―¡Ah! Todas esas son… ¡todas son bromas inofensivas!
―¿Oh? ¿Inofensivas? ―dijo Mu Yazhe, y lo miró con desdén. ¡Sus ardientes ojos de ave fénix salían rayos que lo cortaban!
―Esto… esto…
Qian Shaohua vaciló. ¡No pudo continuar!
Mu Yazhe gruñó. Bajando la voz, habló en un tono indiferente.
―Señor Qian, ya que usted actúa así, ¿cómo puedo estar seguro de nuestra sociedad?
Qian Shaohua quedó atónito. Claramente, ¡no esperaba que dijese eso!
Su tez se volvió pálida, y al tratar de levantar la cabeza, se encontró con la apatía en la cara magníficamente atractiva de Mu Yazhe.
―Señor Mu, ¿qué quiere decir?
¿Iba a cancelar la sociedad?
¡¿Qué broma tan insensata estaba haciendo?!
Él había puesto mucho énfasis en esa inversión. ¡Esa gran producción podría proporcionales grandes beneficios!
Una vez que pusiera su dinero, ¡podría recibir grandes ganancias!