Los días continuaron pasando sin demasiados altibajos. La noche de Halloween estaba a la vuelta de la esquina y los representantes de los dos colegios extranjeros llegarían en poco tiempo.
Liam, sin embargo, estaba un poco interesado en la clase que le tocaba a continuación: Defensa Contra las Artes Oscuras. Los de Slytherin y los de Gryffindor, que ya habían pasado por ella ese mismo día, comentaron con entusiasmo el cómo Moody les enseñó a defenderse contra la maldición Imperius.
De todas formas, ninguno de los miembros del Trío Dorado había sido afectado por ella. No es de extrañar teniendo en cuenta que estaban a un paso de convertirse en verdaderos cultivadores y, en cambio, el Ojoloco falso ni siquiera tenía conocimiento de ello.
Liam supuso que Voldemort tenía miedo de hablar con sus Mortífagos acerca de la cultivación, después de todo es el poder lo que lo distingue de los demás, si alguno de sus subordinados se acercara a él en términos de poder era probable que se rebelara.
Ese es el problema de no confiar realmente en nadie, te acaba debilitando.
Volviendo a la realidad, el cultivador de Ravenclaw anduvo por los pasillos hasta encontrar el aula de DCAO. Fue el primero en entrar, así que pudo elegir el lugar que quisiera; en este caso fue un asiento en segunda fila.
El profesor ya estaba allí pero no le prestó atención... o eso es lo que aparentaba. En realidad su cuerpo estaba ligeramente tenso y Liam supo que estaba preparado para desenvainar su varita en cualquier momento. Era probable que el propio Tom le hablara sobre él, después de todo ya lo conocía desde que mató a Quirrell.
Liam no actuó, necesitaba que este hombre resucitara a Voldemort. En su forma actual Voldemort no era ninguna amenaza personalmente, pero tampoco se le podía matar, no sin que se destruyeran los horrocrux.
Liam era incapaz de destruir en ese momento de eliminar el alma restante del mago oscuro que yacía en la mente de Harry... bueno, podría, pero su alumno moriría en el proceso. Es por esto que la forma más segura era que el propio Voldemort matara a Harry. En su ritual para resucitar, Voldemort usó a sangre del chico, lo que provocó algún tipo de contrato mágico del que no era consciente.
El contrato declaraba que ninguna de las partes puede dañar al otro, luego el Avada Kedavra atacaría a lo más cercano que tuviera a parte de Harry, en este caso el alma del propio Voldemort. Había investigado bastante junto a Dumbledore para encontrar formas de eliminar ese horrocrux y durante el transcurso de la investigación me encontré de casualidad este información... la sección prohibida tiene libros verdaderamente aterradores.
Salió de sus pensamientos al notar que los estudiantes empezaban a entrar. Luego Moody finalmente se levantó.
-Ya podéis guardar los libros -indicó nada más levantarse -. La clase de hoy será práctica.
Todos estaban emocionados, aunque no realmente sorprendidos.
-Maldiciones. Varían mucho en todo el sentido de la palabra: forma, color, tamaño, peligrosidad... -su tonto era grave y, aunque ya habíamos tenido alguna clase anteriormente con él, alguno de los estudiantes parecía intimidado por la forma del profesor -. El Ministerio me ha pedido que solo os enseñe contramaldiciones, parece que no os consideran lo suficientemente mayores, sin embargo el director tiene una mayor opinión sobre vosotros y piensa que podréis resistirlo.
Liam captó el significado subyacente entre esas palabras. Básicamente estaba diciendo que el Ministerio de Magia ya intentaba regular la educación incluso desde antes de enviar a Umbridge
-Personalmente creo que, cuanto antes sepáis a qué os enfrentáis, mejor -esta vez su voz contenía cierta advertencia, y Liam no pudo evitar elogiar la capacidad de actuación de Barty Crouch Jr -. Así que... ¿alguno de vosotros sabe cuáles son las maldiciones más castigadas por la ley mágica?
Varias manos se levantaron y el profesor señaló a un estudiante de Hufflepuff.
-Había esta... la maldición Imperius, creo -no parecía muy seguro con su respuesta, pero Ojoloco asintió fervientemente con la cabeza.
-En efecto, la Imperius... sí, sí, dio una gran cantidad de problemas al Ministerio durante la anterior guerra -mientras hablaba sacó un tarro de un cajón que tenía en la mesa.
En él habían correteaban tres arañas muy grandes. Liam se tensó y sus ojos se agudizaron, los alumnos de repente sintieron un poco de frío pero no pudieron distinguir por qué. Sí, Liam era aracnofóbico.
Con una buena dosis de Oclumancia para calmar su mente, Liam se tranquilizó.
De todas formas, Moody metió la mano en el tarro, cogió una de las arañas y se la puso en la palma de la mano para mostrársela a toda la clase. Todos se preguntaron cómo aún no le había mordido.
Apuntó con su varita y murmuró:
-¡Imperio!
La araña entonces empezó a actuar extraño, primero saltó hasta la mesa y empezó a dar vueltas como si estuviera haciendo alguna actuación de patinaje sobre hielo. Luego, volvió a apuntarle con su varita y la araña se puso a bailar claqué.
Todos se reían, excepto algunos pocos que entendieron la gravedad del asunto, Moody tampoco reía.
-Os parece divertido, ¿verdad? -gruñó -. ¿Y qué pasaría su fuerais vosotros?
La risa se detuvo casi al instante.
-El control total -dijo en voz baja el profesor -. Yo podría hacerla saltar por la ventana, ahogarse e incluso colarse por la garganta de alguno de vosotros.
Cogió la araña y la metió de nuevo en el tarro.
-Espero que entendáis lo peligrosa que es esta maldición -volvió a su tono grave normal -. Se puede combatir y os enseñaré a hacerlo, pero es necesaria una gran cantidad de fuerza de voluntad para resistir, lo mejor es no caer en ella. ¡ALERTA PERMANENTE!
Todos se sobresaltaron.
-Entonces, ¿alguien conoce otra más?
Esta vez menos alumnos levantaron la mano. Le tocó el turno a un Ravenclaw.
-Mi padre me ha hablado de ella, la Cruciatus -parecía un poco asqueado al decir esas palabras y Liam entendió por qué. La maldición Cruciatus era sin duda la peor de las tres, tenías que ser realmente sádico para usar tal abominación.
Moody miró fijamente al chico antes de asentir y coger otra araña del tarro.
-Necesitaremos una araña má grande para poder apreciar sus efectos -levantó de nuevo la varita -. ¡Engorgio!
Un escalofrío recorrió la espalda del cultivador de Ravenclaw.
-¡Crucio!
La araña se encogió. Rodó y se retorció, no emitía ningún sonido, pero era evidente que de haber podido hubiera gritado. Ojoloco no apartó la varita y la araña se retorció violentamente.
-Profesor, debería parar -Liam comentó en voz alta al ver que los alumnos miraban con horror.
Moody le lanzó una mirada y luego devolvió a la araña, que aún tenía espasmos de vez en cuando, al tarro. Cogió a la última de las tres.
-Señor Doyle, verdad? -Liam asintió -. He oído que sus notas son excelentes, ¿le importaría dar una demostración acerca de la última de las maldiciones imperdonables?
El Ravenclaw entrecerró los ojos.
-¿Es eso algo que un estudiante como yo debería realizar? -preguntó.
En realidad estaba un poco confundido, pero era probable que Moody solo lo estuviera probando.
-No importa, como profesor tengo la capacidad de permitir cosas así... bueno, en realidad ha sido el director el que me ha pedido que permita a un estudiante realizarla -explicó -.
-Entonces, si el director lo ha pedido, que así sea -Liam sacó su varita y se levantó.
Se colocó a un lado del escritorio del profesor y apuntó a la araña. Los alumnos lo miraron, algunos tensos al saber qué venía a continuación y otros curiosos. Liam ni siquiera parpadeó, de todas formas no les tiene demasiado aprecio a las arañas.
-Avada Kedavra -su tono contenía la indiferencia de alguien que ha matado antes, aunque nadie excepto el falso moody lo notó.
Hubo un destello cegador de luz verde y luego todos pudieron apreciar a la araña, sin ninguna herida aparente, pero indudablemente muerta. Todos miraron horrorizados.
-Se conoce como la Maldición Asesina, la víctima no siente nada, ni dolor ni ningún tipo de placer, antes de estar muerta -Liam explicó -. Si no me equivoco, esto fue lo que creó la cicatriz en la cabeza de Harry.
Moody lo miró calculadoramente.
-Cierto, Harry Potter es la única persona conocida por haber sobrevivido a la Maldición Asesina -confirmó el profesor -. Avada Kedavra es extremadamente poderosa y solo un mago igualmente poderoso puede realizarla, esto elimina cualquier duda respecto a su capacidad, señor Doyle.
Liam asintió con la cabeza y se fue a su asiento, alguno le lanzó una mirada sorprendida. La clase luego se alargó con la explicación y al final tuvieron que posponer la clase de combatir la Maldición Imperius hasta la semana siguiente.
Los comentarios después de clase variaban entre las críticas y el apoyo de los alumnos hacia Moody.
Liam opinaba que, aunque en realidad no era Ojoloco el que estaba enseñando, hacía su trabajo realmente bien. Se debe enseñar a los alumnos desde una edad temprana a lo qué se enfrentarán una vez salgan de Hogwarts, el mundo es cruel y la ignorancia puede ser la perdición de uno.
Una semana después, durante la cena, todos se sentaron en el Gran Comedor. Por fin iban a llegar sus invitados. Ji Ming también estaba allí, sentado con Liam, y ambos hablaban sobre tonterías.
-Ya casi es la hora -anunció Dumbledore, y todos salieron al patio exterior.
Los alumnos conversaban acerca de cómo llegarían hasta el castillo, se descartaron ideas como la Aparición, los trasladores o incluso las escobas.
Liam y Ji Ming de repente movieron su mirada hacia el bosque y al instante el director volvió a hablar:
-¡Ajá! ¡Si no me equivoco se acercan los representantes de Beauxbatons!
Efectivamente, no más de dos segundos después un enorme carruaje pasó volando bastante cerca del suelo, tirado por una docena de caballos cada uno más grande que un elefante. Aterrizó bruscamente, a una velocidad que hizo reír a Liam mentalmente, parecía que lo de no saber conducir incluía también a magos de otros países.
Un muchacho vestido con túnica de color azul pálido saltó del carruaje al suelo, hizo una inclinación, buscó con las manos durante un momento algo en el suelo del carruaje y desplegó una escalerilla dorada. Respetuosamente, retrocedió un paso.
Entonces, emergió una mujer gigantesca, tan grande o incluso más grande que Hagrid. Dumbledore aplaudió y los alumnos siguieron su ejemplo. Sonriendo, ella se acercó a Dumbledore y extendió su mano, el viejo director apenas tuvo que agacharse para besársela.
-Mi querida Madame Maxime -dijo -, bienvenida a Hogwarts.
-Dumbledore -su acento francés en realidad fue un poco divertido, sobretodo porque quedó más o menos como "Dumbledog", pero Liam se abstuvo de reír por razones de cortesía, Ji Ming parecía estar pasándolo particularmente mal a la hora de contener su risa -. Espero que estés bien.
-En excelente forma, gracias -contestó el maestro de Liam.
-Mis alumnos -dijo Madame Maxime mientras señalaba tras ella a una serie de chicos y chicas tiritando. Realmente no era un hecho extraño puesto que llevaban prendas hechas de tela fina.
Liam captó una magia superior a las demás entre ellos. La reconoció como Fleur Delacour y era la única que, junto a Madame Maxime, no tiritaba del frío.
-Cuarto Pilar -murmuró, y Ji Ming asintió con la cabeza -. Parece que tendré que apresurar un poco las cosas con Harry...
Eso último lo pensó. Notó que Delacour lo miraba con una cara sorprendida.
-¿Oh? Parece que tiene buenos sentidos, incluso mejores que los de Krum si ha podido notarnos -le dijo Liam a Ji Ming.
-Esto será más interesante de lo que pensaba -el cultivador chino parecía bastante emocionado.
Entonces a Liam se le ocurrió una buena idea para suavizar el año de Harry. Había estado practicando con varios tipos de barreras últimamente y se había vuelto un experto en el tema... su talento era realmente injusto.
Podría darle la idea a Dumbledore de, en vez de usar un círculo de edad, usar una barrera para medir la capacidad mágica. Esto haría las cosas mucho menos injustas, después de todo hay estudiantes que estarían a punto de cumplir la edad necesaria y eran más poderosas que la mayoría, pero que no podrían participar. Un ejemplo de esto eran los gemelos Weasley.
-Oh, bueno, se lo comentaré luego -pensó al sentir a los representantes de Durmstrang.
--------------
Omake (Extra)
Ji Ming vagaba por los pasillos de nuevo, estaba muy aburrido y Liam aún tenía clases, así que no podía ir con él. Estaba pues reflexionando sobre la vida y sobre lo buena que era la comida en Hogwarts cuando de repente vio unos zapatos atrapados en las vigas.
Se preguntó si era algo normal en Hogwarts, pero nunca lo había visto antes así que llegó a la conclusión de que no lo era. Dio un pequeño salto y las atrapó.
Entonces se dio cuenta de que no tenía una forma de saber a quién le pertenecían los zapatos, así que decidió seguir vagando por el castillo hasta que encontrara a alguien descalzo.
Fin del capítulo.