El brazalete estaba hecho de platino y tenía delicados grabados de tréboles de cuatro hojas. Cada detalle estaba hecho a la perfección. Era un diseño de un esplendor único y una sobriedad sofisticada que a cualquier chica le gustaría.
Xia Ling lo miró y luego levantó la vista. Dijo: —¿De qué se trata esto?
—Es para ti. Ganaste la carrera y todos tienen algo para ti, así que yo también —respondió Li Lei. Su tono revelaba indicios de coqueteo, como un niño tratando de obtener un dulce.
Xia Ling no sabía si debería estar riendo. Respondió: —No lo necesito.
—Tienes que aceptarlo —el Jefe Li actuaba aún más infantil ahora.
Xia Ling estaba a punto de quitarse el brazalete, pero Li Lei la detuvo.
—Sin quitárselo. Yo hasta acepté el collar.
A Xia Ling se le trabó la lengua.