Se escuchó un ruido extraño y fuerte, como una aspiradora de tamaño incomensurable.
-¡El lago! -alguien gritó, atrayendo la atención de todos.
En efecto, algo estaba sucediendo en el lago, pues su superficie habitualmente lisa estaba agitada. Primero aparecieron burbujas y luego grandes olas, finalmente un torbellino se formó, dejando a todos los estudiantes perplejos.
Después de toda esta dramática secuencia, del centro del remolino comenzó a salir muy despacio lo que parecía un asta negra.
Harry expresó en voz alta el pensamiento de todos:
-¡Es un mástil!
Pronto, emergió un enorme barco que desprendía una sensación extraña, como si fuera un barco fantasma. Liam tuvo que decir que la toda la secuencia de entrada había sido bastante teatral y espectacular, bastante mejor que la entrada de Beauxbatons. Parecía que Durmstrang estaba bien versado en el Dao de la Entrada.
Al acercarse a la orilla, echaron el ancla y se pudo ver a los tripulantes que desembarcaban. Llevaban capas de piel muy tupida y eso los hacía ver más corpulentos de lo que en un primer momento se podría apreciar. El que iba delante se acercó al director.
-¡Dumbledore! -exclamó efusivamente mientras le estrechaba la mano -. ¿Cómo estás, mi viejo compañero, cómo estás?
-Estupendamente, gracias, profesor Karkarov! -respondió Dumbledore con su tono jovial de siempre.
Liam escaneó rápidamente a los estudiantes de Durmstrang y notó que solo Krum era un cultivador. Vio que el chico aún no había alcanzado la Creación del Núcleo.
Distraídamente notó que Karkarov usaba algún tipo de estrategia para presumir de dicho estudiante, esto provocó algunos murmullos asombrados que duraron hasta que volvieron a entrar al Gran Comedor.
Antes de sentarse, Liam miró a los ojos de Dumbledore, que lo notó rápidamente y captó el mensaje de que quería hablar con él. Le asintió para confirmar que entendía.
Se sentó en la mesa de Ravenclaw, curiosamente los alumnos de Beauxbatons también se habían sentado con su casa, y miraban la sala con expresión crítica. Parecía que llevaban bufandas y algunos seguían temblando de frío.
Liam realmente no lo entendió del todo, después de todo hacía cuatro años que no tenía la sensación de frío.
Vio que Delacour lo miraba, parecía un poco recelosa de él. Tampoco era nada extraño, era como si un conejo se encontrara con un tiranosaurio. Es normal temer a aquellos que son mucho más fuertes que tú, esta norma se aplica con más fervor en el mundo de la cultivación.
Le dio un simple asentimiento con la cabeza y fijo su vista en los estudiantes de Durmstrang, que se habían sentado con los de Slytherin. Ver a Malfoy acercarse a Krum de la forma en que lo hizo provocó que Liam se riera un poco entre dientes.
De todas formas, ellos parecían mucho más contentos que los estudiantes franceses. Se quitaron las pesadas ropas de piel y lo observaban todo con gran interés.
Una vez estuvieron todos sentados, Dumbledore empezó a hablar:
-Buenas noches, damas, caballeros, fantasmas y, muy especialmente, buenas noches a nuestros huéspedes -dijo, dirigiéndoles una sonrisa -. Es para mí un placer daros la bienvenida a Hogwarts. Deseo que vuestra estancia aquí os resulte al mismo tiempo confortable y placentera, y confío en que así sea.
Una de las chicas de Beauxbatons soltó una risita despectiva y algunos estudiantes parecían enfadados por esto. Liam los miró, enfadarse por eso solo daría mala imagen respecto al temperamento de los alumnos. Negó con la cabeza, soltando un suspiro.
-El Torneo quedará oficialmente abierto al final del banquete -explicó Dumbledore -. ¡Ahora os invito a todos a comer, beber y a disfrutar como si estuvierais en vuestra casa!
Luego de eso, se sentó y apareció la comida. Liam no necesitaba comer realmente, así que simplemente miró a Dumbledore y estableció una conexión mental para poder hablar.
-¿Liam? ¿Querías decirme algo? -preguntó Albus mientras seguía comiendo -.
-Albus, me gustaría hablar sobre las restricciones para inscribirse en el torneo -empezó, captando rápidamente el interés de su maestro -.
-¿Oh? Estás enterado al respecto, por lo que parece -dijo el anciano -. ¿Es que quieres participar?
Liam solo puso un rostro inexpresivo.
-Por supuesto que no, no tendría ningún sentido -respondió, y Dumbledore soltó una carcajada mental que sonó extraña -. Sin embargo quiero que Harry lo haga.
Los ojos del director brillaron con interés.
-Hay un cultivador en cada uno de los colegios participantes -siguió Liam -, en Hogwarts a parte de mí no hay nadie que lo sea, sin embargo Harry está muy cerca de ello, seguramente en una o dos semanas será capaz de convertirse en uno, es bastante talentoso y además le he estado enseñando un poco, no se quedará atrás.
Dumbledore se frotó la barbilla pensativo.
-Parece que confías mucho en él -comentó -. Pero, ¿estás seguro de que está listo, Liam?
-... -Liam tardó un poco en responder -. Hay otra razón por la que digo esto, mi familiar estuvo investigando un poco y ha descubierto una información importante.
El tono que había usado esta vez era mucho más serio.
-Espera, ¿tienes un familiar Liam? -preguntó Dumbledore sorprendido -. ¿Dónde está?
-Sí, tengo un familiar, es un Yatagarasu y le he pedido que busque información por todo el mundo acerca de cosas que me podrían interesar -explicó brevemente -. Tenemos una conexión mental así que me puede informar rápidamente.
-¡Un Yatagarasu! Sinceramente ya no me sorprende viniendo de ti -en su voz había cierto toque de orgullo que calentó el corazón de Liam -. ¿Y qué es eso que te dijo?
-Parece ser que ha notado una gran cantidad de magia oscura en un pueblo llamado Pequeño Hangleton -empezó a explicar -. He estado buscando un poco acerca de ese sitio y parece ser que los Ryddle, la familia de parte muggle de Voldemort, vivían allí.
Dumbledore dejó caer su cuchara y alguno de los profesores lo miró de forma extraña.
-Tengo la teoría de que el viejo Tom podría intentar algo durante el Torneo, usar a Harry podría atraerlo y, entre Ji Ming y yo, estoy bastante seguro de que podemos derrotarlo -Dumbledore escuchó atentamente -. Es arriesgado y por eso quiero hablar con Harry antes, pero de todas formas permitir que un estudiante normal participe podría ser muy peligroso.
El viejo director se tomó unos segundos para pensar.
-Tienes razón, no podemos permitir que uno de nuestros queridos alumnos se arriesgue de esta forma, por muy capaces que sean no tendrán oportunidad ni siquiera de escapar sin ser cultivadores -la mente de Dumbledore ahora estaba pensando en una forma de explicárselo a los otros directores -. Deberás ayudarme más tarde, Liam. Estaré yendo en contra de lo planeado tanto por el Ministerio como por los demás colegios.
-No te preocupes, podemos decir que así evitaremos los posibles peligros que conlleva el Torneo, después de todo la edad no siempre representa la habilidad -le respondió y Albus estuvo de acuerdo con él -. Entonces, gracias por entenderlo, ayudaré en lo que pueda.
Albus le asintió y volvió a enfocarse en su comida. Liam observó con una mirada extraña como varios estudiantes se quedaron mirando a la chica Delacour cuando fue a la mesa de Gryffindor para pedir la bullabesa y soltó otro suspiro.
-Son realmente desvergonzados, tendré que asegurarme de hablar con los demás Ravenclaws luego para que ayuden un poco a mantener el honor de Hogwarts -pensó.
Hogwarts en sí mismo no le importaba demasiado y tampoco le tenía un cariño especial, sin embargo era el colegio que dirigía su maestro y, por lo tanto, hasta cierto punto la reputación que tuviera afectaría al director. No le importaba demasiado su propio honor, pero no permitiría que se dañara la reputación de su maestro.
Aún así, no podía culparlos del todo, al final la chica era una media veela y, aunque el efecto de atracción no era tan fuerte como el de una veela completa, no todos podían evitar que les afectara.
Entonces entraron dos personas, Ludo Bagman y Barty Crouch y se sentaron con los profesores, no muchos se dieron cuenta de esto.
Finalmente todos terminaron de comer y desaparecieron los platos. Los estudiantes parecían emocionados y nerviosos al mismo tiempo.
-Ha llegado el momento -anunció Dumbledore, todos los rostros se fijaron en él expectantes -. El Torneo de los tres magos va a dar comienzo. Me gustaría pronunciar unas palabras para explicar algunas cosas antes de que traigan el cofre, solo para aclarar en qué consiste el procedimiento que vamos a seguir.
Luego presentó a Bagman y a Crouch, siendo el primero mejor recibido, probablemente debido a que fue jugador de Quidditch.
Filch entró, trayendo un cofre enjoyado con él.
-Durante el Torneo habrá tres pruebas que se distribuirán a lo largo del curso escolar. Estas medirán diferentes valores en cada uno de los campeones: su habilidad, su osadía, sus dotes de deducción y, por supuesto, sus capacidades para sortear el peligro -con estas palabras todos parecían muy emocionados -. Habrá un campeón de cada escuela y se les puntuará según lo hagan mejor o peor durante las pruebas. Al final, quien más puntos tenga, ganará. Los campeones serán elegidos por un juez imparcial: el cáliz de fuego.
Dumbledore sacó la varita mágica y golpeó con ella tres veces en la parte superior del cofre. La tapa se levantó lentamente con un crujido. Dumbledore introdujo una mano para sacar un gran cáliz de madera toscamente tallada. No habría llamado la atención de no ser porque estaba lleno hasta el borde de unas temblorosas llamas de color blanco azulado.
-Todo el que quiera proponerse para campeón tiene que escribir su nombre y el de su colegio en un trozo de pergamino con letra bien clara, y echarlo al cáliz -explicó Dumbledore-. Los aspirantes a campeones disponen de veinticuatro horas para hacerlo. Mañana, festividad de Halloween, por la noche, el cáliz nos devolverá los nombres de los tres campeones a los que haya considerado más dignos de representar a sus colegios. Esta misma noche el cáliz quedará expuesto en el vestíbulo, accesible a todos aquellos que quieran competir.
La emoción de los alumnos parecía incluso manifestarse, susurraban entre ellos hablando muy rápidamente.
-Sin embargo -la voz de Dumbledore silenció a todos -, el Torneo de los tres magos es un evento muy peligroso que ya ha provocado la muerte en el pasado, es por eso que se trazará una barrera solo sorteable para aquellos con la suficiente capacidad como para participar.
Los profesores, directores y enviados del Ministerio lo miraron interrogantes, pero decidieron guardarlo para más tarde.
-Si no sois capaces de pasar esta barrera, entonces no seríais lo suficientemente hábiles como para superar las pruebas, repito que esto es para garantizar vuestra seguridad -lo dijo con un tono severo y todos lo entendieron.
Se sentó de nuevo y los demás directores empezaron a meter prisa a sus estudiantes para volver al carruaje/barco, mientras los prefectos guiaban a los alumnos de Hogwarts hacia los dormitorios.
Ji Ming, que había estado sentado al lado de Liam, se despidió de su amigo y se fue también a su habitación.
Se quedaron Liam y los directores, además de Crouch y Bagman. No parecieron notar al joven cultivador.
-¿Qué es esto, Albus? -preguntó Karkarov enfurecido -. ¿Qué hay de la raya de edad?
-Debo estar de acuerdo con Igor en esto, Dumbledore -secundó Madame Maxime -. No puedes cambiar las reglas tú solo.
Dumbledore les hizo un gesto para que se tranquilizaran.
-Es cierto que os lo debería haber dicho con anterioridad, pero la verdad es que no conozco una barrera como la que he dicho que pondríamos, así que no había pensado en ello hasta ahora -empezó a explicarse -. Mi alumno allí me ha dicho que él es capaz de hacerlo y de todas formas el propósito de la raya de edad era garantizar que solo los estudiantes capaces pudieran participar. Es lo mismo pero más práctico.
Al escuchar sobre el alumno de Dumbledore, todos se giraron sorprendidos y vieron a Liam, que les daba una mirada plana.
-Hey -saludó con una mano.
Todos le dieron un asentimiento inconsciente con la cabeza antes de darse cuenta de que no lo habían notado hasta ese momento.
-Albus, ¿tienes un estudiante? -pregutó Barty Crouch -. ¿Desde cuándo?
-Este será el cuarto año y debo decir que estoy increíblemente orgulloso de él -el director actuó como un abuelo presumiendo de su nieto.
Los demás directores eran, por supuesto, cultivadores, aunque ambos estaban solo en la Creación del Núcleo. Ellos también tenían a sus discípulos, que eran Fleur Delacour y Viktor Krum respectivamente. era obvio que Dumbledore se pavonearía de su estudiante delante de los otros dos.
Madame Maxime soltó un suspiro derrotado.
-Entonces, ¿en qué etapa está? ¿Va a participar? -preguntó la mujer.
La sonrisa de Albus se amplió antes de responder:
-El chico es bastante talentoso, incluso diría que en un año o dos me superará, ya está cerca de hacerlo -anunció. Todos en la sala palidecieron, incluso los enviados del Ministerio estaban al tanto de la cultivación, eran personas influyentes dentro del gobierno británico de los magos, aunque no eran cultivadores. Y todos conocían la fuerza de Dumbledore, él solo sería suficiente para acabar con un país entero sin ayuda -. Y no, no participará. Aunque tiene un alumno al que quiere presentar, supongo que lo conoceréis, se llama Harry Potter.
Fin del capítulo.