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78.57% El chico de las fotos [K.TH] / Chapter 11: Capítulo 10 +18

Bab 11: Capítulo 10 +18

Me despierto debido a unos pequeños toques en mi mejilla, por lo que me doy la vuelta en la cama para seguir durmiendo, pero una pequeña bola peluda insiste con mi mejilla empezando a lamerla al igual que todo mi rostro. Me tapo con las cobijas, sin embargo se niegan a dejar que la pereza me arrastre de nuevo, pues Yeontan se mete debajo de las cobijas volviendo a su trabajo.

— Mamá despierta, tus bebés quieren comer— dice una suave voz a mi lado, mientras me destapa suavemente.

— Déjame descansar otros cinco minutos— murmuro sin abrir mis ojos.

Sonrió cuando siento su cuerpo meterse en la cama, esté en seguida me abraza con la pequeña bolita de pelos en medio de nosotros sin hacerle daño.

— Que sea media hora más.

Abro mis ojos, observando su rostro fingiendo estar dormido y beso su mejilla, minutos después los dos nos levantamos, él a darle comida a Yeontan, y yo a hacer comida para Tae y para mí, anoche había decidido quedarme en su casa después de jugar en el parque con May y RaHyun, él mismo me había hecho la propuesta, así que después de pasar por mis cosas de aseo y ropa a mi apartamento, volvimos a la casa de TaeHyung.

Hoy tendríamos que trabajar, y como obviamente no dejaríamos a Yeontan solo en la casa, un amigo del fotógrafo se ofreció a cuidarlo.

— Huele delicioso— murmura entrando a la cocina—. Hola, soy Park JiMin.

— Un gusto, soy Brianna Stevens.

— ¿Americana?— cuestiona, a lo que yo asiento con la cabeza—. TaeHyung me ha hablado de ti, a no ser que haya otra Brianna Stevens americana, castaña y con cabello lacio. Un gusto conocerte.

— El gusto es mío, toma asiento, ya casi está listo el desayuno.

— Que bueno, porque salí corriendo de mi casa para venir aquí, quería ver a Yeontan, comí muy poco antes de llegar.

— Si claro, tu solo quieres llenar tu estómago— habla Tae entrando a la cocina.

— Tengo que comer, estoy en pleno crecimiento— se excusa el rubio.

— No vas a crecer, acéptalo— presionó mis labios para evitar reír por su comentario, por el contrario, el chico de las fotos suelta la risa burlándose de su amigo.

— Bueno, Brie, es todo tuyo, yo me cansé de su maltrato, ahora la carga te pertenece— voltea su rostro indignado mientras hace un adorable puchero, a lo que yo lo abrazo.

— Es mentira, tú vas a crecer— acarició su cabello y JiMin, sonrojado, me devuelve el abrazo con timidez.

— El desayuno está listo, se pueden separar— anuncia el dueño de la casa dejando los platos frente a nosotros.

Me siento en una de las sillas escuchando varios chistes provenientes del enano, sin embargo TaeHyung no reía, simplemente se mantenía serio tomando su chocolate, lo cual me sorprendió viniendo de él. JiMin se ofreció a lavar los platos, puesto a que Tae y yo íbamos tarde para ir al trabajo, una vez ya listos, los dos nos despedimos del peludo bebé.

Durante el trayecto a la empresa en el auto del peligris, el ambiente se encontraba tenso, ni siquiera la música aligeraba las cosas, por lo que decidí hablar.

— TaeTae, ¿por qué estás tan serio?

— No es nada— responde estacionando el auto en su respectivo lugar.

— No me gusta mucho cuando estás enojado, tienes una mirada penetrante que puede matar a más de uno— cojo su brazo antes de que baje del auto.

— Créeme, no es lo único penetrante que tengo— guiña el ojo liberándose de mi agarre.

Pensamientos puros, ¡Pensamientos puros!

Me quedo congelada en mi lugar sin saber que decir o hacer.

Vamos, Brie, eres de las mentes más pervertidas, ¿cómo es posible que su comentario te deje así?

Es el efecto Kim TaeHyung.

⚠️ ADVERTENCIA ⚠️

[Capítulo con contenido sexual, si no te gusta, adelanta el capítulo, de lo contrario léelo bajo tu propia responsabilidad]

La alarma del auto suena haciéndome reaccionar, él desbloquea la puerta para que salga y eso hago, a pasos torpes... Pero lo hago. Entramos al ascensor junto a otros compañeros de trabajo, los cuales saludo cortésmente a la vez que empiezo a sentir la mano de Tae acariciar mi trasero y apretarlo, por lo que muerdo mis labios cuando siento que sus dedos se dirigen a mi zona.

El viaje en ascensor se hace largo y ruego por poder llegar a mi oficina, pero cada vez se hace más lento, tortuoso y caluroso, hasta que una pequeña idea pasa por mi mente.

Sonrió maliciosa y me ubico delante de TaeHyung luego de que bajaron dos personas, disimuladamente muevo mi trasero contra su miembro notando como cada vez se pone más duro. Logro escuchar la pesada respiración de mi amante en mi oído mientras que mueve con gran intensidad sus dedos sobre mi vagina por encima del pantalón.

Debí escoger una falda.

Muerdo mis labios excitada cuando, por fin, llegamos a mi piso y avanzamos hacía la oficina que me corresponde. Cerramos la puerta con pasador y este no pierde el tiempo alzando mis piernas y poniéndome contra la pared, por lo que enrollo mis piernas en sus caderas, ambos sumergiéndonos en un fogoso y necesitado beso. El fotógrafo simula una fuerte embestida mientras que aprieta sus manos en mi trasero, haciendo que libere un sonoro gemido y un suave gruñido por su parte.

— No hagas ruido, el jefe nos puede escuchar— susurra en mi oído con voz ronca y dejando un beso húmedo en mi cuello.

— Santo cielo, Tae— jadeo quitando su saco y su camisa, para luego lanzarlo a cualquier lado de la oficina.

Él hace lo mismo y me carga poniéndome encima de mi escritorio, reparte besos por todo mi cuello bajando hasta mis pechos en donde deja una que otra mordida, provocando que arqueé mi espalda cegada por el placer que me proporciona su boca y con alta probabilidad de que deje una marca. Finamente, retira mi sostén con agilidad y acaricia mis pezones con sus dedos, lame uno a la vez que pellizca mi otro pezón.

Tomo la iniciativa y lo llevo a la silla, me siento en sus piernas para poder frotar nuestras intimidades buscando saciar la sed que tiene uno del otro. Primero doy leves movimientos de adelante hacia atrás, pero minutos después él coge mis caderas alentándome a hacerlo más rápido, convirtiendo los leves movimientos en saltitos.

— Me tienes loco, no creo poder aguantar mucho si sigues así, ¡Dios!— agarra uno de mis pechos y lo mete a su boca, jugando con la punta de este con su lengua.

— Fuiste tú quien empezó— le recuerdo entre silenciosos gemidos.

TaeHyung retira mis pantalones y mis bragas, vuelve a hacer que tome asiento en el escritorio y acerca su boca a mi vagina.

— Estás tan mojada— lame sus labios con sensualidad. Lo único que me faltaba para perder la poca cordura que me quedaba.

Acto seguido, sopla sobre mi botón, enviando grandes corrientes eléctricas a todo mi cuerpo, y lo lame, introduciendo sus largos dedos en mi vagina.

— T-Tae... — corto mis propias palabras al sentir su boca succionando mi clítoris.

Sigue así unos minutos, lamiendo, chupando y moviendo sus dedos en mi zona, hasta que mis piernas empiezan a temblar dando a entender que estoy cerca de mi liberación. Sin embargo, Tae aleja su boca antes de que eso ocurra, dejándome con ganas. Él sonríe juguetón y me da la vuelta sobre el escritorio dándole la espalda. Quedo confundida unos cuantos segundos, cuando escucho la hebilla del cinturón junto al cierre de su pantalón abrirse.

Cierro mis ojos con fuerza, sintiendo su miembro erecto introducirse con suavidad en mi feminidad, inconscientemente, empujó mis caderas hacía atrás para poder tenerlo por completo. TaeHyung acaricia mi trasero, aparta el cabello de mis hombros y besa mi espalda mientras pasa sus manos por mi cuerpo. El fotógrafo hace embestidas lentas, torturándome a su paso.

— M-más... Más rápido— pido entre suspiros.

Éste, reparte una nalgada en mi trasero, de seguro dejando su mano marcada, y acelera sus movimientos, por lo que tengo que sujetarme con fuerza del escritorio. Unos golpes en la puerta de hacen presentes, alarmándonos a los dos, no obstante Tae no se detiene.

— Señorita Stevens, ¿puedo pasar? ¿Por qué tiene la puerta con seguro?— escucho la voz de mi jefe al otro lado.

Mierda.

— E-es que tuve un accidente— me excuso tratando de que mi voz saliera normal, aunque es imposible con un hombre detrás de ti follándote como el puto infierno, y más si te hace chupones en el cuello.

— ¿Un accidente?, ¿se encuentra bien?, su voz suena rara, déjeme entrar.

Iré al infierno. ¡Iré al infierno!

— ¡No! Porque es un accidente de chicas. No creo que quiera entrar, es todo un desastre, en serio.

Una fuerte embestida me obliga a callar, mordiendo mis labios para evitar que el jefe me escuche.

— No se preocupe, vendré más tarde cuando se recupere, ¿prefiere que llame a May?

No, señor, en estos momentos estoy caliente y teniendo sexo, lo único que quiero es terminar y matar al maldito hombre detrás de mí por hacerme pasar por esto, entienda eso de una vez por todas.

— Ella debe estar ocupada, yo me las arreglo sola.

— Está bien, espero que se mejore, si quiere le traigo pastillas o-

— ¡No! ¡Estoy bien! En estos momentos quiero estar sola ¡¿entiende?!— esas palabras salen automáticas de mi boca y me golpeó mentalmente.

Ya estoy muerta, al menos me iré de este mundo feliz.

— S-si, señorita, con su permiso, ya no la molestaré más.

Los milagros existen.

Suspiro aliviada, llegando al orgasmo junto a mi acompañante, quién saca su pene de mi vagina y toma asiento conmigo en sus piernas.

— Tienes que admitirlo, fue divertido— se ríe el muy descarado, a lo que yo me encargo de fulminarlo con la mirada.

— Se pudo haber enterado, casi pierdo mi empleo y ruega para que luego no me despida por hablarle así.

— Estarás bien, lo disimulaste bien— me da en beso en la frente abrazándome.

— Si, bueno, tenemos que vestirnos.

— ¡Ño! Quedémonos otro rato así— entierra su cabeza en mi cuello.

— Serán solo cinco minutos.

Nos quedamos en silencio, él acariciando mi cabello, y yo haciendo dibujos imaginarios en su pecho.

— Tae, te quiero— respondo observando con la mirada fija en su barbilla, en donde apenas se logra ver pequeños puntos negros en donde va su barba.

— Y yo a ti, Brie— besa mis labios con cariño.

Ambos nos levantamos y procedemos a vestirnos, intercambiando una que otra mirada traviesa. Toda la magia del momento a nuestro al rededor se apaga cuando escuchamos la voz de May junto a su pequeña. Termino de arreglarme y salgo de la oficina para dirigirme a la de mi mejor amiga, en donde hay unos hombres en traje, rodeándola.

— No me pueden llevar, mi hija es de nacionalidad coreana— dice entre sollozos.

— Pero no está su padre, y supongo yo que tampoco tiene esposo, así que le pido amablemente que nos acompañe— le responde uno de los hombres.

No, no, no.

— Un momento, no pueden deportar a May, según tengo entendido, si la regresan a Estados Unidos con su hija de nacionalidad coreana generará cierta dificultad con su hija, no la pueden separar de su madre y tampoco la pueden llevar a otro país donde el ambiente es diferente— hablo metiéndome entre los hombres.

May, con lágrimas en los ojos, se aferra a su hija, protegiéndola de los tipos.

— No tiene ningún conyugue, así que no hay nada que se pueda hacer— dice uno de ellos.

— Pero es su hija.

— Son las reglas, señorita.

— Esas no son las reglas.

— Las han cambiado, le daremos un empleo a su amiga cuando llegue a Estados Unidos, así que ni haga escándalo— cogen a mi amiga de los codos procediendo a llevársela.

Miro a la pelirroja y alejo a los hombres de ella, mientras mi amiga se defiende dando patadas y escondiendo a la pequeña en su pecho para que no le hagan nada a ella.

TaeHyung se une y aleja a los hombres de May, protegiéndolas a las dos, sin embargo, una voz los interrumpe dejando a todos congelados en su lugar.


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