—Me temo que lo único que puedes hacer es revelarle tu rostro, no hay nada más.
Como era de esperar, ante las palabras de Zaki, el aura de Sei se volvió increíblemente oscura en un instante. En ese momento, lucía como si el aterrador monstruo dentro de él acabara de escapar de su celda para destruir el mundo.
Con esa reacción de Sei, Zaki confirmó una cosa: que Davi ya no era solo una persona importante para él. Zaki suspiró profundo nuevamente mientras Sei seguía en el mismo estado de antes.
—Eso no va a pasar. Ella es la única a la que no arrastraré al infierno conmigo. —le contestó, dándose la vuelta. Zaki se quedó sin palabras, observando cómo se alejaba lentamente y se sentaba en el sofá.
Zaki, después de oírlo, se apoyó en el marco de la puerta. Y una vez más, suspiró, observándolo y susurrándose a sí mismo.