
Rand: Al menos podrían tener un poco más de esperanza en que Mat se recuperará. – sus palabras hicieron que todos lo miraran de manera extraña – ¿Qué me veis?
Perrin: Nunca antes habías sido tan optimista como lo eres ahora desde que abandonamos Dos Ríos. – Nynaeve y Egwene asintieron al escucharlo.
Rand: Bueno, ustedes nunca antes habían lucido tan mal. Además, no es optimismo, es voluntad. Ya sean trollocs, myrddraals, amigos siniestros o el mismísimo oscuro, ninguno de ellos va a arruinar mi vida. No voy a rendirme a los deseos de ninguno. – ninguno le contestó, no sabían que decir, pero ahora estaban decididos, ellos tampoco se darían por vencido – Vengan, hay alguien que me gustaría presentarles, un amigo que he hecho aquí en Caemlyn.
Pronto llegaron a la biblioteca y encontraron a Loial tendido frente al fuego mientras leía un libro. Al sentirlos entrar cerro el libro y dirigió la mirada hacia el grupo de visitantes. Todos miraban a Loial sorprendidos y con curiosidad.
Rand: Estos son los amigos que esperaba. – le dijo a Loial y luego se giró hacia Perrin, Nynaeve y Egwene – Esta es Nynaeve, la zahorí de mi pueblo, Perrin y por último Egwene. Él es Loial, es un ogier.
Loial: Recuerdo sus nombres, Rand me ha hablado mucho de ustedes. – estaba complacido con la reacción de los chicos que solo estaban sorprendidos por ver un ogier por primera vez – ¿Y la Aes Sedai, Rand?
Rand: Está arriba atendiendo a Mat.
Loial: Ya veo, eso debe significar que está bastante mal. Vengan tomen asiento, este es un buen lugar para esperar.
Después de que todos tomaron asientos Perrin fue el primero en hacerles preguntas a Loial.
Perrin: Los steddings, Loial ¿son en verdad refugios, tal como dicen las historias? – parecía ansioso por saber.
Estuvieron conversando por un buen rato y el ánimo parecía haber mejorado bastante desde que habían llegado. Solo se detuvieron cuando la puerta de la biblioteca se abrió y por ella entró Mat quien ahora no parecía haber sufrido ninguna enfermedad. Estaba nervioso sobre que decir al ver a todos sus amigos.
Mat: Por lo visto... eh... parece que he estado actuando... eh... de una manera un poco rara. No recuerdo apenas nada, de veras. Todo lo veo borroso desde que salimos de Puente Blanco. Thom... – su rostro se tornó amargo al pensar en el juglar – Cuanto más alejados de Puente Blanco, más difusos son los recuerdos. No conservo la más leve conciencia de haber llegado a Caemlyn. No podéis culpar a un hombre de lo que hace en un estado de locura, ¿verdad?
Perrin: Siempre has sido un alocado. – su ánimo había mejorado mucho al ver a su amigo recuperado.
Nynaeve: No. – tenía algunas lágrimas en los ojos, pero sonreía – Nadie te culpa de ello.
Rand: ¿Qué hay de la daga? – cuando escucharon la pregunta todos miraron a Moraine y luego a Mat quien tenía la daga aun en su cinturón.
Moraine: Si, aún conserva la daga. No puedo desprenderlo de ella sin que ello le cause la muerte. El vínculo ha durado demasiado tiempo y ha adquirido demasiada fuerza. Deben deshacerlo en Tar Valon; ni yo ni ninguna Aes Sedai sola puede hacerlo, ni siquiera con la ayuda de un angreal.
Rand se preguntaba si eso era cierto. No es que creyera que Moraine estaba mintiendo, solo se preguntaba si una Aes Sedai con el talento de Nynaeve o el poder de Lanfear o Alivia podría ser capaz de lograrlo.
Rand: Parece que al final no queda de otra que ir a vuestra guarida.
Moraine aunque enojada al oír a Rand llamar Tar Valon una guarida no dijo nada y solo abandonó la habitación. El resto le dio una mirada de desaprobación, solo Mat y Nynaeve tenían una pequeña sonrisa.
Los chicos permanecieron juntos por un rato cada uno narrando desde su perspectiva el viaje que habían realizado. Loial los escuchaba callado asegurándose de recordar todo lo que escuchaba. Más tarde Moraine regresó y pidió la atención de todos.
Moraine: No podemos quedarnos mucho tiempo en Caemlyn. No estamos a buen recaudo en la Bendición de la Reina. Los ojos del Oscuro se hallan ya en la ciudad y la búsqueda no se detendrá. He establecido salvaguardas que mantengan alejadas a las ratas, pero cuando el Oscuro advierta que hay una parte de la ciudad en que éstas no penetran, nosotros ya nos habremos marchado de la ciudad.
Las ratas eran uno de los animales que servían de espías al Oscuro.
Moraine: Además, también hay Hijos de la Luz en Caemlyn, que buscan a Perrin y a Egwene. – ambos chicos habían luchado contra un grupo de Capaz Blancas y solo terminaron escapando gracias a Moraine, Lan y Nynaeve.
Rand: Ese tal vez no es el único problema. – todos rápidamente lo miraron preocupados sobre que con más tendrían que lidiar – ¿Qué nos puedes decir de una Aes Sedai llamada Elaida?
Moraine: ¿Elaida Sedai? ¿Qué tiene que ver ella? ¿De dónde conoces ese nombre?
Rand creía que era mejor que el resto tuviera al tanto de una serpiente como Elaida así que comenzó a contar todo lo que había ocurrido desde que había escalado las paredes del palacio hasta que se marchara de este.
Perrin: ¡Una reina! – exclamó con ojos abiertos – Tú sí que has vivido aventuras. Nosotros no conocimos más que gitanos y algunos Capas Blancas.
Mat estaba riendo, Nynaeve no sabía que decir y Egwene sentía que había algo extraño en la forma que Rand hablaba de la reina y la princesa.
Loial: Parece que has sorprendido a todos Rand. – incluso él encontraba todo divertido, luego se giró a Moraine para aprovechar y preguntar algo que hacía tiempo deseaba saber – Moraine Sedai hay algo que deseo preguntarle si no es molestia.
Moraine: Si puedes ser breve, hay mucho que debemos organizar antes de partir.
Loial: Entiendo, trataré de ser breve. Años atrás hubo un hombre que fue al stedding Shangtai hace algún tiempo. Después de recuperarse de las heridas que tenía cuando llegó al stedding se marchó, pero antes de marcharse nos contó una curiosa historia que, según él, pretendía transmitir a Tar Valon. Dijo que el Oscuro pretendía cegar el Ojo del Mundo y dar muerte a la Gran Serpiente, destruir el propio tiempo. – hizo una pausa para dejar que Moraine pensara en la historia y luego continuó – Lo que yo quería preguntar es ¿puede el Oscuro realizar tal cosa? ¿Destruir el propio tiempo? ¿Y el Ojo del Mundo? ¿Puede cegar el ojo de la Gran Serpiente? ¿Qué significa eso?
Antes de que Moraine dijera algo más Perrin y Egwene dijeron algo que la intrigó.
Perrin: Eso es lo que nos contaron los gitanos.
Egwene: Sí – confirmó – la historia de las Aiel.
Moraine: ¿De qué historia están hablando? – la mirada que les dio era inexpresiva, pero el aire a su alrededor demandaba rapidez.
Perrin: Algunos gitanos que cruzaban el Yermo encontraron a unas Aiel moribundas tras un enfrentamiento con los trollocs. Antes de perecer, la última Aiel con vida dijo a los gitanos lo mismo que ha contado Loial. El Oscuro, que ellas llamaban Cegador de la Vista, tiene intención de cegar el Ojo del Mundo. Esto sucedió hace únicamente tres años. ¿Significa algo?
Moraine se quedó pensando en todo lo que había escuchado, su mente procesaba la información tan rápido como le era posible en busca de una respuesta y curso de acción que seguir.
Perrin: Ba'alzemon. – cuando Mat escuchó el nombre lo miró asustado, el resto por algún motivo sentía que ese nombre era mala noticia – Entonces ya me pareció haber escuchado aquel nombre antes..., el Ojo del Mundo. Ahora lo recuerdo. ¿Ustedes no lo recuerdan?
Mat: No quiero acordarme de nada.
Rand permaneció cayado esperando que fuese Perrin quien explicara todo, él en verdad no recordaba nada pues nunca le prestaba atención a las palabras de Ba'alzemon y solo pretendía escuchar la mayoría de las veces.
Perrin: Debemos contárselo es importante. No podemos continuar guardando el secreto. ¿Lo comprendes, verdad, Rand?
Rand solo asintió indicándole que procediera.
Moraine: ¿Contarme qué? – su voz era áspera y parecía respirar con dificultad mientras su mirada taladraba a Rand.
Perrin procedió a contarle sobre los sueños que habían estado teniendo, sobre sus encuentros con Ba'alzemon. Al terminar de contar todo Perrin estaba sorprendido de que Moraine no parecía enojada.
Perrin: ¿No estás enfadada con nosotros?
Moraine: Más conmigo misma que con vosotros. Si me hubieras contado desde la primera vez os podría haber ayudado con esos sueños. Ahora ya es muy tarde cada vez que el Oscuro establece contacto con vosotros, facilita los próximos encuentros. Tal vez mi presencia os proteja en cierta medida, pero aun así... – se lamentaba de no haber prestado más atención a los chicos, pero en realidad no había nada que podría haber hecho – No ha habido un receptor de tales sueños en Tar Valon desde hace casi mil años.
Todos esperaban por la decisión de Moraine.