Por poco no me desmayo por lo que descubrí. Ivanhoe me arruinó demasiadas veces la vida y no iba a perdonar.
Hubo un ansia de venganza y de ver sangre desparramada por todo el pavimento. Ver los cadáveres colgados en varios postes de luz.
Estaba entrenando para poder matar y sacar los sentimientos al hacerlo.
Iba a hacer un viaje a Bagdad, dónde podía traer muchas armas y traer municiones peligrosas.
Hércules no iba a detenerme. No dejaba que él se entrometiera, no dejaba que se involucrara. No deseaba que su alma se llenará de la oscuridad que albergaba mi vida.
-- Becca-- pronuncia mi nombre cuando ve que estaba armando la maleta para irme unos días.
-- Qué sucede?-- pregunté y ya tenía los ojos contraídos.
-- Qué estás haciendo?-- y no noté su timbre de enojó y de amenaza.
-- Me estoy yendo a conseguir armas-- respondí encogiéndome de hombros.
-- Sola?-- remarcó esa palabra con su acento.
-- Es lo mejor-- y no me importaba quedar mal.
Estaba por cerrar la maleta, cuando Hércules me agarra y me empuja en contra la pared y me clava sus ojos.
Los mismos estaban contraídos y parecían hambrientos. Eran seductores.
Con la fuerza que estaba ejerciendo sobre mis brazos, iban a quedarme marcas rojas como cardenales.
Intenté alejarme y de poner distancia entre nuestros cuerpos para que no cometiera alguna tontería.
Su boca besa la mía y yo no pude evitar querer saborearlo.