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46.15% Mi vida sin Paolo / Chapter 6: Un fin de semana cansado

Bab 6: Un fin de semana cansado

Héctor tuvo un evento especial en el Café-Bar Hell-Ground, mientras que Fernando asistió a una fiesta en la facultad; sin embargo, Fernando terminó acompañando a Irvin a otro lugar. En cambio Héctor aprovechó su tiempo libre en el Café y se emborrachó junto a su amigo Peter. Lyle llevó a Fernando de regreso a casa, mientras que Dustin condujo hasta casa con Héctor.

***

(En el apartamento, en la madrugada; Lyle, Fernando y Rodrigue están en la sala.)

Fernando: (Sentado en el sillón grande.) Muchas gracias por traerme a casa.

Lyle: (Sentado junto a Fernando.) De nada, no hay problema.

Rodrigue: (Está parado cerca de la entrada de la cocina; trae una cerveza de lata y observa con interés a Fernando y a Lyle.) ¿Estás bien, Fer?

Fernando: (Un poco cansado.) Sí, sólo quiero un poco de agua. (Se pone de pie y va a la cocina.)

Lyle: (Mira hacia la puerta de la cocina. Al percatarse del rostro consternado de Rodrigue, habla con rapidez.) Descuida, me di cuenta a tiempo de que su bebida estaba alterada.

Rodrigue: ¿Alterada? ¿Con droga?

Lyle: Sí…aunque ese tipo de bebidas normalmente tienen cierta cantidad de droga.

Rodrigue: (Se acerca hacia Lyle.) ¿En dónde estaban?

Lyle: En el bar Liberty.

Rodrigue: Ahí todo está alterado.

Lyle: Qué bueno que me dices.

Fernando: (Regresa de la cocina y porta dos vasos de agua. Se sienta junto a Lyle.) ¿Quieres un poco de agua, Lyle?

Lyle: (Acepta el vaso de Fernando.) Sí, gracias.

Fernando: (Contempla a Rodrigue.) ¿Y Héctor, todavía no llega?

Rodrigue: (Niega con la cabeza.) Aún no.

Fernando: (Suspira consternado.) Ya es un poco tarde.

Dustin: (Su voz se escucha desde el pasillo, cerca de la puerta.) Vamos, ya estamos por llegar.

Héctor: (Su voz se percibe en un tono alto y casi como si balbuceara.) No, ya no puedo… Seré bueno, pero no me obligues a seguir subiendo escaleras del infierno.

Dustin: (La voz se escucha más cercana. Abre la puerta y traer a Héctor del hombro.) Pero, el elevador estaba fuera de servicio.

Héctor: (Se mueve con problema y camina con ayuda de Dustin hacia la sala.) Fue Paolo… Ese hijo de la mierda siempre está haciendo estupideces para hacerme gastar más dinero.

Dustin: Anda, ya llegamos.

Fernando: (Sorprendido.) ¿Qué pasó?

Dustin: (Sienta a Héctor en el sofá.) Juego de shots con Peter.

Rodrigue: (Interesado en la escena.) ¿Shots?

Fernando: ¿Y Peter?

Dustin: Lo llevé hasta su casa. (Camina hacia la cocina.) Bueno… Lo ayudé a ir hasta su cuarto. (Entra a la cocina.)

Lyle: (Se pone de pie y sonríe.) Supongo que aquí es donde me voy.

Héctor: (Mira a Lyle con sospecha obvia y un rostro completamente ebrio.) Tú…sí tú… Cabrón hijo de tu madre… ¿Qué coño haces aquí?

Lyle: (Se dirige hacia la puerta.) Me voy. Con permiso. (Sale del departamento y cierra la puerta.)

Fernando: (Actúa con rapidez. Se pone de pie y corre hasta la puerta.) Espera. (También sale del apartamento.)

Héctor: (Intenta ponerse de pie pero sólo consigue girar un poco en el sofá.) ¡No hagan nada indebido!

(Afuera del departamento, en el pasillo.)

Fernando: (Logra encontrar a Lyle antes de que entre a su apartamento.) Sólo quiero…darte las gracias.

Lyle: (Está de espaldas a Fernando; luego voltea la cabeza y sonríe.) No hay de qué.

Fernando: (Acorta la distancia un poco.) Y pues…espero no haberte causado tantos problemas.

Lyle: (Detiene su actividad. Se da la media vuelta y queda parado frente a Fernando.) No, para nada. (Se acerca más y besa la mejilla del otro.) Buenas noches. Descansa. (Regresa hasta la puerta de enfrente y entra a su casa.)

Fernando: (Sonrojado y sorprendido.) Hasta…lue…go. (Sonríe con ternura y entra de vuelta a su departamento.)

(En el interior del departamento 112.)

Héctor: (Contempla a Fernando con molestia.) ¿Se besaron? ¿Tuvieron sexo? ¿Hicieron un programa erótico? ¿Grabaron porno?

Dustin: (Llega con un vaso de agua hasta el sofá donde está Héctor.) Anda, déjalo en paz y bebe agua. (Ofrece el vaso.)

Héctor: (Dirigiéndose hacia Dustin.) No eres mi mamá, cabrón. (Toma el vaso y bebe agua con rapidez.)

Fernando: ¿Me ayudas a llevarlo a su cuarto? (Se acerca a Dustin.)

Dustin: Claro.

Fernando: (Ahora contempla a Rodrigue.) Oye, Rodrigue…

Rodrigue: Sí, ¿dime?

Fernando: Disculpa por este show, pero no esperaba que todo esto sucediera.

Rodrigue: (Sonríe.) No te disculpes, es un fin de semana normal para ustedes; ya me acostumbraré.

Dustin: (Toma a Héctor de un brazo.) Bueno, hay que llevar a la princesa a dormir.

Héctor: (Recrimina sin mucho ánimo.) ¿A quién le dices princesa? Tú eres una princesa.

Fernando: (Toma a Héctor del otro brazo.) Sí, lo que tú digas, Héctor.

Héctor: (Mira a Fernando) ¿Cómo que lo que yo diga? A mí no me jodas, esto es un complot en contra de mi integridad como científico.

Dustin: Sí, (encamina a Héctor hasta las escaleras,) mañana haces la demanda.

Héctor: (Con un tono cada vez más cansado.) Sí…te demandaré por princesa.

Fernando: Yo seré el testigo, pero sube, por favor.

(La habitación de Héctor es amplia, llena de libros y videojuegos en la mayoría de los muebles de estantería. La cama está tendida y casi todo está en orden. En la habitación de Héctor; Dustin y Fernando consiguieron dejarlo en su cama, casi dormido. Ahora Fernando y Dustin están en el pasillo.)

Fernando: (Cerrando la puerta con cautela.) No esperaba que Héctor se pusiera así de ebrio… Hace mucho no lo veía así.

Dustin: (Sólo contempla a Fernando.) ¿Enserio?

Fernando: (Afirma con la cabeza y aguarda frente a Dustin.) La última vez que se embriagó hasta este punto fue…cuando… (Acalla y piensa un momento.)

Dustin: ¿Cuándo…?

Fernando: Cuando Paolo dejó de visitarnos tan seguido… Bueno "visitarnos", (hace énfasis en la palabra 'visitarnos',) a su estilo.

Dustin: (Su rostro se torna muy serio.) Paolo…

Fernando: (Nota la expresión del muchacho) ¿Dustin?

Dustin: No, no es nada.

Fernando: (No insiste.) Bueno será mejor que lo dejemos descansar. (Camina rumbo a las escaleras.

Dustin: (Susurra.) Mierda Héctor… Odio guardar secretos… ¿Por qué me tenías que elegir para contarme tus secretos? (Se dirige hacia las escaleras también.)

(En las escaleras, Dustin y Fernando están bajando con tranquilidad.)

Fernando: (Con un tono serio.) En realidad estoy algo sorprendido.

Dustin: (Prefiere no insistir en el tema.) Sí… Bueno…yo me voy.

Fernando: (Contempla a Dustin con duda.) ¿Cómo?

Dustin: (Sonríe con seriedad.) Tomaré un taxi.

Fernando: Si quieres puedes quedarte.

Dustin: (Niega con la cabeza.) No.

Fernando: (Se detiene y habla con sorpresa.) ¿Por qué? Sabes que no es molestia.

Dustin: Sí…lo sé… Pero quiero estar solo y meditar algunas cosas.

Fernando: ¿Dustin, estás bien?

Dustin: (Mueve la cabeza en forma afirmativa pero esconde su mueca de consternación.) Sí, por supuesto.

Fernando: Te noto algo…distante.

Dustin: Estaré bien.

Fernando: ¿Seguro?

Dustin: No te preocupes. (Baja el último escalón y camina hacia la sala para guardar su computadora en la mochila negra que está junto al sillón.)

Fernando: (También llega hasta la sala.) ¿Sabes? Si quieres hablar con alguien, puedes contar conmigo.

Dustin: Sí, gracias… Prefiero estar solo. (Agarra su mochila y camina hasta la entrada principal.) Hasta luego, Fer. (Sale sin esperar una respuesta.)

Fernando: (Incrédulo por el comportamiento de Dustin.) ¿Qué le pasó? (Se sienta en el sofá y suspira con pesadez.) Enserio que no esperaba ver a Héctor así.

Rodrigue: (Se sienta en el sillón y se relaja.) Probablemente tenga que ver con su nueva amistad, ¿no crees?

Fernando: ¿Te refieres a Dustin?

Rodrigue: Sí.

Fernando: (Mira a Rodrigue con un poco de duda.) No lo creo… Héctor y él se llevan muy bien.

Rodrigue: No me refiero a eso. Tal vez, para Héctor, Dustin le recuerde al tal Paolo.

Fernando: (Sin sospechar de las palabras de Rodrigue.) Pero…son muy diferentes.

Rodrigue: Están juntos todo el tiempo, ¿no?

Fernando: ¿Juntos todo el tiempo?

Rodrigue: Sí. Tal vez eso es lo que le haga recordar a Paolo.

Fernando: (Un poco exaltado.) Espera, Rodrigue, ¿tú cómo sabes sobre Paolo?

Rodrigue: (Muestra una mueca tranquila y amigable.) Sonó el teléfono, contesté…y era un sujeto que decía ser tu abuelo; como le comenté que no estabas, pues comenzó a contarme sobre un tal Paolo, amigo tuyo y de Héctor, y sobre las cosas que solía hacer, como (hace énfasis en la siguiente palabra al mover sus manos como si simulara acotaciones,) "visitarlos", y también de que él y Héctor habían tenido una amistad bastante fuerte, ya que solían estar mucho tiempo juntos, así como tú también.

Fernando: (Con un tono levemente molesto.) Maldito abuelo, siempre abriendo la boca.

Rodrigue: ¿Te molesta que me entere de eso?

Fernando: No… Pero prefiero contarte yo sobre el tema, ya que el abuelo suele ser muy tendencioso.

Rodrigue: Descuida, me pareció que exageró en algunas cosas.

Fernando: (Mira hacia el reloj de pared.) Me iré a dormir.

Rodrigue: Yo también.

Fernando: Descansa.

Rodrigue: Igual tú.

(A la mañana siguiente, Héctor es el primero en llegar a la cocina. Sirve un poco de agua en un vaso y pone a tostar un pan en el tostador. Se sienta y se queda esperando.)

Fernando: (Entra sin darse cuenta de la presencia de Héctor. Se dirige directo hasta el fregadero.) Vaya…qué noche.

Héctor: (Su tono de voz es bajo. A veces toca su cabeza para denotar dolor.) Buen día.

Fernando: (Se sorprende al ver a su amigo y gira su cuerpo para quedar de frente a él.) ¿Héctor? ¿Ya estás mejor?

Héctor: ¿Cómo que mejor?

Fernando: Sí… Llegaste muy ebrio en la madrugada.

Héctor: ¿Es enserio? (Mueve su cabeza con cuidado y contempla a Fernando con incredulidad.)

Fernando: Sí. (Cierra la llave del lavabo y se sienta junto a Héctor.)

Héctor: (Suspira con molestia.) Mierda… Por eso no recuerdo mucho… Okey…dime, ¿llegué con una mujer o con un hombre, y en brazos de quién?

Fernando: (Titubea un poco.) Eh…llegaste con Dustin.

Héctor: (Dramatiza al mover la cabeza de un lado a otro.) Peor aún.

Fernando: Me dijo que dejó a Peter primero en su casa y luego te trajo hasta acá.

Héctor: Mierda…

Fernando: ¿Héctor?

Héctor: ¿Qué?

Fernando: ¿En serio no recuerdas nada de lo que pasó en la madrugada?

Héctor: No… Bueno, recuerdo cosas como que Peter estaba sacando botellas de tequila, luego me retó a los shots, le gané… Pero después de allí fui al baño… Cuando regresé a la mesa, Peter había sacado dos botellas de vodka, y… Creo que me puse muy mal.

Fernando: Sí… Decías que ya no podías subir otro escalón más.

Héctor: Mierda… Recuerdo que en el baño estuve a solas con Baker.

Fernando: (Sorprendido.) ¿Y no pasó nada gracioso, verdad?

Héctor: (Con molestia al admitir sus palabras.) Lo abrasé.

Fernando: (Sin creer lo que escucha.) ¿N-Nada más?

Héctor: Sí…y le dije algo… Pero… Mierda. (Cubre su rostro con las manos.)

Fernando: ¿Qué le dijiste?

Héctor: (Descubre su rostro y bebe agua.) Fer…cuando Baker me trajo a la casa…¿cómo estaba él?

Fernando: Bien… No tomó mucho, supongo. Pero estaba bastante serio, y no quiso quedarse.

Héctor: ¿Serio, cómo?

Fernando: Como preocupado.

Héctor: Mierda… Creo que le dije algo demasiado estúpido… (Se queda callado por casi un minuto.) Fer…

Fernando: ¿Qué?

Héctor: La he cagado.

Fernando: (Muy preocupado.) ¿Seguro?

Héctor: Le conté algo que se supone ya no me afectaba… Pero…joder… (Se pone de pie y sale de la cocina. Regresa de inmediato y trae el teléfono portátil de casa en la mano. Se sienta de vuelta junto a Fernando.) Si no contesta es que entonces sí le conté eso.

Fernando: ¿Qué le contaste?

Héctor: Espera… (Marca el número de Dustin y escucha el timbre, cuando da línea, nadie contesta hasta que la máquina contestadora toma la llamada.) Mierda… bueno, le dejaré un mensaje. (Habla después del tono para dejar el mensaje.) ¿Baker? Soy yo…Héctor. ¿Cómo estás? Espero que estés bien después de lo de ayer… Bueno… Mañana iré a conseguir el procesador del que hablamos, ¿recuerdas? Baker…mañana te espero a la misma hora. Cuando escuches este mensaje, márcame…adiós. (Cuelga el teléfono.) La cagué.

Fernando: (Toca el hombro de su amigo.) Tranquilo, tal vez aún siga dormido.

Héctor: (Sonríe con tristeza.) Sí. Eso debe ser.

Rodrigue: (Entra a la cocina; está vestido con una pijama básica y su cuerpo tonificado reluce.) Buenos días, chicos.

Héctor: (Sin contemplar a Rodrigue.) Rodrigue, ¿qué hay?

Fernando: (Mira a Rodrigue que se acerca al refrigerador.) Hola.

Rodrigue: ¿Cómo se sienten hoy? (Saca algunos alimentos y comienza a preparar unos emparedados.)

Fernando: Bien.

Héctor: De la mierda.

Rodrigue: Me imagino.

Héctor: (Se dirige a su amigo.) Tal vez…deba volver a llamar, ¿no crees, Fer?

Fernando: (Sólo contempla con duda a Héctor.) Héctor, te estás volviendo paranoico.

Héctor: Es que…probablemente ya no quiera ser mi amigo.

Rodrigue: … (Sólo observa a sus compañeros, mientras termina de colocar los alimentos en unos platos.)

Fernando: Héctor, espera a su llamada.

Héctor: Sí…tienes razón… Pero, ¿qué tal si quiere dejar de hacer el proyecto conmigo?

Fernando: Héctor, por favor, tranquilízate.

Rodrigue: (Sirve los emparedados frente a los otros y se sienta en una de las sillas libres.) Chicos, no quiero sonar rudo, pero, ¿cómo vamos a dividirnos los quehaceres de la casa?

Fernando: Es verdad, le dije a Rodrigue que hoy o mañana veríamos eso.

Héctor: Bien, eso me distraerá. (Se levanta, sale de la cocina y regresa casi de inmediato con una libreta. Vuelve a su asiento y usa una pluma para escribir.) Comencemos.

Rodrigue: Está bien. (Da una mordida al emparedado.)

Héctor: (Hace anotaciones en la libreta.) Los trastes: Fer lavará los trastes los lunes, martes y jueves, yo los lavaré los miércoles y domingo, Rodrigue, tú los lavarás los viernes y sábados.

Fernando: (Comiendo su emparedado y mirando a los otros dos muchachos.) ¿Por qué yo tres días y por qué tú no?

Héctor: Soy un hombre ocupado. (Continúa escribiendo en la libreta.) Bueno, alzar la casa, lo que incluye recoger, barrer, sacudir y trapear; yo lo haré los lunes y miércoles. Rodrigue lo hará los martes y viernes, y Fer lo hará los jueves, sábados y domingos.

Fernando: (Un poco disgustado.) ¿Por qué de nuevo tengo que hacerlo yo tres días? También trabajo y estudio.

Héctor: (Ignora los reproches de su amigo.) Okey… Ahora siguen las habitaciones… Oh, cierto, eso cada quién lo hace cuando quiera. Pero, el baño queda pendiente. Fer lo lavará domingos, lunes y jueves. Yo lo haré martes y miércoles, y Rodrigue te quedas con el fin de semana.

Rodrigue: (Sonríe con amabilidad.) Creo que deberíamos dividirnos diferente las tareas.

Héctor: (Alza la mirada y reta a Rodrigue.) ¿Cómo?

Fernando: ¿Por qué yo siempre tengo que hacerlo tres días?

Héctor: (Le habla a Fernando.) Deja hablar a Rodrigue.

Rodrigue: Los trastes sí tendrán que ser a diario, porque los usamos todos los días; ¿qué les parece si hacemos la limpieza de la casa tres veces por semana? Así se mantendrá limpia y no nos costará tanto trabajo. Yo propongo, a Fer el martes, yo el jueves y tú, Héctor, el domingo.

Héctor: (Asiente con la cabeza y re-hace anotaciones.) Entonces, cambio el martes por el domingo.

Rodrigue: No tengo problemas con ello.

Fernando: (Con un tono de reproche.) ¿Por qué me toca el domingo?

Héctor: Porque yo estoy crudo, y tú no tomas tanto… Fin de la discusión.

Rodrigue: Ahora, el baño.

Héctor: Me parece bien también tres veces.

Rodrigue: Sí, y el domingo es día de ley para lavarlo.

Héctor: (Usa otra parte de la hoja para escribir.) El miércoles y viernes me parecen bien, aparte del domingo.

Rodrigue: (Termina su emparedado y se levanta para servir jugo en unos vasos.) Sí.

Héctor: (Levanta el rostro y sonríe.) Yo pido el miércoles.

Rodrigue: Yo el domingo, porque entonces a Fer le tocaría el domingo hacer el baño y la casa. (Pone los vasos frente a los otros dos y se sienta de vuelta.)

Fernando: (Sonríe. Luego bebe un poco de jugo.) Gracias, Rodrigue, tú sí eres considerado.

Héctor: (Da una mordida grande al emparedado y habla con la boca llena.) Entonces, el baño queda así: Rodrigue el domingo, yo el miércoles y Fer el viernes.

Rodrigue: Listo, hemos resuelto el problema del baño.

Héctor: (Bebe un poco de jugo para pasar los alimentos.) Ahora, ¿qué días y quiénes irán a surtir la comida?

Fernando: El domingo…pueden ir tú y Rodrigue.

Héctor: Okey, (anota en la libreta otra vez,) domingo Rodrigue y yo.

Fernando: El miércoles, podemos ir Rodrigue y yo.

Héctor: (Hace más notas.) Rodrigue y tú el miércoles.

Fernando: El viernes, tú y yo podemos ir, Héctor.

Héctor: (Termina de escribir.) Bien.

Rodrigue: Aunque si está Baker, él también pudiera acompañarnos para tomar el lugar de alguien, ¿no creen?

Fernando: (Mira desconcertado a Rodrigue.) ¿Supongo?

Héctor: (Sin inmutarse.) Sí, buena idea.

Fernando: Entonces, me pondré a recoger la casa. (Se levanta y se dirige rumbo a la sala.)

Héctor: Yo me daré un baño caliente y relajante. (Se pone de pie.) Hoy me toca ir a comprar las cosas, ¿verdad?

Fernando: (Grita desde la sala.) ¡Sí; no dejes solo a Rodrigue!

Héctor: Sí, sí, lo sé. (Camina hacia la sala.)

Rodrigue: (Recoge los platos para dejarlos en el lavabo. Luego va hacia la sala y contempla la escena.) …

Fernando: (Cerca de las escaleras. Observa a Héctor.) ¿Héctor?

Héctor: (Está contemplando el teléfono como si esperara por algo.) Ya voy. (Deja de ver el teléfono y sube por las escaleras con rapidez.)

Rodrigue: (Se acerca hasta el sillón grande.) ¿Le dirás lo que te conté ayer?

Fernando: (Ve a Rodrigue.) No sé…no sé con precisión qué sucedió entre él y Dustin.

Rodrigue: Es normal que no quiera hablar de algo que considera vergonzoso o complicado.

Fernando: (Asiente de forma positiva.) Héctor es así…no le gusta mostrar su lado sentimental.

Rodrigue: Es un chico enfocado en la ciencia, por eso es así.

Fernando: Sí, estoy de acuerdo.

Rodrigue: (Sonríe y se muestra amigable.) Iré a bañarme para ir a comprar las cosas. (Camina hacia las escaleras y sube.)

(En la habitación de Héctor, la cual está en frente de la habitación de Fernando; Héctor está parado junto a la puerta.)

Héctor: (Se mueve un poco y se dirige al teléfono que tiene en la mesa de cuarto a un lado de su cama; se sienta en la cama y observa el teléfono.) Baker… ¿Qué hice? (Suspira con preocupación y agacha el rostro.)


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