Esta persona le arrancó la copa y de inmediato le dio una nueva con vino.
Le pasaron el vaso y, sin pensar, ella decidió tomárselo, hasta el fondo.
—Ahora sí que es la chica de nuestra clase. ¡Eres mucho mejor bebedora de lo que imaginé!
Bueno, no tenía sentido hablar, ella no quería ser el centro de atención.
Su compañero también hizo un brindis, mientras se acercaba a ella. —¿Cómo viniste hoy? ¿Qué pasó con tu chico, el que tenías en la universidad?
Ese era el tipo de atención que ella odiaba. La pregunta fue realmente de mucha ayuda para que todos en el recinto decidieran mirarla enseguida.
—¡Muy bien! Casi olvido que tenías un novio en la escuela. ¿Cómo van? Eran tan dulces en ese entonces, casi nos daba diabetes con tan solo mirarlos. ¿Ya se casaron? —la chica de la clase se les unió.
—¡Ya se! Si recuerdo bien, planeaban casarse una vez que terminaran la escuela. ¡Ey, un momento! ¿Dónde está mi invitación a la boda?
El chismeo era ensordecedor a los oídos de Lu. Ella sintió más incomodidad a medida que la amargura teñía su rostro.
Ella se sirvió otra copa de vino. Las miradas de sus compañeros continuaron.
Ante la expectativa, ella movió su cabeza brevemente.
Fue un fracaso… aunque esos bellos días que estuvieron juntos una vez en meses fueron probablemente los momentos más felices de su vida.
Aquellos fueron tiempos donde él sostenía sus manos mientras paseaban bajo el florecimiento de las flores de cerezas, haciendo irritar incluso a sus compañeros, y con su mano él alcanzaba a tomar los pétalos de su cabello, con el más dulce susurro.
—No puedo esperar más. Yang, nos casaríamos después de tu graduación.
La voz vino calurosamente como la luz del sol en primavera. Era tan reconfortante…
Ella aún podía recordar el calor en sus mejillas. Era como el fuego, quemando con pasión, mientras ella ignoraba a los transeúntes alrededor del campus. —¡Bien, me casaré contigo después de mi graduación! —gritó.
Pero…bueno…antes de que ella pudiera siquiera mirar su birrete y su toga, él ya se había ido.
Mientras sentía como se anudaba su garganta con la miseria, se terminaba otra copa de vino en el recinto.
Sus ex compañeros la miraban con diferentes expresiones, con simpatía, desprecio y alegría.
Su ex novio la consentía en ese entonces. Él era ese chico muy apuesto en la escuela, con una apariencia justificada por su estatus social superior, incluso aunque nadie estuviera realmente seguro de su identidad hasta el día de hoy.
—¡Por Dios, Lu! ¿No me digas que ustedes ya no están juntos? ¿No te había advertido sobre los chicos lindos? ¡Ellos no perduran, igual que su apariencia! Entonces, ¿qué pasa contigo y conmigo? Podríamos hacer funcionar esto si quieres —su compañero rio.
—Ya deja a ese vagabundo. Yo tengo mi propia casa, mi propio auto, mi propio ingreso, ninguna de las 5C está faltando. ¿Qué tal eso? Zhaoyang, por favor, te he amado desde que íbamos a la escuela…—un esbelto compañero de ella se acercaba, haciendo su oferta mientras sus ojos codiciaban sus curvas desesperadamente.
Bueno, a diferencia de los buitres demostrando su agudeza ante ella, sus compañeras de clase estaban más interesadas en el último chisme sobre Chen y ella. Especialmente, las cuatro chicas que una vez se quedaron en el cuarto enfrente del suyo.
—Suspiro, qué pena que Lu se perdió su cajero automático andante. Pensé que pronto se convertiría en la princesa de una pudiente familia. Supongo que la abandonada fue ella, juzgando por cuán perfecto era su ex.
—Cierto. Quiero decir que ese hombre tenía esa apariencia. Esa apariencia de yo soy supremo. Probablemente, él la desechó por su inferioridad.
—Lo sabía, las mujeres no pueden sólo tener lo exterior. Su familia importa. El final podría haber sido diferente si Lu hubiese sido la princesa Mourbucks en primer lugar.