Al cabo de un rato, Luo Yuan entró de nuevo en la sala de control central.
No había nadie a cargo de las operaciones. La plataforma de operación cuadrada gigante todavía estaba funcionando, y en la pantalla tridimensional, había imágenes y fuentes siempre cambiantes.
Luo Yuan agarró el mango del cuchillo pero no hizo nada con él. Esta era una nave espacial completa e intacta. Cuando entró, no pretendía dañarlo. Ahora, todavía podría funcionar como de costumbre. Una nave espacial que podía entrar en las profundidades del universo habría significado mucho para los seres humanos. Era el último retiro de la humanidad.
Sin embargo, había un cierto riesgo en mantenerla, por lo que Luo Yuan planeaba destruirla. Suspiró, y lentamente sacó su espada.
En este momento, una voz melodiosa hizo eco en la sala de control: —Querido y poderoso ser humano, no hagas esto.