Cuatro días después:
—Quiero que salgamos esta noche, cosita.
—¿A dónde, cielo?
—A cenar y, quiero que Mia venga con nosotros. Quiero también que me acompañes ahora a que conozcas nuestra futura empresa. Dejaremos a Mia con Alfred, no quiero que el polvo le haga daño.
Fuimos al edificio de lo que sería nuestra futura empresa; claramente aún no tenía la apariencia de una por dentro.
—Hice que sacaran todo, está completamente vacía.
—Es bastante espacioso.
—Así es.
—Creí que ibas a construirlo.
—Si me pongo a construirlo, va a requerir más tiempo, así que decidí solo remodelarlo y uno que otro cambio.
—¿En esto es que has estado ocupado durante estos días?
—Sí, linda. Este será el segundo hogar nuestro, en especial de Mia.
—¿En cuánto tiempo más o menos crees que esté todo?
—Con todas las personas que contraté, se supone que en aproximadamente un mes. La documentación, permisos, licencias y todo lo requerido, llevará un poquito más; quizás unos dos meses como máximo.
—Vas en serio con esto, ¿Eh?
—¿Y cuándo he ido en broma?
—Es increíble verte hablando de esto y no de a quién vas a matar después.
—Mataré a alguien y, ese alguien, se llama Daisy.
—¿Vas a matarme? ¿Y cómo harás eso? Me intriga el método que usarás.
—Esta noche lo sabrás, cosita— me acerqué y la encaré—. No olvides que las excusas no valen esta vez y, que ahora estás libre de barreras que impidan que tú y yo, tengamos sexo esta noche.
—Olvidaba que aún estabas pendiente a eso. Que buena memoria tienes para lo que te conviene.
—Por supuesto, llevo mucho tiempo soportando; creo que ya es hora de que me recompensen. Toda mi vida he esperado mucho por ti, desde que nos conocimos, hasta ahora. Creo que ya es tiempo de que recuperemos todo ese tiempo perdido y lo hagamos más a menudo. La dieta es algo que no se lo recomiendo a nadie, ni a mi peor enemigo. No sabes cómo muero por romperte como se supone; ya hoy no vas a tener escape. Ya fue suficiente de hacerme sufrir, ahora debes hacerte cargo de tu querido niño consentido, que tantas ganas te trae en este momento— la besé, y la agarré por la cintura acercándola a mi.
Daisy llevó sus manos a ambos hombros, tratando de detenerme.
—¿Aquí no hay nadie?
—Ahora mismo no. ¿Estás decepcionada? — arqueé una ceja.
—¿Eso qué significa?
—Te diré lo que significa— le agarré la mano y la llevé al ventanal de cristal para que pudiera ver los demás edificios y la vista—. ¿Te gusta la vista? —me fui detrás de ella y removí su pelo a la espalda, para besar su hombro.
—¿Qué crees qué haces? — trató de alejarse y la sujeté por la cintura.
—Calentar un poco el asunto— llevé mis manos a sus senos y los apreté.
—¡Espera! No puedes hacer esto aquí, nos van a ver del otro lado.
—¿Y eso qué? ¿No era lo que querías? — bajé una mano a su pantalón para bajarle el cierre y quitarle el botón, mientras continuaba frotando su seno con mi otra mano—. Yo pensé que estabas esperando por esto, princesa.
—No, no quería esto.
—Que lastima— metí mi mano dentro su ropa interior, y ella trató de evitarlo, así que la pegué contra el ventanal.
Al meter mi dedo, escuché el gemido que provocó eso en ella.
—Oh, se a resbalado mi dedo y se ha metido, ¿Estás así de húmeda por esto, cosita? Que muñeca tan pervertida tengo.
—Ya detente, no juegues conmigo así— puso sus dos manos en el ventanal, y pude ver sus piernas temblando.
Con mi pierna, empujé un poco la de ella para que las abriera un poco más y continué jugando con ella. Se escuchaba el sonido de mi dedo entrando, y estaba a punto de olvidarme de todo y hacérselo ahí mismo, pero no puedo perder el control de mi todavía. Quiero que esta noche sea inolvidable, y necesito prepararla adecuadamente.
—Tu interior lo está disfrutando, a pesar de estar pidiendo que me detenga. Te lo quitaría todo, y dejaría que te veas a ti misma con esa expresión tan excitante que tienes ahora, pero haré que lo desees esta noche. Recordaremos viejos tiempos, cosita— saqué mi mano, y ella retomó su postura temblorosa.
—¡Eres un infeliz!
—¿Por qué? Solo te hice caso y dejé de hacerlo— reí—. Que te quede claro, preciosa, no me detuve por ti, lo hice por mi, pero no siempre tendrás la misma suerte— llevé mi mano a la boca y lamí mi dedo; su sabor era muy delicioso—. Fue mucho para haber metido solo uno. ¿Así de mucho lo deseas? — sonreí.
—Eres un depravado, nunca cambias.
—La falta de sexo es la culpable de eso. He estado usando la mano por mucho tiempo y ya no lo soporto. No sabes cuánto daría por hacértelo ahora mismo, pero si lo hago, en la noche no tendrás energías— reí.
—Veremos si realmente aún queda algo de ese John energético y apasionado— rio, y se arregló el pantalón.
—Ya quiero que sea esta noche, vas a desear no haber puesto en duda eso, cosita.