A la mañana siguiente, Alejandra revisó todos los archivos que el hacker le mando mientras desayunaba. Al parecer el conflicto empezó porque la mujer coqueteo con ambos hombres, hasta que se dieron cuenta que salían con la misma mujer. Sin embargo la razón principal del conflicto se debió a que la mujer no se decidía por uno de los dos cuando la confrontaron, dejando la decisión en mano de los hombres que comenzaron a pelear por su atención.
Alejandra sospechó que esa era la situación a la que quería llegar la mujer, después de todo recibiría una mayor cantidad de regalos de los dos mientras trataban de ganar su favor, hasta que ambos hombres se dieron cuenta de la situación. Cuando la mujer no obtuvo más de ellos entonces los dejó a los dos y comenzó a salir con alguien más.
Estaba claro que los hombres conocían el motivo pero su pelea había llegado demasiado lejos y ninguno quería aceptar su error. Así que nadie daba el primer paso para disculparse, era más fácil recibir una disculpa y aceptarla mientras te disculpas también que ser el primero en hacerlo.
Alejandra respiró profundamente, aún creía que los hombres a veces hacían cosas sin sentido pero como mujer aceptó que no lo comprendería nunca y simplemente debía aceptarlo.
Entonces lo primero que debía conseguir de los hombres era hacer que se disculparan y luego hablar sobre futuros conflictos con ellos, pero la pregunta es cómo lograría que dos hombres igualmente de testarudos se disculparan.
Lo pensó durante un tiempo antes de tener una gran idea pero necesitaría ayuda de un hombre si quería que fuera creíble. Así que salió, tomó su moto y condujo al parque donde sabía que encontraría a Aarón.
Aarón estaba sentado en la banca del parque lanzando migajas de pan a los pájaros cuando sintió que alguien se sentó a su lado, levantó la mirada y vio a Alejandra mirándolo intensamente sin desviar la mirada, ser visto de esa manera lo intimidó un poco y lo puso nervioso.
-¿Qué pasa? ¿Hice algo malo?
-No, ¿por qué preguntas eso? ¿A caso hiciste algo que no debías?
-¿Entonces por qué me miras tan fijamente como si quisieras descubrir algún secreto?
-Perdón, necesito tu ayuda y estaba pensando en si aceptarías o no y cómo convencerte, supongo que me dejé llevar por mis pensamientos y dejé mi mirada fija en ti.
-De acuerdo. Y ¿en qué necesitas ayuda?
-Quiero redactar una carta de disculpa para los dos socios a los que tengo que hacer llevarse bien otra vez.
-¿Por qué? ¿Piensas hacerles algo?
-¿Qué? !Claro que no¡ ¿A caso me veo como alguien que dañaría a mis clientes sólo para llegar a mi objetivo?
-Pues sí te ves muy capaz de eso.
-Olvídalo. Lo que quiero es hacer una carta que parezca que la recibieron de la otra persona. Así les será más fácil disculparse con el otro ¿no?
-Supongo que si no les das más alternativa que aceptar la disculpa y disculparse también, creo que sí podría funcionar.
-Entonces necesito tu ayuda, como dices que yo no puedo entender a los hombres, creí que tu podrías saber como debería redactar una carta un hombre que quiere disculparse, pero que no lo hace abiertamente.
-En eso sí puedo ayudarte, ¿ya descubriste la razón de la pelea?
-Sí.
Alejandra le contó rápidamente como había sucedido todo y como habían terminado las cosas, después se levantaron de la banca y Alejandra lo llevó a su oficina.
Aarón entró en la oficina de Alejandra y caminó en dirección a la computadora, Alejandra la encendió y le abrió el programa, el sólo tuvo que sentarse y escribir.
Cuando Aarón terminó de escribir, Alejandra leyó las cartas y las imprimió. Después las llevaría a sus respectivas casas para dejarlas en sus buzones.
-¿Quieres quedarte a comer? Voy a preparar pechuga de pollo rellena cubierta de pepian.
-Suena bastante bien, ¿vas a preparar el pepian ahorita?
-No ya lo tenía hecho, solo debo hacer la pechuga y calentar el pepian.
-Bien, si necesitas ayuda puedes pedírmela.
-Está bien, sólo necesito que te sientes en el sofá y esperes a que todo esté listo.
Aarón se sentó en el sofá y miró a su alrededor mientras Alejandra cocinaba, como estaba tardando decidió dar un vistazo a la ventana. Reconoció al hombre del parque que había estado siguiendo a Alejandra recargado en la pared de una casa. Parece que ya se había dado cuenta que no estaba en su casa, tendría que decirle. Caminó hasta la cocineta y asomó la cabeza al interior.
-¿Alejandra?
-¿Qué quieres? Estoy ocupada, ¿no puedes esperar un poco más?
-Creo que debería ver esto por un momento, es importante.
Alejandra miró el rostro de Aarón que parecía preocupado, así que bajó el fuego y salió de la cocineta. Siguió a Aarón hasta la ventana.
-¿Qué quieres que vea que es tan importante?
Aarón le señalo un punto en el exterior y ella pudo ver que se trataba del hombre que la había estado siguiendo. Se sorprendió por un momento pero después pensó que sería normal que sospecharan de ella, nadie dura encerrado en el interior de su casa tanto tiempo y sin salir para nada. Seguramente habían notado la falta de su moto en el estacionamiento, lo que los obligó a buscarla en todos los lugares que frecuentaba, seguramente habían intuido que estaría en su oficina.
Alejandra suspiró fuertemente y miró a Aarón.
-Pues ni modo, nada que hacer. Tendré que seguir perdiéndolo de vista otra vez. Vamos, debo terminar la comida antes de que nos de hambre.
-Te tomas la situación con mucha calma.
-No es que vaya a cambiar solo por ponerme nerviosa, de momento solo puedo seguir con mis cosas y evitarlo lo más que se pueda.
-Si en algún momento necesitas ayuda, no dudes en pedirla.
-Está bien, cuento contigo. Espero que realmente vengas en mi ayuda cuando la necesite.
-Por supuesto, puedes contar conmigo, después de todo somos amigos, ¿o no?
Alejandra lo pensó por un instante antes de contestar.
-Sí, lo somos.
Aarón se sintió complacido con su respuesta y volvió a su lugar en el sofá para no seguir interrumpiendo a Alejandra.
Alejandra regresó a la cocineta y terminó de preparar la comida. Pusieron la mesa y se sentaron a comer en silencio hasta que terminaron.
-¿Y el postre?
Alejandra caminó a la nevera y sacó un litro de nieve de nuez.
-Sólo tengo nieve de este sabor, ¿está bien?
-Perfecto, me gusta la nuez.
-A mi también, aunque me gusta más la nieve de chocomenta, pero esa me la acabé rápidamente así que me quedé sin ese sabor.
-Está bien, si quieres en agradecimiento por la comida, después puedo salir a comprar nieve de chocomenta.
-Eso suena bien, entonces puedes acompañarme a enviar las cartas y a llevar un informe a una empresa en cuanto reciba un correo.
Mientras comían la nieve, Alejandra abrió el grupo y vio el correo de @srta. finanzas. Leyó rápidamente la propuesta y la imprimió.
@la verdad: Muchas gracias, en cuanto sepas lo que quieres como pago no dudes en pedírmelo.
Cerró el grupo y terminó su nieve.
Alejandra y Aarón llevaron las cartas a los buzones en las casas de cada hombre y después pasaron a la empresa a dejar el archivo para evitar futuros conflictos por peleas. José el director quedó muy impresionado con la propuesta y le agradeció. Ella salió rápidamente del edificio y volvió a lado de Aarón.
Aarón aprovechó el tiempo en el que Alejandra entró a la empresa a dejar el archivo para ir en busca de heladerías, encontró una a dos cuadras y pidió tres litros de nieve de chocomenta. Cuando regresó a la moto, Alejandra ya lo estaba esperando.
-¿A dónde fuiste?
-A comprar lo que te prometí.
Aarón levantó la bolsa con la nieve que traía en la mano y sonrió, antes de acomodarse en la moto.
Regresaron al departamento y Alejandra metió la nieve al congelador pero antes sirvió un poco en dos vasos.
-¿Quieres nieve de chocomenta?
-Claro, gracias.
Los dos terminaron el helado antes de que Aarón se despidiera y saliera de la oficina. Alejandra se quedó sentada en el sillón con la cabeza en el respaldo, mirando al techo. Respiró profundo varias veces y sonrió. 'Ya cumplí con mi promesa con mi hermana, solo queda que esos dos socios se reconcilien para que me den mi paga, pero por ahora estoy de vuelta en el caso principal que me pidió @te veo. Va siendo hora de ver lo que captaron las cámaras de video.'
Alejandra tomó su tablet y abrió los archivos que tenía para empezar a revisarlos uno por uno.