Katerina
No se cuánto tiempo estuve inconsciente.
Solo recuerdo vagas conversaciones mientras que me dolía todo el cuerpo y me sentía caliente.
- fractura… cicatriz… un mes…-
-Comida… muerte… hambre…-
-Sacerdotisa… prestigio… 5 años…-
-Bosque… Helge… ¡oh! Helge…-
Cuando al fin me logre despertar estaba acostada en el suelo en "mi cuarto" dentro de la choza donde había vivido los últimos meses. Aunque me sentía mucho mejor que antes, aun estaba algo adolorida y veía mi brazo inmovilizado con unas ramas amarradas con cuerdas. Del mismo modo, note mi torso cubierto por hojas cubiertas de un líquido con olor a yerbas. Se notaba que habían atendido mis heridas de la mejor manera conocida por ellos, aunque la herida en mi espalda no dejaba de arderme.
Cuando intentaba pararme apareció Quinn en la puerta, parecía asombrado de verme despierta y por un momento se quedó inmóvil en la pueta.
-Her… Hermana ¡Despertaste!- Dijo gritando y caminando rápidamente a mi lado.
Traté de darle una pequeña sonrisa y lo vi temblando mientras intentaba ayudarme a levantarme. Al verlo tan nervioso quise levantarme y decirle que me encontraba bien, pero mi garganta se sentía algo ronca.
-Tengo… sed…- Fueron las únicas palabras que logre decir después de mucho esfuerzo.
Quinn me miro algo desconcertado, indeciso y preocupado. Me di cuenta de que no sabía como ayudarme a pararme y darme algo de tomar al mismo tiempo. Fue algo gracioso verlo ser tan torpe siendo que el siempre es tan listo.
Para su buena suerte apareció " mi padre" y Avon en el cuarto y después de su sorpresa inicial mi padre salió de la habitación a buscarme algo de tomar. Al final Quinn reacciono y no me dejo pararme, sino que me ayudo a sentarme cómodamente. Mientras que Avon solo se quedó mirándome fijamente.
Un poco más tarde llego mi padre con una cantimplora con agua y cuando empecé a beberla Avon logro despertar de la conmoción.
- Enya…- solo susurro esa palabra.
Busqué en el libro de conocimiento si ya había escuchado esa frase anteriormente y si se conocía su significado, al principio no hubo resultados, pero al final descubrí que significaba pequeño fuego. No entendí a que se refería así que solo pude mirarlo desconcertado y preguntarle.
-¿Enya?-
-Si, ese es tu nombre- Respondió mi padre.
La verdad el asunto del nombre era algo que me tenia preocupada, aunque llevo varios meses viviendo en este nuevo mundo y ya estoy más consciente de que es muy probable que no pueda volver a mi casa, mi nombre es lo único que me queda de mi anterior vida, y no quisiera renunciar a él.
Sin embargo, no podía decirles cual era mi verdadero nombre, así que solo pude mirarlos con el ceño fruncido.