Las miradas de decenas de miles en el estadio estaban clavadas en Xia Ling.
Ella permaneció tranquila y serena bajo sus miradas y recibió el micrófono de la Hermana Mai Na.
Sigue actuando, sólo sigue —Xia Yu siguió pensando maliciosamente—. Ye Xingling, ¿qué piensas hacer ahora? ¿Fingir que se te cayó el micrófono para que deje de funcionar? No te preocupes, prepararé muchos micrófonos para ti...
Una pequeña sonrisa apareció en los labios de Xia Yu. Ya podía imaginar el devastador impacto que esto tendría para "Ye Xingling".
Sin embargo, un segundo después, su sonrisa se congeló.
Sobre el escenario, la chica de apariencia fresca que llevaba un vestido azul plateado dijo con suavidad: —Hola.
Aunque sólo era una palabra, parecía como si un rayo hubiese caído sobre Xia Yu. ¿Cómo era posible? ¿esa zorra de verdad estaba hablando? ¿no la habían envenenado para dejarla muda?
Xia Yu estaba estupefacta y palideció. Exclamó: —¿¡Puedes hablar!?