Han pasado tres días y desde entonces las cosas han permanecido igual o peor. Cada vez es más extraño el comportamiento de ambos. Todas las tardes salen Lin y Akira, pero ninguno me explica lo que está sucediendo. Akira no se ha quedado a dormir en la casa, volvió a ser la misma persona de antes. Cuando llega a la casa es muy poco lo que hablamos, mayormente viene a ver a Kaori y llevarse a Lin. No a tenido la iniciativa de arreglar el asunto y tampoco me deja hacerlo yo. Ya traté en varias ocasiones, pero siempre busca una excusa para evadirme, supongo que es porque está cansado de mi. Me duele pensar en eso, pero no veo otra razón. Es increíble que mi matrimonio se vaya abajo de esta forma y que a Akira no le importe una mierda. Esta noche planeo llamarlo o buscarlo. No quiero que pase un maldito día más así. Quiero que me sea completamente honesto. Quiero que me diga lo que está pasando. Estoy cansada de este juego que tiene, no me da la cara, no me busca, no responde mis llamadas. ¡Ya me cansé! Si no me dice las cosas como son, no podré continuar así. Trataré de usar como excusa el compartir de esta noche, quizás si lo invito se decida a venir conmigo y así tener la oportunidad de estar a solas con él, aunque no sé si se pueda traer a alguien de afuera.
-Necesito que esta noche cuides de mis niños, ¿Podrás hacerlo?
-Si, Sra. Lisa.
-Si llega Akira a la casa mientras estoy trabajando, dile que me llame.
-Como ordene, mi Señora.
Salí de la casa para el trabajo. Tengo que preguntar cuando llegue, antes de llamar a Akira.
-Hola, Laura, ¿Cómo estás?
-Muy bien ¿y tú?
-Bien. Quería preguntarte, ¿Aún está en pie el compartir de esta noche?
-Sí, lo está.
-¿Se puede traer un acompañante?
-Claro.
-Gracias por dejarme saber.
Salí solo para llamar a Akira, pero no respondió. Parece que planea seguir con esta mierda, pero no se va a escapar de mi. Lo buscaré por cielo, mar y tierra, pero va a tener que darme la cara de una vez. El día pasó lento, creí que no acabaría nunca. Regresé a la casa para estar un rato con Lin y Kaori, antes de regresar al café.
-¿No ha venido a la casa?- le pregunté a la empleada.
-Si, señora, le di su mensaje-Oh, entonces ¿así se va a comportar? Muy bien, veremos cuánto le va a durar.
Akira
-Le traje esto, solo quisiera agradecerle por todo lo que hizo por mi. Ha sido muy amable conmigo.
-¿Cómo supiste que me gustan los vinos?
-Su despacho está lleno de ellos. No es el mejor, pero espero que le guste.
-No pensé que vendrías otra vez por aquí. No debiste haber venido.
-Lo siento, no sabía que le molestaría. Solo quería traerle este pequeño regalo por lo que hizo por mí ese día.
-¿No te estás confiando demasiado, niña?
-¿Por qué dice eso?
-Te confías demasiado. No has aprendido la lección con lo de tu noviecito.
-¿Por qué me habla así? Ya me voy.
-No vas a ninguna parte- me crucé en la puerta-. ¿Qué pasaría si quiero algo más que ese vino barato?
Lisa
-¿Está en el negocio Akira? - le pregunté al chófer.
-Sí, señora.
-¿Tiene mucho trabajo?
-Ha estado algo ocupado estos días.
-¿No has visto nada extraño?
-¿A qué se refiere?
-No me hagas caso. Iré a buscarlo, quiero hablar con mi esposo cara a cara, ya que él no quiere hacerlo.
-¿Quiere que la lleve?
-Si, por favor. Iré a despedirme de los niños primero.
-La espero, mi señora.
Akira
-Hace mucho tiempo no veía es mirada llena de miedo. Me recuerdas mucho a una dulce palomita, lástima que ya no existe. Esa palomita es la que quisiera tener aquí ahora. ¿Tienes miedo? Llora más, diviérteme un poco.
-¿Qué quiere de mí?
-¿No es eso lo que debería preguntar yo? Eres demasiado tonta y creo que estoy viendo eso una virtud. Me buscas y te quedas a solas conmigo. ¿No es obvio que la que quiere algo de mi eres tú? Eres muy descuidada, niña. Creo que te confundiste demasiado. No soy amable ni mucho menos soy una buena persona. Lo que hice fue porque me salió hacerlo en el momento y porque odio los escándalos, no porque me haya importado nada de lo que te pase.
-Déjeme ir. No volveré por aqui nunca más. Se lo juro.
-Es muy tarde para eso- le agarré el brazo y la tiré al suelo-. Nada mejor que esa dulce expresión de miedo. Lastima que esa palomita ya no me vea de esa manera ni me respete. Supongo que podré divertirme contigo mientras tanto- me subí sobre ella y sujeté sus dos brazos.
-¡Eres un monstruo!- forcejeaba con todas sus fuerzas.
-Que nostalgia. Es irritante que me recuerdes tanto a ella. Ya que no puedo hacerle nada a ella, muéstrame cuántas expresiones de llanto puedes darme- desgarré su camisa de un tirón.
Lisa
-¿Dónde esta su despacho? Nunca he venido aquí- le pregunté al chófer.
-Según entre, caminé hasta el fondo, la última puerta a mano izquierda es su oficina.
-Grácias - estaba algo nerviosa, no entiendo porqué ponerme nerviosa si como su esposa debo buscar o visitar a mi esposo. Llegué a la puerta que me dijo el chófer, pero no me atrevía a abrirla. Ya llegué hasta aquí y no puedo dar marcha atrás. Toqué la puerta, pero nadie respondió. Me dispuse a abrirla y fue la peor decisión que pude haber tomado. Ver a Akira con otra mujer hizo que la rabia que estuve conteniendo todo este tiempo, se me subiera a la cabeza. Akira levantó la mirada y me miró fijamente.
-¿Así que en esto es que has estado ocupado?- la chica estaba llorando en el suelo y Akira estaba sobre ella.
-Te presento a la dulce palomita de la que hablamos hace un momento- dijo Akira, levántadose del suelo. La chica se levantó del piso e intentó correr hacia mí, pero Akira le agarró el brazo y la empujó al piso de vuelta.
-¡Ayúdame!- gritó la chica en el suelo.
-¿Por qué me pides ayuda, luego de cogerte a mi marido?
-No, yo no hice eso- no pudo terminar de decir nada, cuando Akira le agarró el pelo.
-Guarda silencio, perra- le dijo Akira.
-Ya con esto me respondiste lo que tanto quería escuchar de ti. No quiero que te me acerques nunca más. Que mucho te duró el amor que me prometiste. Me sorprendes.
-No sabes lo que dices, corderito. Tú eres la culpable de todo esto.
-Esta relación llegó hasta aquí. Haz lo que se te dé la maldita gana, pero no te quejes si yo hago lo mismo, cabrón- di la vuelta para salir, pero la voz molesta de Akira, hizo que me detuviera.
-No te atrevas a salir de aquí, lisa y mucho menos diciéndome esas palabras porque no respondo- se escuchaba bastante molesto, pero no me importó. No podía aguantar un segundo más aquí.
-Muérete- saqué el dedo del medio antes de salir. No podía controlar mi rabia y la frustración. Quería decir mucho más, pero de nada serviría. Ya sabía que se había acabado el amor, pero no quiso decírmelo, prefiere irse y buscar a otra. No me importa si está molesto, la que debe estar molesta soy yo. No sé cómo aguanté las lágrimas frente a él, pero ahora era imposible contenerlas.
¿Por qué mi feliz matrimonio tuvo que convertirse en esto?