El ritmo, el tono y los acentos que surgían de los tiempos se apoderaron del corazón de todos. Nadie podía esconderse de las pruebas de la vida. El tema de la sinfonía fue revelado de forma directa, sin ningún tipo de presagio o implicación.
Las trompas aparecieron antes de que se introdujera un segundo tema, simbolizando la feroz lucha entre el destino y la voluntad. Cuando el primer y el segundo tema se entremezclaron, el público experimentó una gran tensión y presión, como si estuvieran personalmente en el campo de batalla, aunque solo estaban sentados en sus asientos.