Envuelto en luz sagrada, Ell se había convertido en una esfera brillante que fue proyectaba a la séptima capa de Montaña Paraíso y se fundió en el fulgor infinito.
Natasha sacudió la cabeza sin parar, abrumada como si fuera la niña cuya madre acababa de fallecer de nuevo. Sus años de fe casi colapsaron mientras se enfrentaba a tal escena. Los años de influencia de Lucien no pudieron totalizar la conmoción y la desesperación que tenía en ese momento.
¡Los hechos eran las armas más poderosas!
Lucien, sabiendo lo que estaba pasando vagamente, logró reprimir los alocados rugidos en su cabeza. Al percatarse del semblante de Natasha, tuvo la extraña idea de repente de que debía darle a Francis un gran regalo para darle las gracias por sus contribuciones a la feliz vida de Lucien. Por supuesto, es decir, si él y Natasha pudieran sobrevivir al desastre.