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Bab 5: Vendido

- Carlos vete de mi casa – dijo súbitamente la madre – Se que estás enfermo pero hay prioridades

- ¿La deuda no te importa? – contestó Carlos – Porque después de semejante ofensa jamás volveré a poner un centavo por ustedes ¿te queda claro eso o es que aún hay algo que no entendiste?

- Vete – repitió ella con firmeza

- En ese caso te contactará mi abogado

- ¿Abogado? – preguntó ella sorendida

- Me debes bastante cuñada – dijo Carlos sonriendo malignamente – Empezarás a pagarme lo que me debes….como sea – eso último lo recalcó acentuando las palabras y lanzado una fugaz mirada a Matías.

En esta ocasión Matías mismo lo miró con dureza ya que aquello era el colmo ¿qué más quería ese tipo? Ya se había cobrado suficiente con su persona para que ahora les hiciera eso a su familia

- ¿Tienes algo que decir Matías? – lo desafió Carlos

- Si – dijo Matías para sorpresa de su tío – Tú nada tienes que cobrar ya que te pague cada centavo que nos diste ¡Nada fue gratis!

- ¿En serio? No recuerdo haber recibido dinero de ti 

- ¡Tú jamás cobraste con dinero! – dijo asqueado Matías

- No sé de qué hablas Matías – dijo Carlos mostrado nuevamente esa expresión de la más pura de las inocencias

- ¡No te hagas el inocente! – rugió el mayor

- Mañana recibirán la citación debida, tanto tú, cuñada como tu hijo mayor – lazó un profundo suspiro – Me apena que por una vil mentira todo haya acabado entre nosotros - diciendo aquello Carlos se marchó y recién el hermano mayor se pudo calmar, entonces el otro lo soltó

- ¿Y ahora qué? – dijo la madre angustiada - ¿Cómo afrontaremos ambas deudas?

- No te preocupes madre – dijo el mayor – No lo necesitamos –

- ¿Es cierto? – pregunto ella mirado a Matías fijamente, este respondió afirmativamente con la cabeza ya que no tenía fuerzas para hablar, su madre quiso abrazarlo pero él retrocedió instintivamente.    -Matías – esto la asombró bastante

- Lo lamento madre….perdóname….nunca quise generar problemas

- Pero lo hiciste  -  le dijo su otro hermano – Ahora no te hagas el arrepentido

- ¿Cómo puedes decirme eso?– le espetó Matías - ¡Yo jamás busque que Carlos me hiciera….me hiciera…Eso!!!!!

- ¡¿Qué te hizo en concreto?  Especifica

- ¡Olvídalo! – dijo dolido Matías al ver que su otro hermano no lo apoyaba a él sino a su tío

- ¿Ves que mientes? Acusas así sin más y generas discordia en la familia, el tío está muy enfermo

- Que se muera – dijo el mayor– No te entiendo por dios – dijo mirando a su otro hermano – Matías es nuestro hermano ¿cómo es posible que defiendas así a alguien como Carlos?

- Después de todo es muy generoso ya que nos ayudó – dijo el otro hermano

- ¿Generoso? Tu no lo conoces por lo visto - contestó dolido Matías

- ¡Basta! – rugió la madre – Cálmense todos ¿de acuerdo?– luego miró a su segundo hijo – Y tú debes priorizar mejor tus lealtades hijo

- Pero madre….

- Sin pero – lo interrumpió ella con firmeza – Nosotros somos la familia ¿comprendes? – el segundo hermano asintió con la cabeza – Matías ¿desde cuándo abusa de ti Carlos?

- Desde…desde que…empezó a…a prestarnos… - Matías no podía hablar ya que sentía cómo su garganta se cerraba incrementándose más aún su angustia – No…no puedo…perdóname madre… - su hermano mayor lo abrazó reconfortándolo  ya que solo con ese hermano él se sentía aliviado y seguro

- Te entiendo hijo – dijo ella- Haré una denuncia – luego miró a su segundo hijo – Deberías apoyar a Matías, después de todo es tu hermano

- No madre – Matías se hizo soltar por su otro hermano sintiéndose nuevamente en peligro pero se sobrepuso a semejante sensación – Está bien – respiró entrecortado – No necesito nada de nadie – Diciendo aquello se alejó de allí y se encerró en su habitación.

- ¿Ven? Siempre hace lo mismo – decía su otro hermano - ¿Qué certeza hay de que sea verdad eso de que el tío Carlos abuso de él?

- ¿Eres idiota? – le espetó su hermano mayor - ¿Cómo puedes dudarlo?

- Porque no habla – dijo el segundo hermano

- Obsérvalo por dios ¿o es que no sabes hacerlo? Observa sus actitudes, sus reacciones ¿Qué más necesitas saber?

- Escucharlo de sus propios labios – contestó tercamente el otro hermano ya que no le gustó la forma en que fue tratado

En su habitación Matías se arrojó en la cama y comenzó a llorar desconsoladamente, había perdido el control por completo. Carlos no se rendiría así de fácil, exigiría que él vuelva a su lado. Se lo hubo insinuado a su madre, los presionaría a todos.

Sentía que no tenía escapatoria y eso lo estaba matando. Solo podía contar con su hermano mayor de última, ya que su madre no haría nada…por más que se haya mostrado solicita a ayudarlo la conocía bastante bien. Cuando vea que Carlos no cedería y el apuro económico empiece nuevamente a acorralarla no dudaría en venderlo a él con tal de acabar con las deudas malditas.

Ella solo pensaba en lo económico. Demanda. Ojalá lo hiciera, cómo quisiera que demandara a Carlos pero…era demasiado bueno para ser real. Demasiado bueno. Al punto de no creerlo.

Carlos había demandado a su sobrino mayor por injurias y este tuvo que pagar una indemnización a su tío muy alta por orden del juez que resultó ser muy amigo de Carlos, además este último alegó su problema de salud. Para ello el hermano mayor de Matías tuvo que usar todos sus ahorros y sueldo completo del mes quedando sin nada de nada, ya que si no depositaba el dinero en tiempo y forma iría a prisión inmediatamente.

Pero  Carlos no acabó ahí sino que demandó también a su cuñada reclamándole la devolución del dinero prestado. Esto no lo pudieron enfrentar por lo cual ella tuvo que hacer triple turno en el trabajo mientras que el hijo mayor tuvo que hacer extras para subsistir.

El segundo hermano había empezado a trabajar así contribuía a la economía familiar aunque seguía molesto con su hermano menor debido a su silencio. Efectivamente no le interesaba lo que haya padecido Matías ya que este nunca habló con claridad ¿por qué tenía que observar y adivinar lo  ocurrido?

Le molestaba semejante actitud, si en verdad su hermano menor fue maltratado por Carlos no comprendía cómo seguía callándose la verdad…parecería que encubría al tío después de todo.

Matías mismo había empezado a trabajar en un local de venta de computadoras ya que era su fuerte. Estaba bastante animado porque se sentía persona, sentía que era útil y lo que era más importante su familia estaba protegiéndolo de Carlos. Eso lo animaba para seguir avanzando. Sin embargo aquella tarde el dueño del local le dijo que ya no podría seguir trabajando allí debido a los problemas económicos que estaba pasando. Cabizbajo salía del local cuando se topó con Carlos quien le sonrió malignamente mientras lo sujetaba con firmeza, Matías se sintió desfallecer y sus fuerzas desaparecieron al segundo.

- Tenemos que hablar – diciéndole esto lo arrojó al interior del auto y se subió inmediatamente él mismo. Matías estaba encerrado allí sin escapatoria posible - ¿Estás satisfecho muchacho?

- ¡Déjame en paz!

- Tu familia está en la ruina total por tu culpa – decía Carlos – El dueño del local donde trabajabas me debía muchísimos favores – continuó diciendo – No me resultó difícil pedirle que te despidiera -  sonreía como una hiena siniestra.

- Maldito – dijo Matías entre dientes furioso

- Volverás conmigo – continuó Carlos – Solo así retiraré los cargos contra tu madre  – el corazón del muchacho latía como un tambor ¿volver? - Jamás

- No – dijo con voz temblorosa

- Lo harás y hasta le devolveré su dinero a tu hermano mayor ¿qué dices? ¿Verdad que soy bondadoso? – reía siniestramente

- Maldito – repitió Matías vencido

- Hablaremos con tu madre para explicarle todo con detenimiento ¿de acuerdo?

- No…no puedo…no…

- Tendrás que poder

- Por favor…ya no…

- Siempre – corroboró Carlos – Así será por siempre ya que me perteneces ¿oíste?

Matías estaba desecho porque sabía que no tenía salida, se dejó llevar por Carlos como un muñeco de trapo sin vida. Para mayor desolación suya vio el alivio en la mirada de su madre al escuchar a Carlos decirle que retiraría los cargos contra ella y firmaría ante un escribano que no le debía nada de nada. Aunque luego su madre quiso fingir preocupación por su persona él sabía que era falso. A sus 16 años estaba sujeto a ella que acababa de venderlo a Carlos a cambio de saldar la deuda de su padre.

Fueron al escribano y al cabo de un par de horas todo quedó estipulado allí.

- Me llevaré a Matías a mi casa– dijo Carlos – Lo tendré a mi lado por dos semanas – ante esto Matías abrió enormemente sus ojos suplicantes – Pero te lo advierto cuñada, si tu hijo mayor pisa mi casa lo haré arrestar.

- No lo hará – la voz de su madre sonó vacía, parecería que le dolía aquella situación sin embargo nada hizo por salvarlo a él, su propio hijo.

- Así lo espero, además esto fue aceptado por Matías

- ¡No! – gritó desesperado el aludido

- ¡Cállate! – ordenó Carlos y este obedeció por temor – Adiós cuñada  hasta dentro de dos semanas

- Adiós – ella no pudo ver a su hijo.


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