La llamada que Zaki recibió hace un rato fue de uno de los mejores hackers aprendices de Sei. Zaki le había pedido que revisara las cámaras de seguridad y que le informara cuando Hinari volviera a su habitación. Así que cuando Zaki recibió su llamada, esperaba que el hacker le dijera que había salido del salón, pero el informe que recibió al instante le hizo hervir la sangre, lo que provocó que se fuera inmediatamente en un arrebato de furia.
Conduciendo como un maníaco, Zaki se dirigió a toda velocidad hacia el hotel como si el mismo diablo le persiguiera. Se desvió y adelantó a los coches que iban delante de él, sin dejar que nada le frenara. Tenía que llegar a ella o nunca se perdonaría si algo le sucediera. Se prometió a sí mismo que protegería a los Hinari de todo y de todos los que quisieran hacerle daño, y por Dios, iba a mantener esa promesa, sin importar lo que costara.