—¡Ni siquiera cerca! —exclamó Liam mientras esquivaba la carga de un enorme jabalí con cuernos parecidos a los de un toro.
Resulta que el Reino Inmortal no era un lugar solo para poderosos cultivadores, de alguna manera la vida había prosperado también allí, hecho que Liam ya había notado con anterioridad al ver que crecían plantas. Pero parecía que incluso el Reino Inmortal no estaba exento de bestias mágicas.
Teniendo esto en cuenta, uno podía llegar a la conclusión de que la Tierra no era tan diferente de ese sitio, variando únicamente la cantidad de energía mágica en el ambiente y, como conscuencia de ello, también la fuerza de los seres vivos.
El extraño animal que intentaba derribar a Liam estaba al nivel de un cultivador en la Corroboración del Camino pico, mucho más fuerte que cualquier bestia mágica de la Tierra. Aun así, Liam solo estaba esquivando y haciendo volteretas para cabrear al jabalí que, de la furia, iba derribando árboles y creando cráteres en el suelo.
Liam se rio en voz alta, disfrutando la persecución. Habían pasado un par de semanas desde que lo intentaron envenenar y ya empezaba a acostumbrarse al planeta Alma Esmeralda. El lugar era inmenso, tan grande que su anterior mundo quedaba en ridículo, y estaba seguro de que aún no había descubierto nada más que una ínfima parte de los secretos que residían en este vasto lugar.
Mientras reflexionaba, el jabalí lo embistió de nuevo, solo para ser lanzado a volar decenas de quilómetros atrás, cortesía del propio Liam. En ese mismo instante, el joven cultivador vio como el cielo se oscurecía ligeramente, notando al instante la magia que estaba circulando a través de las nubes.
—Estimados cultivadores —de repente, una voz etérea resonó en todo el planeta Alma Esmeralda —. Como ya es costumbre cada cien años, tengo el honor de informaros acerca de que el evento más famoso realizado por la Secta del Dragón Arcano será llevado a cabo en siete días. El Torneo Dragón Esmeralda, como todos vosotros ya sabéis, consistirá en una competición en diferentes ámbitos relativos a la cultivación y solo podrán participar los cultivadores que tengan la base de entre una hasta tres esencias. Esta es una magnífica forma de probar vuestras habilidades contra otros cultivadores.
Liam fue sorprendido ante el anuncio, pensó que todos los clanes y sectas que residían en el Reino Inmortal serían mucho más conservadoras respecto a sus habilidades, participar en un torneo expondría bastante de cada uno de ellos.
—Recordad, el ganador no solo se llevará la gloria que conlleva el título de Rey Dragón Esmeralda, título que permanecerá con él al menos cien años, hasta el siguiente torneo, sino que también recibirá una Píldora de Iluminación, utilizable por todos aquellos que aún no sean Soberanos Ancestrales y que da la oportunidad de adquirir una esencia —continuó la voz.
Ante la revelación del premio, Liam abrió mucho los ojos. Uno podía solo imaginar cuán ricos eran los de la Secta del Dragón Arcano por permitirse desperdiciar una píldora tan poderosa, eso o confiaban en que alguien de su propia secta fuera a ganar y solo querían generar un buen espectáculo. Fuera como fuese, al principio Liam no tenía pensado participar, pero perder la oportunidad de adquirir la Píldora de Iluminación no era una opción.
Por supuesto, en todo este tiempo que había pasado dentro del Reino Inmortal, había estado cultivándose y había descubierto algo impactante. Aunque la densidad de la magia era muchísimo mayor que la de la Tierra, y por ende la velocidad del cultivo se incrementaba en gran medida, prácticamente no había logrado ningún avance. En teoría, la parte que hacía difícil avanzar una vez habiendo llegado al Reino Ancestral era conseguir la revelación de una esencia. Sin embargo, para llegar a incluso poder lograr esto era necesario tener una cantidad de magia suficiente, como se hacía por ejemplo en el Reino de la Recolección de Magia.
La cantidad de magia que Liam poseía era muy grande, y también lo era su calidad, pero eso no siginificaba que podía saltarse este paso. De alguna manera desconocida para todos, la cantidad requerida variaba para adaptarse a los estándares del cultivador. Nadie sabía cómo se habían establecido las leyes de la magia, pero de alguna manera existían y todos debían de seguirlas.
—Finalmente, el torneo será llevado a cabo en los terrenos de nuestra secta y es necesario registrarse al menos con un día de antelación, os esperamos —con estas palabras, el cielo volvió a la normalidad.
Liam empezó a reír entre dientes y una mirada fiera apareció.
—Parece que realmente llegué en el momento más oportuno, ajajajajaja —soltó una carcajada antes de volver a ponerse en movimiento, no sin antes mandar a volar de nuevo al jabalí, que había vuelto para continuar atacándolo.
A miles de quilómetros, en una cordillera constantemente azotada por tormentas, un relámpago dejó ver la silueta de un hombre dentro de una cueva.
—¿Ha llegado ya el momento? —preguntó al aire, otro relámpago lo iluminó, mostrando como estaba comiendo un enorme trozo de carne —. Presiento que esta edición del torneo será importante.
El hombre cerró los ojos en contemplación.
—Sí, el mundo está a punto de cambiar —afirmó —. Ahora, la pregunta es si será para bien o para mal...
Le dio otro mordisco a la carne y la masticó.
—No, al final no importa —pareció haber llegado a una conclusión —. De momento, solo debería preocuparme de defender mi título.
Se puso de pie y tiró el hueso que había quedado. Al mismo tiempo, innumerables cultivadores empezaron a viajar hacia la Secta del Dragón Arcano, después de todo había pocas personas que alcanzaban el rango de Soberano Ancestro.
Mientras que en el planeta Alma Esmeralda se estaba preparando el evento, en la Tierra también estaban a punto de suceder cosas.
Dos cultivadores habían llegado al pico de la Corroboración del Camino, cada uno a unos once mil quilómetros del otro.
Ji Ming llevaba varios días al límite de lo que podía alcanzar sin ascender, saber que Liam ya había llegado al Reino Inmortal lo motivó tanto que prácticamente no había dejado de cultivarse desde que se enteró, pero no fue hasta ese momento que algo se le fue relevado.
Dumbledore llevaba varias décadas estando a un solo paso de ascender y lo único que le faltaba era la motivación de aceptar su pasado y los errores que cometió. Liam lo había ayudado a retomar la ambición que una vez dejó atrás, descubrir los secretos de la magia. ¿Y cómo podría avanzar si no llegaba al Reino Ancestro?
Por una casualidad enorme o quizás por obra del destino dos luces se iluminaron al mismo tiempo, sin embargo, en este caso las luces simplemente desaparecieron al cabo de un segundo, sin ceremonias. Cuando ese día McGonagall fue a la oficina del director para hablar sobre algunos asuntos, quedó aturdida al no encontrarlo por ninguna parte.
Una semana pasó volando y en el planeta Alma Esmeralda, el noventa por ciento de los cultivadores se habían reunido en las puertas de la Secta del Dragón Arcano.
Sonaron fuegos artificiales y petardos hechos con magia de fuego, el ambiente era mucho más festivo de lo que uno esperaría.
—¡Los participantes, por aquí! —gritó un hombre con las túnicas que llevaría un Anciano de la secta, su aura era profunda y Liam, entre la multitud, pudo decir que perdería si lucharan —. Somos muchos, al final tenemos unos cien mil participantes confirmados, así que no os desviéis mucho o será fácil perderos.
Casi como si fuera un maestro de escuela guiando a sus estudiantes, el hombre los llevó hasta un gigantesco campo abierto.
—Bien, ahora, la mayoría de vosotros ya sabréis como funciona, pero para los que aún no hayáis participado nunca, os lo explicaré —todo el mundo estaba callado y la voz del Anciano de Secta parecía proyectarse directamente dentro de la cabeza —. El Torneo Dragón Esmeralda consiste en una competición con diferentes pruebas. En cada edición las pruebas varían y cada una de ellas está preparada para eliminar a un gran grupo de cultivadores. Os recuerdo, por supuesto, que está permitida cualquier táctica que tengáis para emplear y las únicas limitaciones son seguir las reglas de cada prueba.
Liam, como todos los demás, se mantuvo expectante a que revelaran la primera prueba.
—Bien, para empezar seréis emparejados por equipos de tres, si alguien queda solo tendrá que realizar la prueba solo —indicó.
Rápidamente, todos buscaron personas que conocieran y se juntaron con ellos. Liam simplemente se sentó en el suelo y sacó una tarta, no tenía sentido empezar a buscar gente porque la mayoría ya conocía al menos a dos personas, si alguien no tuviera con quién ir ya lo encontraría.
—Mira ese tipo, sí que tiene nervios de acero —murmuró asombrado un cultivador de entre la multitud.
—No sé si es arrogancia o simple desgana —respondió otro, aunque este estaba levemente disgustado con el comportamiento de Liam.
Pasaron cinco minutos enteros hasta que una persona se acercó a Liam. Sorprendentemente, era una chica humana, vestía túnicas verdes que demostraban que era parte de la Secta del Dragón Arcano.
—Disculpe, ¿tiene ya un equipo? —preguntó un poco tímidamente.
Liam la miró y pudo decir al instante que esta chica de aspecto sencillo era en realidad un Señor Ancestro. Se acabó finalmente la tarta que se había estado comiendo y sonrió.
—No, aún no tengo equipo —le respondió sin levantarse del suelo —. ¿Supongo que tú tampoco?
La chica negó con la cabeza y finalmente decidieron juntarse para formar el equipo. Poco rato después apareció una especie de hombre anfibio de color azul que también se unió a ellos, justo a tiempo para escuchar al Anciano de Secta hablar para que se acercaran y pudieran escuchar el objetivo de la primera prueba.
Fin del capítulo.