Catalina sintió que daba pasos nerviosos mientras bajaba las escaleras con cuidado. El Señor Alejandro, Lady Carolina y el señor Traverse la esperaban de pie.
Cuando el señor Traverse llego a su puerta, él había venido a pedirle el favor de acompañarlo al teatro, ya que no conocía a nadie más a quien preguntarle en tan poco tiempo.
En un comienzo, Cati había rehusado, pero él la persuadió al decirle lo agradecido que estaría si ella iba.
Ella deseaba que Silvia y Elliot estuvieran aquí hoy, pero ellos habían ido al Imperio del Norte y volverían justo al día siguiente.
―Te ves encantadora ―la felicitóél con una sonrisa.
―Gracias ―murmuró Cati.
―Por el amor de dios, ¿invitaste a la sirvienta? ―se burló Lady Carolina con una carcajada―. Como diría nuestro padre, tú no eres un Barton. Tú…
―Nunca he tratado de serlo ―dijo él, y le dio una sonrisa fría que dio a entender que se callara de momento.