—¿N-No te preocupa?
Su esposo suspiró, su mirada cansada.
—Claro que si me preocupa, cariño...
La situación se había complicado. Kim Hyebin había crecido.
Pero todo cambió cuando a los siete la pequeña había comenzado a marcar más sus facciones y habían quedado sorprendidos al ver que su rostro era totalmente masculino.
Su voz también lo era, su actitud, su manera de pensar era comparable a la de un hombre, considerando los estereotipos.
Si bien nunca le impusieron ideas a la pequeña, ella sola se fue rigiendo por lo que se consideraban gustos masculinos.
Y quedaron aún más sorprendidos cuando la pequeña llegó a casa gritando que era un hombre.
Sus padres estaban confundidos. La llevaron con un psicólogo para entender su comportamiento y poder ayudarla correctamente.
A pesar de sus genitales, se identificaba con ser hombre. Sus padres nunca estuvieron en contra de lo que deseaba el ahora pequeño.
Sus padres no sabían que hacer. Su pequeño ya no sonreía con frecuencia.
Su pequeño se encerraba en su habitación y no hablaba con nadie. Ni siquiera con su osito favorito.
Por ello habían decidido hablar con su profesora jefe. Para saber qué estaba ocurrriendo.
—Él nunca nos ha dado problemas, es un angelito. Yo creo que el problema viene sobre cómo relacionarse, este pequeño lleva aquí muchísimos años... Hay un chico que creo que le interesa...
—¿U-Un chico?
—Si señora, es Jeon Jungkook. En clases es muy evidente como lo mira, sé que son demasiado pequeños para tener una relación pero considero que deben tratar el tema con él. Jungkook es un niño muy lindo, es por ello que siempre las chicas están detrás de él. Yo creo que eso lo desanima... Además de su identidad.
—Entonces, ¿qué sugiere?
—Sugiero que le den la identidad que ese bebé merece... Que lo ayuden a aceptarse y que no dependa de nadie, si le gusta ese chico deberían de animarlo a intentar algo... Pero apóyenlo, esto es un tema bastante complicado. Está entrando en la preadolescencia, esta etapa podría marcarlo de por vida.