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41.37% Un Amor De Chocolate (Libro I) / Chapter 12: Lily

Bab 12: Lily

IAN

Amaba tanto a Orfen que me dolía ver cómo Sara trataba de hacerlo quedar mal ante los ojos de la aristocracia. Si bien Orfen no mostraba interés alguno y aparentaba que no le molestaba, yo sabía que le dolía. Aún así no podían dejarlo de lado por tratarse de un Von Fisher, perteneciente a una de ñas más prestigiosas familias.

Éste era un apellido de muchisismo peso en la aristocracia, por tal razón no había rumor capaz de ralear a ningún integrante de esa familia.

No obstante, era el centro de todas las miradas, y en las escasas fiestas en las que aceptaba asistir llevandome a mi como Duncan, un apellido aristocrático también, tenía que soportar el acoso.

Pero lejos de lograr hacer ceder a Orfen, estaba consiguiendo todo lo contrario. Lo alejaba cada vez más. Pero el daño empezaba a ser intenso.

Por eso Orfen, una tarde, fue a hablar con los padres de Sara e insistió en que lo acompañe. Por aquel entonces me había animado a salir, siempre y cuando sea con él y sin que se alejase de mi lado un segundo.

Los padres de Sara nos recibieron, Orfen pidió expresamente hablar con el padre y en privado. Así que éste nos condujo a su despacho. Allí Orfen le expresó su disgusto por lo que su hija hizo, y estaba haciendo en nuestra contra.

Pero su padre no solo negó todo lo que Orfen le dijo, sino que encima nos insultó:

— No es culpa de mi hija que tú tengas los gustos retorcidos Von Fisher, y si todos saben eso en buena hora — exclamó despectivamente.

— Parece que no lo entendió señor  — dijo tranquilamente Orfen — Soy un Von Fisher y a partir de éste momento me ocuparé de que usted y su familia, hija incluída, sean raleados de todos los sectores de la sociedad aristocrática, y bien sabe que a diferencia de ud, yo sí puedo lograr ralearlos. Después de todo mi familia es muy superior a la suya.

Aquellas palabras impactaron en nuestro interlocutor, ya que empalideció sobremanera, en verdad había dado en el clavo. Orfen no dejaría que Sara y su familia, sigan intentando ensuciar su nombre y el mío.

—Su hija está obsecinada conmigo. Usted podría hacer un buen matrimonio con ella.

— El mejor candidato para mi hija eres tú.

Aquello me dolió tanto que miré para otro lado, intentando discimular mi dolor. Orfen sujetó mi mano con fuerza y me besó, hecho que asombró al padre de Sara.

— Parece que tendré que acusar a Sara de prejuicios y acoso.

— Somos de la aris....

— De la aristocracia lo sé, pero resulta que yo soy un Von Fisher, y no solo haré saber que Sara está obsecionadamente loca por mí, sino que encima es una mentirosa ya que condena el amor libre y eso a la aristocracia no le gustará.

— Mi hija te ama Orfen

— Por eso me daña tanto ¿cierto?

— Solo quiere hacerte ver que podrías tener un buen futuro con ella

—Y usted la apoya porque quiere la fortuna de mi familia ¿verdad? Dejeme aclararle que perderá hasta lo que ahora posee.

Luego intentó levantarse pero el padre de Sara accedió a los pedidos de Orfen.

— De acuerdo hablaré con mi hija.

—No es suficiente. La denunciaré y la anularé socialmente.

—Pero...

—Tendrás que buscar la forma de hacerla casar con alguien que a pesar de todo la acepte. Ahora me iré.

Diciendo eso nos levantamos y nos fuimos ante la desesperada mirada del padre de Sara, quien intentaba hacer que Orfen cambie de opinión desesperadamente.

—Señor Von Fisher por favor....

—Amo a Ian Duncan, haré que todos lo entiendan y si su hija no quiere hacerlo pagará las consecuencias.

—¿Es una amenaza?

—No, una advertencia. Sara me molestó bastante, no aceptó mi negativa ni mi decisión sobre a quien amar. Lo de su hija no es amor, sino obseción y lo de usted es ambición. Ya quedó advertido.

Orfen me sujetó de la mano y nos fuimos, pero el padre de Sara le juraba a mi amado, que su hija no volveria a molestarlo más. Antes de que saliéramos de la mansión de los padres de Sara, Orfen dijo:

—Si su hija vuelve a molestarme a mí o a mi pareja, Ian Duncan, será usted quien pague las consecuencias.

— Claro, entiendo

Así nos fuimos a casa a descansar y relajarnos. Al llegar nos adentramos a nuestro dormitorio, donde nos amamos con intensa pasión. Empezaba a sentirme más seguro y eso me ayudaba a curar mis heridas psicológicas.

—Haría lo que sea por tí, Ian, te amo tanto que no permitiré que te alejen de mí

—Orfen — sentía que sus besos en mi cuello me encendían — También te amo....Orfen.... — Nos deslizamos a la cama para amarnos mejor.

Durante los siguientes días estuvimos amándonos en diversos lugares de la mansión, en verdad eran los mejores momentos de mi vida.

Una mañana llegó a nosotros una invitación a una fiesta. Nada fuera de lo común para la sociedad aristócrata a la que perteneciamos.

Orfen accedió a ir ya que respetaba a la familia que lo organizaba.  Así que entrada la noche nos alistamos y nos dirigimos a la mansión de una las tantas familias aristócratas.

Era un lugar muy lujoso, esa familia era tan poderosa y de gran prestigio como los Von Fisher.  Eran los Macallister. Eso explicaba el lujo y la estupenda vista de ese lugar.

Sara no había sido invitada gracias a la influencia de Orfen, cumplió con su advertencia y eso me hacía sentir muy bien.

Aquello me traía recuerdos de los días en que vivía con mis padres.

Pero algo enturviaba la fiesta y era la hija mayor de los anfitriones. Helen Macallister. Desde que me vió, su expresion se volvió sombría, ya que ella me miraba de la misma forma en que Sara miraba a Orfen.

Durante más de tres horas insistió en bailar conmigo, hablarme y hasta quiso besarme pero la rechacé.

No le causó ninguna gracia mi rechazo, y siguió acosandome. Orfen intervino, pero ella no pareció darle importancia.

No sé qué le pasaba a esa chica, pero no se veía nada normal. En un determinado momento, mi novio fue llamado por el padre de Helen y yo me quedé en la barra.

Aquella fiesta empezaba a resultarme molesta, y solo deseaba irme a casa con Orfen.  Tomé uno de los tragos que en la mesa permanecían servidos e inmediatamente me sentí mareado. 

Perdí el equilibrio pero alguien me sujetó, no supe quién era ya que mi visión se tornaba borrosa.

"Orfen....ayúdame....por favor mi amor....ayúdame"

Cuando recuperé la conciencia, porque evidentemente la había perdido,  me encotraba desnudo en una cama atado.

Helen estaba allí y me rociaba con un perfume cuyo aroma me resultó muy familiar.

Era la droga Afrodita que en el club, Fausto y Nathan, me obligaban a tomar o me inyectaban y en algunos casos me rociaban como ahora la Macallister lo estaba haciendo.

— Ahora si podré tenerte Ian Duncan — me decía ella con aquella siniestra y sombría expresión — Fuiste muy difícil de seducir pero....

—¿Qué? ¿Por qué me haces esto?

—Eres muy hermoso para perder tu tiempo con un hombre

—¿Cómo dices?

—Serás mio.

Empezaba a sentir los efectos de la droga, a mi pesar mi cuerpo comenzaba a reaccionar. Lloraba de la desesperación mientras veía cómo ella se desnudaba para empezar a desesperarme. Padecería otra violación, no entendía por qué me pasaba ésto a mi.

Estaba encerrado en mi cuerpo, que actuaba por voluntad propia, a manos de una loca que me manoseaba de una forma que solo podía sentir asco.

Llegó un momento en que no pude seguir pensando más pero era perfectamente conciente de lo que me estaba sucediendo.

¿Cuánto tiempo pasé siendo violado por ella? No lo sé pero, al igual que sucedía con Fausto, con ella me pareció que fue eterno. Cuando el efecto de la droga pasó ella se detuvo. Se lavó y se vistió. Luego me desató y me dio la ropa.

—Listo, fue muy exitante. Pero no diría nada si fuese tú ya que....sería tu palabra contra la mía. — Me lanzó un beso — Adios bebé

Volvía a sentirme sucio. Me levanté y me vestí como pude para salir de ese infernal lugar. Fui acercandome al salón si  dejar de llorar.

"Orfen ¿dónde estás? Te necesito mi amor".

No soportaba que me toquen, todo ese infierno que había experimentado, y que al fin había podido olvidar, ahora volvía a mi. Llevaba un pantalon negro y una camisa naranja pero me sentía desnudo y sucio.

No sé cómo llegué al salón, pero lo pude hacer y Orfen me encontró.  No bien me vió supo que algo no andaba bien.

— Ian ¿dónde estuviste? ¿Qué pasó mi amor? — él me abrazó con fuerza.

— Me violó....me drogó y luego me violó Orfen....sacame de aquÍ

—¿Qué? ¿De qué hablas?

—Helen Macallister me drogó y me violó.

Orfen quedó en una pieza ante mis palabras ya que no podia creerlo. Pero al verme en tal estado supo que decía la verdad, ya que era así como me ponía cada vez que Fausto me violaba. Estaba a punto de entrar en Shock pero su presencía me mantenía conciente.

Fuimos a ver al anfitrion de la fiesta, yo de solo ver a Helen allí empecé a temblar.  Orfen estaba furioso, y el anfitrión asorado.

—Me decepcionas — decía Orfen — Esto no se quedará así. Drogan y violan a mi novio. A Ian Duncan.

— P-Pero Helen.....

-— Niegate todo lo que quieras, acudiré a la justicia

—No....ella tiene ciertos problemas...

—¡Se nota!

—Me ocuparé de ella, lo siento.

— Una disculpa no lo soluciona.

—Orfen....quiero irme...por favor...

En verdad me sentía morir y solo deseaba desaparecer. Nos fuimos de allí. En el carruaje él me abrazó con ternura. Sabía que se sentía culpable por lo que me había pasado, y eso me parecía injusto ya que no era su  culpa.

-—Orfen no es tu culpa..

—Si que lo es, no debí dejarte solo, no debí aceptar asistir a esta fiesta.

—Orfen no es tu culpa y si quieres ayudarme.....solo abrazame por favor....

Él me abrazó y me besó en la frente. En verdad me reconfortaba, aunque en mi mente seguía padeciendo todo y mi cuerpo continuaba sintiendo el tacto de esa loca.

ORFEN

Orfen se detuvo y guardó el diario. Alice no paraba de llorar, sintiendose fatal ya que acababa de descubrir que ella era el producto de una violación.

Que su madre violó despiadasamente a su padre, provocándole un intenso dolor moral. Nunca, pero nunca le había dicho eso su madre, ni siquiera sabía que pertenecía a la sociedad aristocrática.

Le dolía haber sido tan injusto al odiar a su padre. Ahora solo deseaba poder verlo para abrazarlo y disculparse con él. Orfen se arrodilló para mirarla a los ojos mientras lo acariciaba.

— Alice tú nada tienes que ver con los errores de tu madre. Tu padre nunca te odiaría ni te culparía

Ambos se abrazaron, la niña fue calmándose. Así el carruaje se detuvo. Y Orfen le pidió que bajara ya que habían llegado al puerto.

—Debemos tomar un barco — dijo Orfen tras bajar. El chofer y otro más ayudó a bajar el equipaje y a subirlo al barco. Alice y Orfen subieron al barco instantes después. Fueron al camarote que habian alquilado.

Era bastante grande y lujoso. Cuando el equipaje estaba en el camarote nos fuimos a cubierta para ver cuando el barco zarpara. Alice estaba muy triste al punto que tenía la mirada perdida. A Orfen le recordaba a Ian, era idéntica a él.

El azabache abrazó a la niña con cariño mientras el barco zarpaba. A Alice le llevó tiempo asumir lo de su madre y Orfen la ayudó.

—No debes odiar a tu madre por lo que le hizo a tu padre.

—Es dificil Orfen, ella era una loca

—Pero era tu madre

—¿Dónde está mi papá ahora? Quiero ver a Ian por favor....

El Barco zarpó y en pocos minutos estuvimos lejos del puerto.

— Vamos al camarote, allí te seguiré leyendo la historia de Ian Duncan.

-—Quiero verlo por favor

—En ese caso escucha la historia hasta el final.

—Está bien — Alice se sentía mejor.  Mientras comía y tomaba jugo de frutas escuchaba el resto de la historia.


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