Al día siguiente no pude ver el auto de Akira, así que realmente no volvió anoche. Me arreglé para irme a la oficina. No quisiera ni ir, pero no tengo opción. Llegué a la oficina y aún no había llegado Akira. Me gustaría saber dónde pasa las noches que no llega a la casa. Quisiera saber si en realidad está con alguien más. Me preocupa de cierta forma.
Lo vi llegar poco después y no me dirigió palabra alguna. Se encerró en su oficina y no ha salido desde entonces. La señorita de la entrevista llegó y no encontraba cómo tocarle la puerta para que saliera, así que le hablé por el Intercom.
—Sr. Akira, ha llegado su cita —no quise decirle nada más, en lo que Akira respondió indiferente:
—Hazla pasar.
Me levanté de la silla y le indiqué donde estaba la oficina de Akira. Abrí la puerta lentamente y la dejé a solas con él, luego regresé a mi escritorio.
Akira
—Buenos días, tome asiento.
—Buenos días, es un honor poder conocerlo en persona.
—Vamos al grano. Al ver tu currículum se ve que tienes experiencia en el negocio por más de 10 años, ¿No es así?
—Sí, señor.
—Tus referencias son perfectas. ¿Cómo pudiste llegar tan alto en tan poco tiempo?
—Me he dedicado a este negocio toda mi vida, Sr. Akira.
—Veo que conoces muy bien mi nombre.
—Hablan mucho sobre usted, señor.
—Me confirmas las sospechas, Srta. Narumi.
—¿Sospechas?
—Sí, tal parece que ya sé cómo has llegado tan alto. Supongo que debes estar acostumbrada a conocer a fondo a cada jefe, ¿No es así?— la miré fijamente.
—No entiendo su comentario, Señor— dijo confundida.
—No entraré en detalles, ya que debe saber a lo que me refiero. Efectivamente estoy necesitando a una asistente con experiencia como la tienes tú, así que empezarás hoy mismo. Te presentaré a mi asistente, quiero que le enseñes todo tu conocimiento. ¿Fui claro?
—Sí, gracias por la oportunidad, Señor.
Lisa
—Lisa, ella es Narumi; será tu nueva compañera y maestra. Espero que puedas anotar todo lo que ella te diga y aprendas más sobre tu posición.
¿De verdad me está poniendo en esta situación? ¿Ella comenzó hoy y ya la pone para que me enseñe? Esto es realmente estúpido.
—Entendido — bajé la cabeza.
—No se diga más. Si necesitas algo, no dude en ir a mi oficina — le dijo a ella, antes de regresar a su oficina.
—Creo que ahora seremos compañeras. Me llamo Narumi, ¿y tú eres?
—Lisa, un placer conocerla —respondí entre dientes.
—Quiero saber todo lo que haces en la oficina. Muestráme.
La llevé a mi escritorio y le expliqué todo lo que hacía. Ella estúpidamente criticó todo lo que hacía y me mostró la manera, que según ella, es la correcta. No es que me interese el papel de asistente; al contrario, lo detesto y más teniendo que estar aguantando las malditas órdenes de Akira.
—Gracias por enseñarme—le respondí intentando seguir mi trabajo.
—¿Cuánto tiempo llevas trabajando para Akira?
—Primero que todo, le exijo que no tutee al Sr. Akira delante de mí. Llevo trabajando un solo día.
—¿Un día?
—Sí, no tengo ninguna experiencia en este puesto.
—Entonces, ¿Por qué estás aquí?— su tono indeseable me hizo molestar.
—Porque no tengo de otra.
—Hay que aceptar cuando no se nace con talento.
Esta perra realmente me está molestando.
—Me pregunto ¿qué puede hacer una mujer con clase y tanto talento en un lugar como este? —respondí sarcásticamente.
—Quiero este puesto y le demostraré al Sr. Akira que lo merezco más que tú, jovencita.
—Haz lo que quiera. No sabes el gran favor que me haces — diciendo esto me senté en mi escritorio.
Tuve que tomar un vaso de agua porque estaba de mal humor.
—Lisa, ¿Ya hicistes el informe? —me preguntó Akira.
—¿Informe? Me pediste que le mostrara la oficina a la nueva, señor.
—¿Me estás diciendo que aún no lo has hecho?—su frialdad me tiene irritada.
—¿Por qué no le dices a la nueva que lo haga?
—Porque fue a ti a quien le di esa orden — me miró molesto.
—Yo lo puedo hacer, Sr. Akira. Dígame de qué es el informé y lo hago en minutos —la talentosa habló.
Di mi espalda y me fui a los archivos buscando algo de paz. Luego de un rato salí, y me regresé al escritorio, pero en ese preciso instante Akira me llamó por el Intercom pidiéndome que les llevara café.
Lisa
Toqué la puerta antes de entrar y, al encontrarme con un escenario tan humillante, donde ella estaba muy cerca a Akira, solo dejé el café y salí con actitud. ¿Cómo se nota que es una trepadora? ¿Esto tengo que soportar ahora? ¡Es el maldito colmo!
Akira
—¿Cómo puede aceptar a alguien sin experiencia en una empresa tan importante como esta? ¿No cree que fue muy descuidado de su parte, el no realizar un informe como éste?—dijo Narumi.
—De la misma manera que te acepté a ti, sabiendo que eres una cazafortuna, Srta. Narumi.
—Es muy rudo de su parte decir eso. No soy ese tipo de persona— se mantuvo seria.
—¿Cree que puede seducirme poniéndose un escote mostrando sus senos? ¿No le da vergüenza?
—Es un uniforme exclusivo.
—Permítame decirle que ese escote no le va a funcionar conmigo. No hay nada que deteste más, que las mujeres fáciles. Si quieres progresar en esta compañía, deberás dejar de intentar provocarme con estos trucos baratos.
—Me está faltando el respeto, Sr. Akira.
—Me estás faltando el respeto tu a mi, si crees que con un escote mostrando tus senos vas a lograr que te suba el puesto en un mismo día. Como se nota que estás acostumbrada a abrirle las piernas a cada viejo adinerado que encuentres, para que te den una mejor posición en la compañía. Aquí tendrás que trabajar para ganarte el puesto. Si quieres progresar será mejor que te quites esa ropa de diseñador barato y te vistas decentemente de acuerdo a los códigos de la oficina. ¿Me estoy dejando entender, Srta. Narumi?
—Tal parece que es verdad lo que todos dicen de usted.
—Ve a tu área de trabajo.
—Permiso— bajó la cabeza, y salió de la oficina.
Lisa
Vi salir a la señorita talentosa furiosa de la oficina de Akira. ¿Será que recapacitó y la despidió? Ella se acercó a mí molesta.
—¿Qué sabes del Sr. Akira?
—No es algo que deba decirle yo.
—No es tan frio contigo como lo hace conmigo — si supiera...
—Siempre ha sido así.
—Entonces ¿Lo conoces?
—No mucho.
—¿Está casado?—al preguntarme eso me hizo sentir incómoda, pero no es algo que le importe.
—Sí, y tiene un hijo. No querrá entrar en esa línea, señorita. No se lo aconsejo— le advertí, pero ella solo dio la vuelta y se fue.
El día ha pasado muy lento, pero al fin pude salir del trabajo. Vine con el chófer a la casa y Akira se quedó en la oficina. Supongo que así serán las cosas de ahora en adelante.
A la mañana siguiente al llegar a la oficina, me encontré con un desastre en mi escritorio, ¿Qué es esto?
—Llegas tarde —me dijo una voz odiosa a mis espaldas.
Al dar la vuelta me encontré con la señorita talentosa.
—Esta es mi hora de entrada. De igual manera creo que debería de ser un poco amable y educada. Un buenos días no es difícil, ¿No cree?
—No tengo que hacerlo ya conociendo mis intenciones de quedarme con tu puesto.
—¿Por qué no lo habla con el Sr. Akira, así me saca del puesto y te quedas con él?
—Si tantas ganas tienes de irte, ¿Por qué no te vas?— preguntó en un tono odioso.
—Porque no puedo. No tengo que decirte nada a ti—me senté en mi escritorio a recoger todo el desastre y ella se fue molesta.
Cuando Akira llegó a la oficina, me regañó por el desastre que había.
—¿Me puedes explicar por qué tanto desorden? Aprende a ser más organizada — caminó a su oficina.
Me está colmado la poca paciencia que me queda.
—Sr. Akira —la talentosa corrió detrás de Akira y se encerró en la oficina con él.
Esto ha escalado muy rápido. ¿Desde cuándo Akira permite ese tipo de comportamiento? Creo que no podré aguantar más. Terminé de recoger y vi que en su agenda tenía una cita con el presidente de una compañía cerca en una hora. Mira la hora que es y aún no sale de la oficina. No quería interrumpir, pero si no lo hago, lo más probable se moleste por mi mal trabajo. Me acerqué a la puerta y escuché un sonido extraño que venía de la oficina. La abrí sin pensarlo dos veces y me encontré a la adorada talentosa, encima de Akira. Aunque no estaban desnudos, era más que obvio lo que ahí estaba pasando. Ya no pude aguantar más y exploté. Jamás he sido persona de pelear por un hombre, considero que es lo más patético y bajo que existe, pero la presión que sentí en mi pecho fue la peor. Me acerqué a Narumi y la halé por el pelo haciéndola caer al suelo. Puse mis manos en su cuello con tanta fuerza, que no me importaba nada más.
—Para tu maldita información; ese imbécil que está ahí, está casado conmigo. Si tanto te quieres quedar con él pues llévatelo, y quédate con el maldito puesto también porque ya no lo quiero — solté su cuello y salí de la oficina como alma que lleva el diablo.
Era la última gota que derramó el vaso. Me sentía con el corazón roto. Quizá después de todo, Akira es igual a todos.
Akira
—¡Esa mujer está loca!—dijo Narumi casi sin aire.
—¿Así que mi corderito sí está celosa? Interesante — reí.