Suzy
Al día siguiente fui a buscar a Emily y regresamos a la casa.
—¿Vamos a jugar, mamá?
—Sí, luego de que estudies.
—Aún falta tiempo para que papá llegue.
—Recuerda que no puedes decir nada, porque con la comida no se supone que se juegue — le hice un guiño, y nos sentamos en la mesa del comedor a estudiar. Le dan muchas asignaciones para solo ser una niña, ni siquiera a mi me daban tantas.
Al terminar, subió a la habitación a cambiarse de ropa y a ponerse la camiseta que solo usamos para jugar, junto a un pantalón corto.
—Estoy lista, mamá.
—Esa es mi chica— acaricié su cabeza y fuimos a cerrar toda la casa, las ventanas y puertas, para luego bajar al sótano.
—Hola, señora. ¿Descansaste?— le preguntó Emily a la Sra. Casey, quién estaba amarrada de piernas y brazos.
—Mi niña siempre tan sociable y dulce— sonreí—. Busca el Buck BU119 en la mesa, quiero saber si has aprendido a reconocerlos—Emily fue a la mesa y escogió justamente el que le pedí—. Esa es mi niña inteligente— caminé hacia la Sra. Casey y me agaché—. Vamos a jugar un juego. Te soltaré y te daré una oportunidad para esconderte, si te dejas encontrar fácilmente, pagarás el precio— Emily me pasó el cuchillo y corté las sogas que la aguantaban—. ¡Corre! — le ordené, a lo que se levantó con dificultad y corrió subiendo las escaleras. Escuché que cerró la puerta del sótano, pero ese no será un problema, ya que tengo llaves de toda la casa.
—Yo quiero buscarla, mamá.
—Sí, pequeña, serás tú quien la busque— sonreí, y le entregué el cuchillo.
Caminé a la mesa y cogí otro por si se complican las cosas. Nos paramos en la puerta y la abrí, Emily salió dando pequeños saltos y riendo.
—Un paso al frente yo daré— dio un paso al frente, y miró por el pasillo—, huye mientras puedas y yo contaré— tapó su ojos y dio una vuelta, terminando por señalar el armario que quedaba justo en el pasillo—, dos segundos yo tendré— se acercó al armario y rio—, y cuando llegue a tres, yo te encontraré— abrió el armario, y ahí estaba la Sra. Casey. Con el pasar de los años, su sentido auditivo está más sensitivo a los ruidos. Es increíble cómo ha mejorado tan rápido—. Ella es muy aburrida— comentó Emily, y la Sra. Casey la empujó, tratando de correr por el pasillo a la puerta de la entrada.
—¿Estás bien?— la ayudé a levantarse, y corrió por el pasillo detrás de la Sra. Casey.
—¿A dónde vas? — preguntó riendo. Incluso está corriendo más rápido, es adorable. Caden estaría muy orgulloso del progreso de nuestra princesa—. No hay a dónde ir, debería rendirse— al llegar hacia la Sra. Casey, se tiró de rodillas y clavó el cuchillo en su pie. Soltó un grito y tuve que interferir, me acerqué y la halé por el pelo para tirarla completamente al suelo. Al ver que continuaba gritando y forcejeando, no tuve de otra que poner fin al espectáculo. Clavé el cuchillo en su garganta, hasta que sus gritos no se escucharon más.
—Tenemos que dar fin a nuestro juego por hoy, princesa. Ayúdame a limpiar para preparar la cena antes de que papá llegue.
—Sí, mamá.
Caden
Al llegar a la casa vinieron ambas a recibirme, se veían muy sonrientes y no pude evitar sonreír al verlas así.
—¿Mis muñequitas han tenido un buen día?
—Sí, papá.
—Me alegra mucho saberlo— les di un beso a ambas, y sonreímos.
Subí a la habitación para bañarme, y al bajar las escaleras de vuelta, el suelo se veía más brilloso que de costumbre; supongo que debían estar haciendo quehaceres hoy. Me uní a la mesa y cenamos. Emily repitió tres veces hoy también, quiero creer que es que al estar más grande, su organismo necesita más comida.
—¿Cómo te fue en la escuela, princesa?
—Bien, papá.
—¿No pasó nada en la escuela hoy?
—Nada especial, ¿Por qué?
—Te noto más activa y feliz.
—Porque verte me hace feliz— sonrió, y se levantó de la mesa—. Iré a bañarme y me acostaré. Te espero, papá.
—¿Fuiste al trabajo? — le pregunté a Suzy.
—Sí, me gusta mucho.
—Que bueno, cielo. Espero te salgan las cosas bien.
—Te ves más cansado hoy, Caden. ¿Tuviste un buen día en el trabajo?
—Sí, hoy hubo mucho trabajo y estoy agotado, pero ya sé me pasará.
—Te haré un masaje cuando llegues al cuarto. Ve con la niña, yo lavaré los platos.
—¿Segura?
—Ve, amor.
—Está bien— me levanté de la mesa y le di un beso, para luego ir a la cocina a buscar el cuchillo y subir a la habitación de Emily. Ella aún se estaba bañando, así que la esperé sentado en la cama.
—Me has asustado, papá— ella estaba en toalla y me levanté para buscarle la ropa en el armario.
—Lo siento, no debes salir así del baño o te vas a resfriar, princesa.
—Se me olvidó la ropa— busqué la ropa de dormir y se la di para que se la pusiera, luego busqué el secador y se lo pasé. Si dejo que se acueste así, se va a enfermar.
—Listo, así te ves mucho más linda— sonreí, y ella se acostó en la cama.
—Gracias, papá, eres el mejor.
—Lo trato— me hice un corte en la palma de la otra mano y lo acerqué a su boca, se veía muy satisfecha y feliz.
Al terminar, la arropé y cuando me acerqué a la puerta, ella habló:
—Duerme conmigo, papá. Hace mucho tiempo no lo haces y me siento muy sola. La cama es muy grande para mí.
—Está bien, estaré hasta que te duermas, luego iré con mamá para que no se sienta sola también, ¿De acuerdo?— asintió con su cabeza y me metí en la cama con ella, a lo que me abrazó y recosté mi cabeza en la de ella—. Descansa princesa, dulces sueños.