Los rumores sobre las intenciones del país del Fuego fueron calmándose lentamente con el paso del tiempo.
Todos parecieron aceptar el reparto de Hara, o mas bien aceptaron que no se podía hacer nada acerca de ello.
Ikiri desmilitarizo la frontera pero siempre con un ojo atento a los pensamientos de su ahora gran vecino, a quien sin ninguna prueba presumía amigable.
Pero todos sabían que era igual que su nombre, en el momento que lo vea oportuno y visualice una rama seca la usara como leña para alimentarse.
Mientras los poderes terminaban por acomodarse, Ikiri se volvió bastante pacifica.
No se puede decir que la vida de Aki se volvió pacifica, porque aun en tiempo de paz los bandidos y ninjas se enfrentan en los caminos y aldeas.
Pero tuvo el tiempo para centrarse en sus propios objetivos, que desde que tuvo su primer hijo era el encargarse en que se convirtieran en los más hábiles espadachines del clan.
Que era exactamente lo que se esperaba de la familia principal, según las peores estimaciones de Lord Kano el país del Fuego no intentara expandirse hacia el centro del continente hasta pasados unos cinco años, ya que podria generar la creación de una coalición en su contra.
En cambio lo mas probable es que se expandiera por la costa hacia el Sur, donde los pueblos son débiles y luchan constantemente con los piratas.
En ese tiempo era necesario entrenar mas ninjas de elites y sobre todo asegurarse de que Katsuro, Aiko y Toshiaki se convierten en la espina dorsal del clan y si le dieran un par de años más de paz tal vez inclusive entrenar a su cuarto hijo quien todavía ni tenia nombre.
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[Aki]
Ahora no sabia exactamente que pensar, yo no estaba en contra de tener una familia numerosa, pero lo que me molestaba era que había querido evitarlo y gaste punto del sistema para darle la técnica a Hanae que evitaba que saliera embarazada.
No lo había hecho por mi, lo había hecho pensando en lo estresante que debía ser querer ser una kunoichi y en cambio pasarte los años cuidando de un montón de niños ingratos.
Lo peor que no podía estar molesto con ella, sabia que parte de la culpa la tenia mi madre, llenándole la cabeza todos los días con la necesidad de tener más hijos.
Aunque le dije que no la obligaría, solo me mostro una sonrisa para luego decirme.
Hanae: "No tienes que sentirte culpable por que no pueda entrenar para ser una kunoichi poderosa, tampoco necesitas hacerle la culpa a tu madre, es solo mía pues me enamore de estas pequeñas criaturas".
Esas palabras lograron calmar mi furia, que en verdad no eran contra ella, ni contra mi hijo en su vientre y ni siquiera contra mi padre y mi madre.
Era el enojo de que el sistema no quisiera devolverme los dos mil puntos de tienda que gaste en comprar esa técnica.
Es la razón principal por la que ahora me encuentro en mi habitación privada hasta que pasaran los dolores de cabeza.
Pero mis ideas ya se habían centrado y no podía seguir molesto por agua que ya paso por debajo del puente.
En cambio hay mejores cosas en las que centrarse.
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El consejo tenia la idea de que habría paz durante unos cinco u ocho años sin ningún movimiento importante cerca a nosotros.
Y en verdad esperaba que eso fuera cierto, lamentablemente para mis hijos Lord Kano decidió intervenir en su educación.
Algo en lo que no podía oponerme y no estaba seguro de querer hacerlo, mis entrenamientos pueden ser duros, pero sentía que la forma tan extraña que tenia mi padre de exigir mucho más de lo que podían dar a los que compartían su sangre era lo que necesitaban.
...
Las primeras semanas fueron francamente muy fuertes, Lord Kano tenia una habilidad increíble para infligir daño, sin importar que esto fuera en teoría un entrenamiento.
Hanae estaba muy enojada con él, pero le insistí en que era necesario para su futuro, aunque también no podía evitar sentirme mal cada vez que la espada abría heridas en sus cuerpos.
...
Pasados ya un año desde que inicio el entrenamiento decidí dejar de asistir a ellos, Si había alguna persona que sabia como entrenar a alguna persona con el Kekkei Genkai sin matarlo era él.
Mis pensamientos y mis esfuerzos estaban en otra cosa y era un problema que había estado fastidiándome desde el enfrentamiento con los Uchiha.
Era el poder del Susano y de sus ojos, su capacidad de controlar el tiempo espacio y hasta la realidad me molestaba de sobremanera.
Tenia que encontrar alguna forma de contrarrestarlo.
Estaba pensando en traducir toda la novela al ingles, ya que parece que es el idioma lo que hace dificil su aceptación algunas veces