Fue muy doloroso ya que, me era imposible saltar sin apoyarme en mi pata delantera mal herida. Pero cerré mis ojos ignorando el dolor y me preparé para mi encuentro real con el oso.
Me acerque sigilosamente utilizando mi pelaje para camuflarme entre la nieve, el oso como en nuestro primer encuentro no se dio cuenta de mi presencia hasta que estada frente a él, o bueno puede ser que no le haya importado mucho. Aun así, aproveche esta oportunidad para observar detalladamente su cena, que me alegro mucho darme cuenta de que no era ningún humano trasformado, solo un pequeño conejo que tubo la mala suerte de aparecer en la zona.
Para obligar al oso a perseguirme y por qué en realidad tenía hambre cogí al conejo entre mis dientes mientras que el oso masticaba y salí corriendo. El oso tiro un fuerte rugido y me empezó a perseguir rápidamente.
Intente no poner la trapa ni demasiado cerca, ni demasiado lejos del oso. Esto, con el objetivo de que no se diera cuenta de su existencia, pero tampoco me fuera imposible llegar a ella.
Con cada paso que daba el oso se acercaba cada vez más a mí y con mis lesiones me era imposible moverme más rápido. Gracias al olor de mi…
Ejem, de mi "marca" supe que estaba cerca de mi objetivo y me preparé para saltar. El oso también me logro alcanzar en ese momento y aunque no salto conmigo si logro con sus garras perforar mi espalda.
No obstante, logré saltar y el gran oso cayo en mi trampa como predije, pero sentí un gran ardor en mi espalda y vi gotas de sangre que rodaban por mi pelaje blanco y dejaban rastros de sangre en la nieve.
No me quede a mirar si el oso sobrevivo a la caída. Aunque esa una buena idea segregara mi victoria, aun en mi mente vagaba la idea de que ese gran animal era un ser humano demente. Y no quería saber si lo asesine.
Me alejé rápidamente de la zona y en un sitio mas tranquilo me dispuse a comer mi pedazo de conejo para posteriormente dormir adolorida.