—¡Tú! ¿No tienes consciencia? ¿Te atreviste a engañar al Hermano Feng para que lo comprara a ese precio? —exclamó la joven decidiendo confrontar a Lu Xinyi.
Ella solo se cruzó de brazos y levantó una ceja.
—Mi consciencia está limpia. Jamás la he usado.
Los tres hombres sintieron ganas de escupir sangre por su descaro. Ni siquiera negó la acusación que le hicieron.
A Lu Xinyi no le importaba lo que estos niños ricos pensaran de ella. Sabía que estaban intentando meterse con ella. Era una lástima que no se pudieran burlar tan fácilmente de una diablita como ella. Era solo un peluche que podía comprar por internet fácilmente. Este hombre era ridículo si quería comprarlo por 10.000 yuanes solo para humillarla.
—¡Me engañaste! —dijo Chang Yifeng temblando de rabia.
—Ahh... ¿sí? ¿Pensé que habías caído en tu propia trampa? —El destello travieso de sus ojos llamó su atención.