Al ver eso, Viken sonrió atrozmente en su corazón. Su cuerpo, que parpadeaba y daba vueltas de forma errática, colapsó de repente, convirtiéndose en dos mundos donde la luz y la oscuridad se superponían. Uno de los mundos era maligno y corrupto, colmado de dolor y desesperación, y el otro era excelso y sagrado, con ángeles cantando en todas partes.
Los restos del Infierno Primigenio y Montaña Paraíso reaparecieron, formando el equilibrio anterior. A Viken le dio brevemente la sensación de pertenecer y no pertenecer a ese mundo otra vez.
Semejante transformación indicó que Viken había abandonado del todo por su cuenta. ¡Preferiría involucionar y perecer con el fin de encontrar una oportunidad de asestar un golpe crítico a Lucien, para que así él pudiera "regresar" millones de años después como la misteriosa existencia del Mundo de las Almas!