Aunque Lin Li no sabía si reírse o llorar ante esas palabras, le recordaron su acto de desnudar a los Bandidos Syer, cuando llegaron por primera vez a la Ciudad de Blackhills. Si no recordaba mal, el tipo que tenía delante fue el primero en bajarse los pantalones y el más rápido en huir...
—¿Cuál es tu nombre?
—Soy Roger, Roger García...
—Hola Roger, encantado de conocerte, —dijo Lin Li y extendió su mano sonriendo. —Ah, sí. Sólo quiero saber tu posición en los Bandidos de Syer, —le dijo al ladrón cuyos pantalones había roto una vez.
—H-hola... —tartamudeó Roger. La sonrisa de Lin Li era terriblemente horrible para él. Roger recordó que con la misma sonrisa había matado a cientos de personas antes. El recuerdo de esa magnífica flor helada le hizo temblar las rodillas.
Después de saludar a Lin Li con cautela, Roger tragó saliva con mucha dificultad. —Yo... sólo soy un líder de equipo pequeño, de alrededor de 10 hombres.