—¿Cómo murió? —preguntó Luna.
—Lo atacó alguien más fuerte que él —respondió Liam mientras ambos miraban la tumba.
Luna se giró hacia él.
—¿Por qué tuvo que ser él? —las lágrimas caían de sus ojos mientras hablaba en un tono bajo —. Era bueno con todos y siempre intentaba ayudar.
Liam no la miró a la cara cuando contestó a su pregunta.
—Él era mi amigo y yo tengo enemigos que harían lo que fuera para afectarme, al parecer —reconoció —. Puedes culparme por su muerte, si quieres.
Ella se mordió los labios con tristeza contenida. Quería decirle que era su culpa y que, si no fuera por él, su maestro aún estaría vivo. Sin embargo, no encontró las fuerzas para decirlo. ¿De qué serviría? Después de todo, Ji Ming también había sido amigo de Liam.
—No te preocupes —Liam se giró hacia la salida.
Justo en ese momento, Luna vio su cara y un escalofrío recorrió su columna.
—Me encargaré de que algo así no vuelva a suceder —aseguró —. Ven, te llevaré a casa.
La chica lo siguió temerosa. Cuando conoció tanto a su maestro como a Liam por primera vez, había pensado que eran más o menos iguales en términos de fuerza o que incluso Ji Ming estaba un poco por encima. No obstante, la sensación que le dio la persona delante de ella en ese momento le hizo reconsiderar todo lo que creía saber.
Pronto desaparecieron sin dejar rastro más que la pequeña sala con el ataúd que serviría como tumba.
Luna volvió a su habitación y continuó llorando silenciosamente un buen rato. Liam, en cambio, fue a ver a Fleur.
Apareció como siempre en su habitación y la vio sentada en un escritorio, escribiendo alguna cosa. Liam caminó hacia ella y Fleur se giró al oír los pasos, pareciendo gratamente sorprendida al verlo.
—¡Has venido! No te esperaba hasta de aquí a unas semanas —lo saludó alegremente —. ¿Qué llevas puesto?
Liam se rio al ver la actitud de Fleur ante su túnica blanca, aunque esta última rápidamente se dio cuenta de que algo no estaba bien.
—¿Qué sucedió? Estás muy cambiado y parece como si hubieras llorado —se acercó, preocupada por su novio.
Liam soltó un suspiro y se sentó en la cama junto a ella.
—Ji Ming está muerto —reveló mientras su expresión de tristeza se acentuaba.
Fleur abrió mucho los ojos y le puso una mano en el hombro.
—¿Estás bien? —la pregunta fue más algo instintivo que racional. Después de todo, estaba lo suficientemente familiarizada con Liam para decir que el asunto le había afectado mucho.
Ella no había sido muy cercana a Ji Ming, aunque lo había conocido y podía decir que no se llevaba mal con él. En un momento como ese, estaba más preocupada por cómo se sentiría Liam, que acababa de perder al que sabía que era su mejor amigo.
Liam decidió sincerarse un poco con ella.
—Honestamente, es la primera vez que me pasa algo como esto y duele más que cualquier otro dolor que haya sentido antes —dijo —. Sin embargo, ya he entendido lo que tengo que hacer para que nunca vuelva a pasar.
Habló con convicción y Fleur solo pudo abrazarlo hasta que tuvo una idea.
—Se me ha ocurrido algo —comentó en voz alta, atrayendo la atención de Liam —. Para aliviar un poco la situación y aprovechando que ya estás aquí, ¿por qué no salimos juntos a alguna parte? Hace tiempo que no tenemos una cita.
Los ojos de Liam se iluminaron ante esto y asintió. Pensó que sería una buena forma de distraerse y era verdad que disfrutaría pasar tiempo de calidad con Fleur después de tanto tiempo.
Ambos se prepararon rápidamente y viajaron hasta Hogsmeade.
—Por cierto, aún no me has explicado lo de tu nueva apariencia —Fleur lo revisó de arriba a bajo y se dio cuenta de que no solo su pelo, sino también su rostro había pasado por algunos cambios, obteniendo rasgos más refinados. Sus músculos también se habían vuelto más comprimidos, dando la impresión que se hubiera hecho más débil cuando era todo lo contrario.
Él se miró con curiosidad y convocó un espejo para analizarse a sí mismo.
—Tsk, mi apariencia varonil ha desaparecido —se quejó sarcásticamente —. ¿Quién me hubiera dicho que lo que me decía mi madre acerca de ser un ángel sería verdad? Bueno, al menos la túnica está a la altura.
Fleur se rio de él alegremente mientras ambos entraban a Las Tres Escobas. La taberna quedó en silencio cuando entraron. Había estudiantes de Hogwarts y algunos reconocieron a Fleur como la que había sido campeona de Beauxbatons durante el Torneo de los Tres Magos. Sin embargo, hubo un trío de estudiantes de último año en particular que reconoció a Liam.
—¿Liam? —Harry, que había crecido bastante desde la última vez que el nombrado lo vio, lo llamó con cierta duda —. ¿Eres tú?
Ron y Hermione, que estaban a su lado, también miraron a la pareja que acababa de entrar y abrieron la boca con sorpresa.
—Oh, pero si son mis pequeños y lindos estudiantes —los saludó exageradamente con la mano, causando la diversión de su novia y despejando las dudas en la mente de los chicos.
—¡Realmente eres tú! —exclamó Ron con incredulidad. Había pasado mucho tiempo desde que se vieron por última vez.
El trío dorado de Hogwarts había crecido magníficamente. No solo en poder, sino también como personas; Liam pudo decir de una mirada que ya no eran los tres pequeños y lindos, como él los llamaba, estudiantes inexpertos. En cambio, parecían haberse curtido profundamente en los caminos de la magia. El mejor fue Harry, que incluso parecía estar muy cerca de alcanzar la Separación del Espíritu.
Fleur y Liam se sentaron junto a ellos, ignorando completamente los susurros y miradas de los otros estudiantes más jóvenes.
—¿Cómo habéis estado? —preguntó despreocupadamente el cultivador dragón —. Veo que no habéis perdido el tiempo, me alegra saber eso.
—Nosotros hemos estado muy bien, pero, hombre, vaya que si has cambiado —Ron no pudo contener más su asombro ante el cambio físico de Liam. Además, ni siquiera podía sentir su base de cultivo.
Hermione asintió de acuerdo.
—Hemos estado entrenando sin parar y aun así parece que la brecha entre nosotros no ha hecho más que ampliarse —suspiró la chica.
—No os preocupéis, chicos, me sucede lo mismo —Fleur los miró como si comprendiera su dolor —. He llegado a la conclusión de que no podemos hacer nada más que aceptar este hecho.
Los otros cuatro se rieron, aunque Liam se rascó la nuca, avergonzado.
—Bueno, recientemente experimenté un avance importante y estos cambios físicos vinieron con él —reveló —. Incluso la túnica apareció de repente y reemplazó mi anterior ropa juvenil.
Liam recordó a cierto maestro taijutsu de un manga en su vida anterior, cuando dijo esto, y no pudo evitar reírse.
—¿En qué Reino estás incluso ahora? —Harry cuestionó.
El ángel, que en realidad era un dragón camuflado en el cuerpo de un humano, pensó en la respuesta.
—Yo mismo no estoy muy seguro —declaró, acariciándose la barbilla mientras pensaba —. Estoy más allá del Reino Ancestro, pero aún no he Trascendido por completo. Mi camino de Trascendencia es El Dios, así que diría que soy un Medio-Dios.
Interrogantes aparecieron en la cabeza de todos, incluidos los otros estudiantes que escuchaban la conversación a escondidas. No es como si al grupo les importara.
—¿Trascendencia? ¿Dios? —ninguno entendió nada, pero el trío dorado y Fleur pudieron entender lo básico.
Comprendieron que Liam ya había traspasado los límites mortales y ahora era algo parecido a, como él decía, un Dios.
—Con esa apariencia, diría que te pareces más a un ángel que a un Dios —se burló Harry —. Aunque, realmente, nunca he visto a ninguno de los dos.
Pasaron un rato más charlando. Aunque Fleur y Liam tenían planeado ir a una cita juntos, pensaron que podrían dejarlo para otro día y simplemente decidieron disfrutar su rato con los tres.
Liam les contó acerca de la muerte de Ji Ming y les prometió que, si querían, más tarde los llevaría a la tumba para que pudieran presentarle sus respetos. Por supuesto, aceptaron tristemente.
Luego, para disipar el estado de ánimo oscuro, el peliblanco les empezó a contar historias acerca de sus aventuras en el Reino Inmortal. Los tres también les explicaron a la pareja sus propias historias.
Al parecer, como en la historia original, Ron y Hermione habían empezado a salir y Harry y Ginny igual. Las relaciones parecían avanzar perfectamente y, aunque de vez en cuando no estaban de acuerdo en ciertas cosas, eso no les impedía quererse.
Fue una vez que ya estaban preparados para marcharse, cuando el Sol ya se estaba ocultando detrás de las montañas a los lejos, que sucedió.
Liam sintió como el espacio se desgarraba y 'algo' entró en el Universo. El mundo empezó a temblar, asustando a todos en él.
Fleur y los estudiantes de Liam palidecieron y escupieron sangre al unísono, igual que la mayoría de seres vivos en todo el cosmos.
—Esto es... —pensó Liam con gravedad —. Un Dechado de nueve Esencias.
Su rostro serio no se puso porque sí. Un cultivador de nueve Esencias era el pico de lo que uno podía alcanzar sin Trascender. Sería múltiples veces más fuerte incluso que Jinichi.
Sin perder el tiempo, decidió estabilizar el mundo, al ver que la criatura no se dignaba a rebajar su poder.
—El mundo fue estabilizado —declaró como si fuera un hecho y no meras palabras.
Efectivamente, todo el Universo dejó de temblar y luego procedió a extender su magia por todo este, protegiendo a cualquiera que estuviera siendo afectado por la magia del Dechado.
Se levantó de la silla y caminó tranquilamente hacia fuera de la taberna. Todos los que había dentro presenciaron el acto milagroso y, de repente, sintieron la urgencia de seguirlo como si fuera el 'Salvador'.
Harry, Ron, Hermione y Fleur presenciaron las palabras y el acto de Liam y, aunque no comprendieron del todo lo que había hecho, supieron que estaban vivos gracias a él. Lo siguieron afuera, al igual que los demás.
Liam miró al cielo y vio a una criatura espantosa. Parecía un inmenso cono rugoso de unos tres metros de altura, con la cabeza y otros órganos dispuestos en los extremos de una serie de miembros distensibles, de unos treinta centímetros de grosor, que se extendían a partir de sus cimas.
Inconscientemente, Liam supo que este cultivador era, de hecho, un miembro de la última de las tres razas más poderosas: un Yith.
El Yith lo miró al instante y el mundo se cubrió de un tono rojo sangre. El mar dejó de estar lleno de agua y, en cambio, pasó a estar hecho completamente de sangre.
Ante esta situación que hizo temblar los corazones de todos los terrícolas, Liam no parpadeó. Movió una mano y una luz pura salió de él, formando tres pares de alas similares a las de un ángel en su espalda. Empezó a caminar y con cada paso la oscuridad roja fue disipada en una luz pura que era igualmente aterradora.
Los humanos detrás de Liam no pudieron evitar dudar un segundo de cuál elemento era más terrible, después de todo, el mayor miedo que existe es el miedo a lo desconocido. Si Liam no lo hubiera hecho a posta para que ellos solo vieran una representación de la verdadera luz, todos se hubieran vuelto locos, incluidos sus estudiantes y novia.
Al ver como su presencia fue suprimida con facilidad, el Yith se rio con una risa gutural.
—Medio-Dios Dragón, Liam —habló a través de un ruido desagradable —. Mi nombre es Tengen, el más fiel siervo de mi Señor. Se me ha encargado la misión de eliminarte, así que prepárate para desaparecer.
—¿Otro sirviente del Cielo? —cuestionó Liam preparándose para la batalla —. Está bien, disfruta de tus últimos momentos de vida.
Al pensar en la muerte de Ji Ming, los puños de Liam se apretaron y sus ojos brillaron con más confianza que nunca antes.
Fin del capítulo.
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He aprendido de mis errores. En la siguiente historia voy a escribir los diálogos con comillas, porque dan mucha más libertad y es que con la forma tradicional de guiones se me hace muy incómodo.
De todas formas, esto ya está a punto de acabar, espero que os haya gustado y hasta la semana que viene ^^