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92.59% Pisotear los Cielos / Chapter 74: Capítulo 74

Bab 74: Capítulo 74

Una luz brilló en el cosmos y todos los cultivadores del Reino Inmortal observaron atónitos el segundo Sol que había aparecido en el cielo. El resplandor dorado, junto con el aura santa, hicieron que sus corazones se sacudieran e inconscientemente apartaron la mirada.

Había una frase inscrita en sus corazones: "No mires directamente a Dios".

Jinichi, que como guerrero sabía que no podía perder de vista a su adversario, especialmente cuando este podía convocar un Sol literal, fue en contra de todo lo que le decían sus instintos.

La figura de Liam no parecía humana, en este punto. El pelo blanco e inhumanamente largo, sus ojos dorados tan brillantes como la estrella que mantenía en el cielo con su mano y su túnica blanca le daban un aspecto de otro mundo. Si alguien de la Tierra lo viera, probablemente pensaría que era un ángel; sin embargo, 'Él' era realmente algo más allá de eso.

En posar su mirada en Liam, Jinichi sintió que su magia caía en el descontrol y no le respondía, como si no fuera suya. Incontables y horripilantes susurros aparecieron en su cabeza, instándole a dejar de ver aquello que no debería estar viendo.

No obstante, no apartó la mirada. Él era el enviado de su señor y le habían encomendado una misión que tenía que cumplir, costara lo que costara.

Y Liam habló en un tono indiferente:

—Mi verdadera lucha contra Los Cielos empieza hoy. No será una venganza y me aseguraré de que no haya odio en mis acciones. La Justicia de Shen ha sido corrompida y es mi deber como aquel que lo controla todo, tomar cartas en el asunto.

En adquirir la Autoridad del Control y convertirse en Dios, Liam adquirió conocimientos que antes no tenía, además de la capacidad para establecer su Control sobre el mundo rescribiendo las leyes de este. Ahora, sabía qué otras Autoridades existían.

Shen poseía la Autoridad de la Justicia y, si no se equivocaba, El Iluminado, cuyo nombre real era Jizo, poseía la Autoridad del Conocimiento. También, había otras dos Autoridades que eran la de la Belleza y la de la Existencia, que poseían dos trascendentes a los que no podía sentir. Supuso que estos dos, al igual que Jizo, vivían en el Cosmos y no tenían la capacidad de entrar en el Reino Inmortal, que era el territorio de Shen.

Al mismo tiempo, pudo deducir que las reglas establecidas para que ningún trascendente entrara, no lo afectaban por ser originalmente de otro mundo. Su cuerpo no seguía las mismas reglas que todos los otros habitantes y era por esto que Jizo había contactado a Liam en primer lugar.

—Cuando mueras y veas a tu señor, dile que El Cielo recibirá juicio divino —comentó mientras bajaba su mano y el Sol empezaba a descender.

—No, ¡no puedo morir aquí! —exclamó Jinichi intentando moverse fuera de la trayectoria del ataque —. Debo escapar y fortalecerme, entonces podré cumplir mi misión.

Sin embargo, fue entonces cuando se dio cuenta de que no podía moverse en absoluto. Su magia estaba en un estado de descontrol total y fue debido a esto que no notó el uso de la Esencia del Espacio que Liam estaba ejerciendo sobre de él.

Trató de romper la restricción, pero pronto se dio cuenta de la imposibilidad de la tarea. La estrella empezaba a acercarse demasiado y su piel se empezó a evaporar.

—¡Maldito seas, Liam Doyle! —gritó con desesperación —. Hoy quizás es mi final, pero el Señor acabará contigo y no podrás hacer nada.

El mencionado no dijo nada y tampoco sintió pena en ver al cultivador que se empezaba a derretir. Esto fue debido a que sabía que la consciencia de Jinichi había muerto hacía tiempo, cuando conoció a Shen. Los Cielos simplemente usaron su cuerpo e implantaron su voluntad en él para actuar con total libertad sobre el mundo.

Además, esta persona había matado a una de las personas más estimadas por Liam, así que su corazón fue incapaz de sentir algo. Escuchó los gritos de dolor de Jinichi hasta que desaparecieron por completo.

Entonces, con un movimiento de la mano, deshizo el Sol, que se desintegró en la nada.

—Ji Ming... —pensó —. Estoy más cerca que nunca de cumplir mi sueño. Estés donde estés ahora, obsérvame, lograré todo lo que nos propusimos ese día en el río.

No iba a deprimirse, porque sabía Ji Ming no lo hubiera querido así. Y buscar culpables tampoco serviría de nada, así que se iba a enfocar en derrotar a Shen para que así no volviera a suceder nada similar a uno de sus amigos.

Hablando de sus amigos, recordó algo que tenía que hacer. Descendió al planeta Suerte Dorada una vez más y tomó el cuerpo de Ji Ming. Abrió un portal y lo cruzó.

Apareció en la Tierra. Extrañamente, aunque era mucho más fuerte que la última vez que vino, esta vez su presencia no causó ninguna perturbación. Sintió que el pelo lo molestaba al ser tan largo, así que se lo cortó para que solo cubriera su espalda.

Volviendo al propósito principal de su visita, con su En buscó y encontró rápidamente un lugar bastante escondido en el que cavar la tumba de Ji Ming. Una vez habían hablado sobre qué pasaría si murieran.

El cultivador chino había tenido la idea de ser enterrado en algún sitio, escondido para que nadie lo encontrara. De esta forma, toda su cultivación pasaría a formar parte del suelo terrestre, aumentando la calidad de la magia general.

Claro que, en ese momento, tampoco hubiera afectado mucho debido a que su cultivo no era muy alto. Ahora, sin embargo, su cultivo a la hora de morir había sido el de alguien en el Reino Ancestro. Que un cultivador de su calibre fuera enterrado en la Tierra, provocaría que la calidad de la magia en todo el planeta llegara a ser, probablemente, la mejor en todo el Universo, fuera del Reino Inmortal.

En lo profundo de una montaña, en la China, usó su nueva habilidad para crear leyes mundiales y declaró lo siguiente:

—Nadie, excepto aquellos a los que yo mismo traiga, pueden entrar a esta montaña.

Como ley mundial, no se crearía una barrera. En realidad, lo que sucedería sería que, antes de que alguien entrara, cualquier otra cosa impediría el paso a los intrusos. Esto es una forma de protección que manipula la realidad y las leyes del mundo, ni siquiera un cultivador en el Reino Ancestro podría evitarla, mucho menos cualquier cultivador mortal en el Universo.

Creó una tumba sencilla y enterró el cadáver de su mejor amigo. Se dio cuenta, con cierta tristeza, de que le temblaba la mano mientras colocaba el cuerpo. Fue entonces que toda la situación lo alcanzó y un par de lágrimas se le escaparon y cayeron en el ataúd.

Finalmente, cuando hubo acabado, se puso de pie. Recorrió la mitad de la Tierra en un instante y apareció enfrente de una casa extraña, de color negro y cilíndrica. Estaba rodeada de campos y en la puerta había un cartel que decía "Elige tu propio muérdago".

Se acercó y llamó tres veces con golpes secos. No tardaron mucho en abrir y fue recibido por un hombre de aspecto excéntrico. Parecía un poco bizco y llevaba el pelo hasta los hombros. El hombre miró a Liam desconcertado por su apariencia aún más peculiar que la suya.

—¿Puedo ayudarlo en algo, señor? —preguntó directamente, sin saber quién era la persona que tenía delante.

Liam sonrió tristemente.

—Soy un amigo de su hija y habíamos quedado para charlar un rato —mintió a medias —. ¿Le importa si entro?

Los ojos de Xenophilius se ensancharon.

—Oh, un amigo de Luna —comentó, en un tono muy alegre —. Es la primera vez que alguien la visita y no suele hablar mucho de su vida en el colegio, estoy contento de que haya podido hacer amigos.

No se cuestionó demasiado por qué alguien del aspecto de Liam, que parecía un adulto completo, se habría hecho amigo de Luna, que tenía 16 años. Su hija era fuerte, lo había visto con sus propios ojos, así que no podía estar sobreprotegiéndola toda la vida.

—Adelante, adelante —lo dejó entrar con un gesto de la mano.

Liam le agradeció la amabilidad y pasó al interior de la casa, que era tan curioso como el exterior.

—Luna está en el piso de arriba —informó Xenophilius.

El joven cultivador asintió.

—Se lo agradezco, señor —le agradeció una vez más y fue al cuarto de Luna.

Picó a la puerta y una voz se escuchó desde dentro.

—¿Quién está ahí? —la voz soñadora de Luna llegó a los oídos de Liam.

Luna había llegado a desarrollar bien su En durante estos años. De hecho, lo había desarrollado tanto que en ese momento podría considerarse la mejor usuaria de En de toda la Tierra. Es por eso que, cuando escuchó golpes a su puerta sin haber notado nada, se asustó.

De hecho, incluso sabiendo que había alguien, no podía detectar nada y eso fue lo más terrorífico.

—Luna, soy Liam —una voz que conocía, aunque ligeramente más madura, sonó al otro lado —. Tengo que hablarte de algo importante.

—¿Qué hace él aquí? —se preguntó mentalmente.

Siempre había tenido un poco de miedo de Liam, aunque sabía que tenía que ser una buena persona para ser el mejor amigo de su maestro.

—Adelante —al final, lo dejó entrar.

En ver la apariencia tan diferente a lo que recordaba, por un instante pensó que alguien se había hecho pasar por Liam y estuvo a punto de atacar. Sin embargo, se dio cuenta de que existían ciertos rasgos similares.

Liam pudo ver cuánto había mejorado la niña. Se había estado esforzando mucho para poder seguir a Ji Ming al Reino Inmortal cuanto antes y, gracias a su duro entrenamiento y a su talento, había logrado alcanzar el nivel de la Separación del Espíritu a muy corta edad. Su valor para decirle la verdad se tambaleó, pero lo reafirmó pensando que ella tenía que saberlo y que esa era la misión que debía cumplir para su mejor amigo.

—Luna, no voy a extenderme mucho —levantó suavemente una mano —. Ven conmigo, es mejor que lo veas a que te lo explique con palabras.

La sonrisa triste en la cara de Liam le dio un mal presentimiento a la chica, pero aun así se adelantó y tomó su mano. Desaparecieron sin dejar ningún rastro sonoro o mágico.

Aparecieron de nuevo delante de la tumba que Liam acababa de crear. Al principio, Luna miró confundida a su alrededor, pero entonces vio la lápida con la inscripción.

—"Aquí yace Ji Ming, hombre sencillo y el mejor amigo" —leyó.

Pronto, cayó de rodillas llorando.

Fin el capítulo.

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Me he sentido realmente triste matando a Ji Ming, pues es el primer personaje propio importante que creé. Sin embargo, creo que era necesario para darle el impulso final a Liam para llegar a ser el más fuerte.

Por cierto, si alguien quiere ver el nuevo aspecto de Liam dejaré aquí el link a una imagen (comentarios).

Bueno, espero que os haya gustado y hasta la semana que viene ^^


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