Eso la sorprendió bastante.
Era raro escuchar palabras tan emotivas provenientes de él.
Por un momento, no pudo evitar sentirse un poco extraña.
Lo miró fijamente.
El hombre la miró.
—¿Qué estás mirando? Vámonos.
—Aguanta un poco.
Tiró de su mano para llevarlo hacia su lado, ella pegó su cara hacia su mejilla, luego levantó su celular, y abrió la aplicación de la cámara.
—Ven, sonríe.
—¿Qué estás haciendo?
Ella respondió: —Sólo sonríe por una vez. Nunca nos habíamos hecho una foto juntos.
El hombre levantó una ceja.
—¡No pongas una mirada tan solemne! ¡Es aterrador! Dame una sonrisa.
El hombre se enfrentó a la lente de la cámara de forma indiferente, revelando de repente una sonrisa escalofriante.
Clic.
Mientras miraba la foto que acababa de sacar, ella levantó una ceja con aparente consternación.
—Tu sonrisa es tan malvada.
—¿Malvada?